04/11/22

Agenda COP27 debe incluir negociaciones de compensación

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Los países más vulnerables al cambio climático afrontan desastres meteorológicos extremos y amenazas a largo plazo. Crédito de la imagen: UN Photo/Eskinder Debebe, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.0)

De un vistazo

  • Países ricos deben asumir su responsabilidad por daños irreversibles de altas emisiones
  • Pero financiamiento de pérdidas y daños está “muy atrasado”, según presidente de la COP27
  • Países en desarrollo tienen altas expectativas sobre la COP27 en África

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Las compensaciones por los impactos climáticos irreversibles deberían liderar las negociaciones de la cumbre climática de la ONU a celebrarse del 6 al 18 de noviembre en Egipto, dicen defensores.

En los meses posteriores a la conferencia climática de la Organización de las Naciones Unidas de 2021 en Glasgow (Escocia), los países en desarrollo se vieron afectados por olas de clima extremo: inundaciones, incendios y sequías mataron a miles, desplazaron a millones y causaron daños incalculables a sus economías y sistemas alimentarios.

Las comunidades que soportan la peor parte de este caos climático son las menos responsables de las emisiones que están elevando las temperaturas globales. Y dicen que ya es hora de que los países ricos asuman su responsabilidad.

Las compensaciones por pérdidas y daños —el daño irreversible causado por el cambio climático, que no se puede adaptar ni mitigar— concitaron atención, como nunca antes, en la COP26. En la COP27 de este año, los líderes de los pequeños estados insulares y países menos desarrollados están decididos a continuar presionando por una compensación.

“La convención ya tiene un grado de confianza muy frágil; los países en desarrollo tienen muy poca confianza en el proceso. Si  no se logra tener un mecanismo de pérdidas y daños en los acuerdos, esa falta de confianza en los compromisos de los países desarrollados se reducirá aún más”.

Sandra Guzmán, directora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC)

“Los países en desarrollo y vulnerables están siendo empujados a crisis más profundas de seguridad alimentaria, pobreza energética y crisis de la deuda, que se sustentan en el legado extractivo colonial”, dijo a SciDev.Net Sindra Sharma, responsable de política global en Climate Action Network (CAN).

Más de 400 organizaciones no gubernamentales firmaron una carta abierta de la CAN —una red de 1.500 organizaciones en 130 países— que exhorta a los gobiernos a incluir el financiamiento de pérdidas y daños en la agenda de la COP27.

Las pérdidas y los daños están en la agenda provisional, pero a los defensores les preocupa que los líderes mundiales encuentren nuevas formas de impedir un acuerdo sobre apoyo financiero para los países de ingresos bajos y medios que están en la primera línea climática.

Los países ricos bloquearon una propuesta en la COP26 para la creación de un organismo de financiamiento de pérdidas y daños, optando en su lugar por un nuevo “diálogo” para continuar las discusiones sobre la financiación, ya que buscan evitar la responsabilidad legal por sus emisiones históricas y las reclamaciones de compensación relacionadas.

Sandra Guzmán, fundadora y directora global del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), precisa que las pérdidas y daños “siempre han sido un tema tabú, del que nadie quiere hablar”, porque en muchos casos tiene que ver con la dificultad de entender cómo tratarlo, pero que se retomó como tema central en la COP26, aunque sin llegar a un acuerdo específico.

Sin embargo, reconoce que no hay un consenso sobre el mecanismo a adoptarse porque si bien algunos países hablan de una facilidad, otros, como el Foro de Países más Vulnerables, prefieren un enfoque más programático, “es decir que todos los países se comprometan a que de su financiamiento, una parte central vaya a pérdidas y daños”.

La Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, por ejemplo, aboga desde hace mucho tiempo por un fondo intergubernamental dedicado a ayudar a los países vulnerables a recuperarse de los desastres climáticos extremos y las amenazas a largo plazo

La financiación debe proporcionarse bajo la forma de subvenciones, en vez de préstamos que aumentarían la carga de la deuda de los países en desarrollo, y debe sumarse a cualquier ayuda oficial al desarrollo, de emergencia o compromisos existentes para la mitigación climática y la financiación de la adaptación, subraya la carta abierta de la CAN.

Pero más allá de las diferentes visiones, Guzmán dice a SciDev.Net que “lo que se ha establecido como una máxima es que sí o sí tiene que haber financiamiento para pérdidas y daños”. Esto significa una compensación por la cual un país que tenga un evento adverso, como una sequía o una inundación, pueda recibir una compensación financiera por lo que este fenómeno le va generar en cuanto a pérdidas.

Mientras algunos países padecen inundaciones, otros afrontan severas sequías. Crédito de la imagen: UN Photo/Evan Schneider, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.0).

Daño climático

Entre 2019 y 2020, alrededor del 90 por ciento del financiamiento climático se destinó a mitigación —generalmente usada por los países ricos para desarrollar energías más ecológicas—, mientras que poco más del 7 por ciento se destinó a adaptación. Esta acción es utilizada con mayor frecuencia por los países más pobres para encontrar formas de convivir con el clima cambiante, según una investigación de la Iniciativa de Política Climática, organización sin fines de lucro para el análisis y asesoramiento.

Guzmán precisa que en el contexto de las discusiones sobre la nueva meta de adaptación, uno de los principales elementos, desde la COP26, ha sido aumentar el financiamiento para adaptación. “Pero incluso aunque se duplique, seguirá estando muy por debajo de la mitigación”, subraya.

“De hecho, se señala que si quisiéramos equilibrar el financiamiento para ambos se tendría que invertir diez veces más para adaptación que para mitigación. Y definir este tema es muy importante porque estamos en vísperas de la discusión sobre la nueva meta colectiva y cuantificable de financiamiento climático que tiene que establecerse hacia finales de 2024 para entrar en vigor en 2025. Tenemos que discutir cuál va a ser esa meta”, puntualiza.

La experta en financiamiento climático recuerda que la meta de US$ 100 mil millones que los países ricos con altas emisiones se comprometieron a aportar anualmente a los países en desarrollo para mitigación y adaptación, es insuficiente y no se ha cumplido. “Las necesidades mínimas son de aproximadamente US$ 500 mil millones anuales y sobre esa base deberíamos estar discutiendo”, dice.

Investigadores del Centro Vasco de Cambio Climático, una organización de investigación no lucrativa adscrita a la Universidad del País Vasco, ha estimado que los países en desarrollo necesitarán hasta US$580 mil millones al año para 2030 con el fin de cubrir los costos de pérdidas y daños.

“Para estar en sintonía con los principios de la justicia climática, el financiamiento de pérdidas y daños debe hacerse de una manera que ponga en el centro a las necesidades de las comunidades vulnerables y marginales y les dé mucha libertad y poder de decisión sobre cómo usar el dinero para satisfacer sus necesidades”, señaló a SciDev.Net Zoha Shawoo, científica asociada del Instituto de Ambiente de Estocolmo, organización internacional sin fines de lucro.

Y Guzmán advierte que de no llegarse a un acuerdo sobre pérdidas y daños, la confianza de los países más vulnerables “que ya está muy herida, podría profundizarse y eso generaría un problema general en la implementación y en el propio comportamiento de los acuerdos establecidos en el Acuerdo de París”.

El ministro de Asuntos Exteriores de Egipto y presidente de la COP27, Sameh Shoukry, afirmó en un blog que aunque la financiación de pérdidas y daños es “polémica”, no se puede lograr una agenda climática mundial creíble sin ella.

“Ya es hora de abordar las pérdidas y daños masivos causados por el cambio climático que sufren las personas que menos han contribuido a causarlo”, escribió Shoukry en el blog publicado el 14 de octubre.

La ministra de Ambiente de Chile, Maisa Rojas, y la enviada especial de Alemania para el clima, Jennifer Morgan, han recibido el encargo de Egipto de encontrar la manera de incluir las pérdidas y los daños en la agenda oficial de la cumbre. (Ver: “Mientras más mitigación realicemos, menos pérdidas y daños tendremos”)

Sin embargo, Sharma, de la CAN, sigue siendo escéptica ante las afirmaciones de que los países más poderosos —incluyendo Estados Unidos y la Unión Europea—, que rechazaron las peticiones de un mecanismo de pérdidas y daños en la COP26, se comprometan a abordar esos temas este año.

Y añade: “Egipto tiene que llevar el argumento moral a un nivel superior y recordarles a los países ricos que su incapacidad para actuar con rapidez en la mitigación, para mantener sus promesas sobre la financiación climática y el equilibrio de financiación de la adaptación en particular, ha causado aun más pérdidas y daños”.

“La convención ya tiene un grado de confianza muy frágil; los países en desarrollo tienen muy poca confianza en el proceso. Si no se logra tener un mecanismo de pérdidas y daños en los acuerdos esa falta de confianza en los compromisos de los países desarrollados se reducirá aún más”, advierte Guzmán.

Este artículo forma parte de nuestro especial: Los retos de la COP 27

Este artículo fue producido por la edición global de SciDev.Net y contiene reporteo adicional de la edición de América Latina y el Caribe