“Mientras más mitigación realicemos, menos pérdidas y daños tendremos”

“Fue un gran honor para mí aceptar esta invitación y ayudar a guiar esta discusión sobre pérdidas y daños junto a Jennifer Morgan, actual comisionada del clima de Alemania”, es lo primero que señala Maisa Rojas, ministra del Medio Ambiente de Chile en esta entrevista exclusiva con SciDev.Net, en referencia a su reciente designación como facilitadora de las negociaciones sobre uno de los temas cruciales de la COP27 que comienza el 6 de noviembre en Egipto.

“Pérdidas y daños es un tema muy sentido y donde hay muchas expectativas, por lo que espero ser un aporte para que los países logren acordar una agenda común”, añade.

Climatóloga, con un doctorado en física de la atmósfera y especializada en modelos climáticos, su designación coloca a la región de América Latina y el Caribe en una situación expectante para lograr avances en un tema complejo que tiene que ver con la financiación para los países más vulnerables a los efectos irreversibles del cambio climático. Su tarea será ardua porque, como ella misma reconoce, basta que solo un país se oponga a lo propuesto para que fracase la negociación.

¿Cuáles son los principales obstáculos que avizora para lograr que las negociaciones sobre pérdidas y daños lleguen a acuerdos concretos y no sean solo promesas, como ocurrió en la COP26?

Primero, me gustaría hacer un alcance. En la COP26 sí se avanzó en cosas concretas sobre pérdidas y daños. Por ejemplo, respecto de la Red de Santiago –que surgió en la COP25 de Chile para desarrollar enfoques técnicos y herramientas entre gobiernos, agencias de la ONU, agencias multilaterales y ONG para evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños– se logró establecer sus funciones, con las cuales los países en desarrollo quedan bastante satisfechos. También se decidió que esta red tendría financiamiento para su funcionamiento, lo que fue bueno, porque no se esperaba lograr esto último en el acuerdo.

Lo que no se logró en la COP26 fue establecer un fondo dedicado a pérdidas y daños, que era la propuesta de los países del G77&China, y en su lugar se estableció el diálogo de Glasgow para discutir respecto de finanzas para pérdidas y daños y revisar cuáles son las brechas.

“El apoyo financiero requerido para pérdidas y daños es de billones de dólares y se estima en trillones por año en las décadas por venir. Las pérdidas y daños van creciendo conforme aumentan los impactos y su severidad”.

Maisa Rojas, ministra del Medio Ambiente de Chile y facilitadora de las negociaciones sobre pérdidas y daños en la COP27

Crédito de la imagen: Cortesía del Ministerio del Medio Ambiente de Chile para SciDev.Net

Este es un tema sumamente complejo, donde se cruzan, por un lado, los intereses de países desarrollados, que son grandes emisores y que, de acuerdo con la convención, son quienes debieran otorgar financiamiento (países donantes, que se encuentran listados en el anexo II del texto de la CMNUCC de 1992). Por otro lado, los países en desarrollo (G77&China), entre los cuales también hay grandes emisores, y países de alto ingreso, que sin embargo no están en esa categoría de donantes, por lo que se crea un conflicto de interés.

El apoyo financiero requerido para pérdidas y daños es de billones de dólares y se estima en trillones por año en las décadas por venir.  Las pérdidas y daños van creciendo conforme aumentan los impactos y su severidad.

Además del cruce de intereses que ha mencionado, ¿qué es lo más complejo en las negociaciones en sí?

1. De dónde vienen estas finanzas: si se quiere que sean predecibles y permanentes y en las grandes cantidades que se requieren, considerando los impactos presentes y futuros.
2. Qué países podrían acceder a estas finanzas, considerando el escenario anteriormente expuesto.

En este punto debemos recordar que las decisiones en la COP se toman por consenso, lo que quiere decir que basta que solo un país se oponga a lo propuesto para que fracase la negociación.

Si bien ahora esas negociaciones están incluidas en la agenda provisional, ¿qué hace falta para que se integren a la agenda oficial?

Todos los países deben acceder a aprobar el ítem de agenda propuesto para que se acepte en la agenda final que negociaremos en la COP. La propuesta actual para este ítem de agenda es “Asuntos relacionados con arreglos de financiación para abordar pérdidas y daños”.

Se está hablando que se cambie un poco el lenguaje de la propuesta para hacerlo más general, ya que la palabra ‘abordar’ se entiende que se refiere a las acciones después de acontecidas las pérdidas y daños.

En la Convención se trabaja también en evitar y minimizar estas pérdidas y daños antes de que ocurran. Por lo tanto, se está discutiendo con los grupos de negociación para llegar a un acuerdo en este sentido.

¿Qué debería incluir un mecanismo de compensación de pérdidas y daños para que sea realmente efectivo y funcione en la práctica?

Es necesario aclarar que no se busca un mecanismo de compensación con el ítem de agenda propuesto. Lo que se busca es un fondo o un arreglo financiero, para que los países puedan presentar proyectos para pérdidas y daños, por ejemplo, proyectos de reconstrucción, rehabilitación y otros. No son compensaciones lo que se busca.

Ahora, para que esto funcione en la práctica hay que decidir sobre el mejor arreglo, que no caiga en la burocracia de otros fondos existentes, que se usen lecciones aprendidas que ya tenemos en la Convención para que este nuevo arreglo sea lo suficientemente eficiente en proveer finanzas, con los resguardos que deben incorporarse para asegurar su transparencia y buen funcionamiento.

Adicionalmente, un eventual fondo para pérdidas y daños en la Convención debe estar en armonía con otras finanzas fuera de la Convención, como, por ejemplo, la ayuda humanitaria y otras iniciativas multilaterales, y también con finanzas que pueden provenir del sector privado o filántropos.

Todo esto debe considerarse cuando hablamos de financiamiento para pérdidas y daños, para que funcionen los flujos financieros, que sumen entre ellos y no dupliquen esfuerzos y que los países puedan acceder con rapidez a ellos.

Pero en lo que respecta a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), esta debiera hacerse cargo de su parte en el tema y definir un arreglo financiero acorde.

De no lograrse un acuerdo en ese sentido, ¿podría hablarse de un fracaso de la COP27?

Eso depende del resultado específico. Por ejemplo, podríamos no lograr tener este mismo año un arreglo financiero o un fondo establecido, pero sí lograr una decisión con los siguientes elementos:

• Reconocimiento de que existe la necesidad del arreglo financiero bajo la CMNUCC.
• Establecer un acuerdo para crearlo en el corto plazo, definir hitos a alcanzar y las acciones necesarias que se deben realizar en los próximos años.
• Establecer un período máximo para su implementación, por ejemplo, de aquí a la COP en 2023 o 2024.

Con estas condiciones podremos decir que no fue un fracaso.

También se debe mirar esto en el contexto general de la COP, donde no solo se habla de pérdidas y daños, también de adaptación y mitigación y de finanzas para ambos.

Entonces, hay que evaluar considerando todos estos temas. Por ejemplo, es muy importante aumentar la ambición en mitigación, evitar los aumentos de temperatura más allá de 2°C e incluso apuntando a no sobrepasar los 1,5°C, porque esto es lo que finalmente determinará las pérdidas y daños futuros. Mientras más mitigación realicemos, menos pérdidas y daños tendremos.

No hay que perder el foco en este sentido: debemos exigir a los países, especialmente a los grandes emisores, comprometerse con la mitigación también.

Este artículo es parte de nuestro especial: Los retos de la COP27

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net