16/12/13

Pisa 2012: duro golpe para los emergentes latinoamericanos

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Crédito de la imagen: Secretaría de Educación Pública, México

De un vistazo

  • De los 65 países evaluados por el examen PISA 2012, los 7 latinoamericanos se ubicaron entre los lugares 51 a 65
  • Los pobres resultados afectan desde las cuestiones sociales más básicas hasta los índices económicos más disputados
  • Es urgente innovar en educación si se quiere innovar en ciencia, dice Carla Almeida

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Desempeño en evaluación mundial de educación revela peligroso desbalance entre crecer y formar ciudadanos, dice Carla Almeida.
 
Esta columna se estrenó en enero de este año abordando el desafío de formar investigadores para impulsar la ciencia en América Latina. Irónicamente, la columna termina 2013 con una reflexión sobre la importancia de la educación básica para el pleno ejercicio de la ciudadanía en cualquier parte del mundo, incluyendo la región.
 
La motivación vino de la divulgación y amplia repercusión a principios de mes de los resultados del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), que en su edición más reciente, de 2012, se centró en las matemáticas, cubriendo también a la ciencia y la lectura. Como principal termómetro de la educación mundial, la investigación pinta un cuadro febril de la educación en América Latina.
 
De los 65 países y economías evaluadas, Chile es el latinoamericano menos mal colocado, ocupando el puesto 51, mientras que Perú figura último. En el medio se encuentran México, Uruguay, Brasil, Argentina y Colombia. Además del mal rendimiento en las pruebas de las tres áreas —aplicadas a 510.000 estudiantes de 15 años— los estudiantes de la región presentaron la mayor discrepancia de notas, desigualdad de género y asociación entre estatus socioeconómico y desempeño.

“Los resultados de las pruebas exponen una vieja y triste realidad: el olvido de los países de América Latina de su educación básica, empezando por el desprestigio que tienen los profesores de este nivel de enseñanza”.

Carla Almeida

Las economías asiáticas destacaron en los primeros lugares, desbancando a países muy reconocidos por su excelencia educacional, como Finlandia, Suiza y Holanda. Shanghai (China) tuvo los mayores puntajes en las tres disciplinas. Singapur, Hong Kong (China), Corea del Sur, Macao (China) y Japón también destacan entre los mejores evaluados en cada área.
 
Problemas crónicos
 
La pregunta que surge es: ¿sorprende el pobre desempeño de América Latina en Pisa en 2012? Por un lado, yo diría que sí. Después de todo, la región alberga potencias emergentes como Brasil y México. Además, los países han aumentado considerablemente sus esfuerzos y recursos en ciencia y tecnología. Perú, incluso, acaba de anunciar que triplicará su presupuesto anual de CyT [1].
 
Por otra parte, los resultados de las pruebas exponen una vieja y triste realidad: el olvido de los países de América Latina de su educación básica, empezando por el desprestigio que tienen los profesores de este nivel de enseñanza. En su mayoría son mal remunerados y trabajan en condiciones lejos de las ideales, lo que ciertamente desalienta al profesional y tiene un efecto negativo en el ambiente de enseñanza y el desempeño de los alumnos.
 
La lógica torpe detrás de la enseñanza tradicional, que se basa en la transmisión del conocimiento descontextualizado y estimula más la rutina que la reflexión y el razonamiento, es también un problema. Es natural, por tanto, que haya, en el proceso educativo, desánimo y falta de compromiso de los estudiantes, requisitos esenciales para un buen rendimiento.
 
La situación es aún peor en la enseñanza de la ciencia. En general, hay muy pocas escuelas que tienen laboratorios y espacios para actividades prácticas, fundamentales para la aproximación del alumno con el empirismo científico. Además, los planes de estudio de estas disciplinas son a menudo fragmentados y obsoletos, dejando fuera del salón de clases los grandes temas de la actualidad. Los libros didácticos, a su vez, refuerzan estas deficiencias y tienden a reprimir incluso al profesor.
 
No llega a sorprender, por tanto, que falten jóvenes interesados ​​en la carrera científica. Pero el problema va más allá de cuestiones profesionales. La enseñanza inadecuada de la ciencia y las matemáticas, temas complejos pero que permean fuertemente nuestra vida cotidiana, genera en los jóvenes una repulsión hacia estas disciplinas, lo que acaba impidiendo su debida comprensión y afecta fuertemente su desempeño en pruebas como PISA.
 
Estos y otros problemas en la educación básica latinoamericana son crónicos y tienen efectos a largo plazo, que no solo se reflejan en los malos resultados en pruebas internacionales. Ellos repercuten en prácticamente todos los aspectos de la vida en sociedad, desde las cuestiones sociales más básicas hasta los índices económicos más disputados.
 
Hoy vemos países emergentes que priorizan la educación temprana cosechando los frutos de sus inversiones. Además de asumir el liderazgo en los exámenes internacionales, sus índices científicos y económicos se disparan. Son países que forman cada vez más científicos e ingenieros, registran muchas patentes, innovan, en fin, todo lo que estamos buscando intensamente.
 
Cambios radicales
 
Muchas autoridades latinoamericanas vinculadas al área de la educación lamentaron los resultados del examen, reconocieron su parte de culpa y demostraron disposición para actuar con medidas más contundentes. Esto, por sí solo, es ya un paso importante.
 
Concretamente, algunos países de la región han invertido más fuertemente en actividades relacionadas con la educación científica. Brasil, por ejemplo, promueve olimpíadas de ciencia, astronomía y matemática, eventos que en los últimos años han ido ganando grandes espacios y conquistando la simpatía de las autoridades. Las semanas de la ciencia también han movilizado a un gran contingente de personas en torno a iniciativas de campo en México, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Colombia y Brasil.
 
Sin embargo, a pesar de ser muy importantes, más que el reconocimiento será necesario el compromiso y las acciones puntuales para cambiar el rumbo de la educación básica en América Latina.
 
El caso es tan complejo que ni siquiera el necesario aumento de los recursos destinados al área resolverá por sí solo los abundantes problemas. Si el objetivo es en realidad preparar ciudadanos para vivir en el mundo moderno, como quieren los organizadores de Pisa, los cambios tendrán que ser radicales.
 
Necesitamos con urgencia innovar en educación, para un día, quién sabe, innovar en la ciencia, como tanto quieren los gobernantes.

Carla Almeida

Carla Almeida es periodista brasileña especializada en ciencia e investigadora en las áreas de divulgación científica y comprensión pública de la ciencia. Ha colaborado con SciDev.Net desde 2005. 

 

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