10/11/21

COP26: Financiamiento climático de norte a sur no es altruismo, es justicia

COP26 financiamiento
El financiamiento climático ha sido uno de los temas de discusión en la COP26, en Glasgow. Crédito de la imagen: Kiara Worth/UN Climate Change/Flickr, bajo licencia Creative Commons 2.0

De un vistazo

  • El financiamiento climático debe responder a la deuda ecológica del norte al sur, plantean ambientalistas
  • El financiamieno prometido por parte de países desarrollados no se ha concretado
  • Demandan que la degradación en países en desarrollo ha sido, en buena medida, generada por los países más ricos

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Glasgow, Reino Unido. Por Aleida Rueda, enviada especial de SciDev.Net a la COP26.

En días en que la COP26 busca definir la forma en la que países desarrollados dirigirán recursos a la mitigación y, sobre todo, a la adaptación frente al cambio climático en países más vulnerables, diversos representantes de países en desarrollo ponen el énfasis en que esa responsabilidad va más allá de dar dinero a los países pobres.

Parte de los debates están centrados en los US$ 100 mil millones que más de 40 países desarrollados prometieron dirigir desde 2009 a los países en desarrollo para que pudieran invertir en estrategias de mitigación y adaptación. Esa promesa no solo no se cumplió en 2020, sino que en la COP26 de Glasgow los mandatarios han advertido que podría demorar hasta 2023.

Algunos activistas y abogados ambientales presentes en la cumbre ven en ello una falta de compromiso, pero sobre todo ponen en relieve algo que consideran más importante: que los países desarrollados no asuman su responsabilidad respecto al modelo de desarrollo que genera la degradación en los territorios más vulnerables, sobre todo, en el Sur.

“No son donaciones altruistas. Se trata de justicia (…) La situación actual del mundo no ocurrió de un día para el otro. Llevamos casi un siglo de degradación en términos ecológicos, guiada, sobre todo, por los intereses de los países desarrollados”, dijo a SciDev.Net, desde Glasgow, Emilio Spataro, licenciado en gestión ambiental e integrante del equipo de biodiversidad de la Fundación Avaaz.

“Urgimos a los Estados a que, con base en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, incrementen sus compromisos financieros climáticos a partir de un enfoque de equidad y de justicia social”.

Gabriela Burdiles, Corporación Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA)

“El Norte ha logrado su desarrollo económico, social, con base en la expoliación y saqueo de nuestros territorios, desde la colonización y la conquista”, opinó a SciDev.Net el abogado ambientalista argentino Enrique Viale. Por eso, una demanda propone que el financiamiento climático de los países en desarrollo, incluidos varios latinoamericanos, tenga como base esa historia de explotación desigual.

“Tenemos claro que los efectos del cambio climático y de la degradación ambiental resultan particularmente graves para aquellas poblaciones que están en situaciones de vulnerabilidad o de discriminación histórica y que, sin embargo, contribuyen muy marginalmente a las emisiones de efecto invernadero”, dijo la abogada chilena Gabriela Burdiles, de la ONG Corporación Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA), en una sesión del 6 de noviembre en la COP26.

Por eso, “urgimos a los Estados a que, con base en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, incrementen sus compromisos financieros climáticos a partir de un enfoque de equidad y de justicia social”, afirmó Burdiles.

Algunos mandatarios latinoamericanos, como los de Argentina, Colombia y Ecuador, han planteado que parte de ese financiamiento puede ser en forma de canje de deuda externa, es decir, el intercambio de acciones climáticas por reducción en la deuda, que para esos países representa actualmente US$269 millones US$158 millones y US$63 millones, respectivamente.

Pero para diversos especialistas, si bien esa estrategia puede ser una forma de impulsar acciones climáticas en la región, el concepto de deuda no puede reducirse a un tema exclusivamente financiero.

“Las deudas externas son bastante perversas, pues funcionan como disciplinadores económicos. Nuestros países pueden pensar: necesito más extractivismo, más minería, más petróleo, para conseguir los dólares para poder pagar la deuda. Es un círculo vicioso”, dijo Viale.

“En los países latinoamericanos muchas organizaciones sociales, ambientales, campesinas, indígenas, venimos planteando que hay una deuda histórica, una deuda que es ecológica y popular, para con la naturaleza y para las comunidades que en ella viven. Esto se sintetiza en ‘la deuda no es con los gobiernos, es con nosotros’”, advirtió Spataro.

Para ellos, la deuda ecológica es un concepto mucho más amplio que la financiera, porque permite entender otra forma de quién realmente le debe a quién, desde cuándo y cómo se debería pagar. Ese es el debate que esperan que se dé a partir de esta COP.

Pero además, existe una deuda climática. Según un análisis de Carbon Brief, de 1850 a 2021 Estados Unidos, China y Rusia han sido los países que han emitido más toneladas de dióxido de carbono a partir de la quema de combustibles fósiles.

“Los países del Norte tienen 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y no son 80 por ciento de la población global”, dijo Viale. Por lo tanto, “esos países nos tienen que ayudar a salir del problema en el que ellos nos pusieron”, enfatizó.