12/05/21

Usuarios de plantas medicinales con poco conocimiento específico

File source: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pimpinella_anisum.jpg
Un estudio en Brasil encontró que el anís es una de las especies más utilizadas como planta medicinal para tratar dolencias en niños. En muchos casos no se tiene presente la dosis exacta para el uso de estas plantas. Crédito de la imagen: Thamizhpparithi Maari/Wikimedia Commons, bajo licencia Creative Commons 4.0

De un vistazo

  • Estudio en un poblado de Brasil analizó el modo de uso de plantas medicinales en niños
  • Halló en muchos casos desconocimiento de la importancia de la dosis adecuada para el uso seguro
  • También detectó usos de plantas medicinales que no coincidían con la literatura científica

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

Estudio en un poblado de Brasil evidenció que la mitad de las personas que usaron plantas medicinales para tratar dolencias en niños no tuvo presente las dosis exactas y referenció unidades como un puñado, y un tercio de ellos asociaron la fitoterapia con medicamentos convencionales.

Según señalan los investigadores en el trabajo, disponible online en Brazilian Journal of Biology, la posible toxicidad que podría derivar de la falta de estandarización en la dosificación de las plantas medicinales y del uso concomitante con otros tratamientos son aspectos que requieren mayor atención para garantizar el correcto seguro de la fitoterapia.

El estudio se basó en el análisis de una población asistida en un centro de atención primaria de la salud en Maceió, considerado como centro de referencia en pediatría por las localidades adyacentes. Allí, a lo largo de 12 meses, de una muestra de 176 personas, 96 por ciento informó el uso de 177 aplicaciones terapéuticas de 54 tipos de plantas medicinales para aliviar síntomas o tratar enfermedades infantiles.

Entre las especies más usadas destacaron el anís (Pimpinella anisum) en 11 por ciento de los casos; el boldo (Peumus boldus), 10 por ciento; la menta de hoja fina (Mentha x villosa), 9,8 por ciento; la piña (Ananas comosus), 9,4 por ciento; menta (Mentha arvensis), 8,2 por ciento; bálsamo de limón (Lippia alba), 6,7 por ciento; ajo (Allium sativum), 6,2 por ciento; capim santo (Cymbopogon citratus), 5,2 por ciento; aroeira (Myracrodruon urundeuva), 3,8 por ciento y jengibre (Zingiber officinalle), 3 por ciento.

“La concordancia entre el uso popular de 35 especies de plantas medicinales realizado en esta comunidad y los datos de la literatura científica indican la importancia de los relatos y experiencias populares como soporte para el desarrollo científico en fitoterapia”.

Cynthia Freire, Universidad Federal de Alagoas

Al investigar la relación existente entre los usos referidos y la información disponible en la literatura científica, los autores encontraron que fueron coincidentes en alrededor del 62 por ciento de los casos y difirieron en el 21,5 por ciento, en cuanto a la parte de la planta empleada o el modo de administración. En tanto, en casi el 17 por ciento de los usos citados se trató de nuevas formas terapéuticas, relacionadas con 21 especies de plantas, de los que no se hallaron registros científicos.

“La concordancia entre el uso popular de 35 especies de plantas medicinales realizado en esta comunidad y los datos de la literatura científica indican la importancia de los relatos y experiencias populares como soporte para el desarrollo científico en fitoterapia. También demuestran que gran parte de lo que se sabe sobre el tratamiento con plantas proviene del conocimiento popular”, dice el estudio, liderado por Cynthia Freire, de la Universidad Federal de Alagoas.

En tanto, para Pablo Pellegrini, del Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología (IESCT) de la Universidad Nacional de Quilmes, “el estudio genera una tensión entre saberes tradicionales y científicos.

“Que un grupo de personas utilice unas plantas medicinales de forma distinta a como dice la literatura científica, ¿indica que esa población desconoce la literatura científica acerca del uso correcto de esas plantas, o que la literatura científica desconoce que puede haber otros usos correctos de las plantas?”, dijo a SciDev.Net.

Por otro lado, Pellegrini estimó que antes de afirmar que la población está desinformada acerca de los usos apropiados, es necesario contextualizar de dónde vienen los conocimientos de los usuarios en relación a las plantas medicinales.

“Aquellos que se inscriben en tradiciones antiquísimas de poblaciones originarias tienen un conocimiento experto sobre el uso de esas plantas, aun cuando sea por fuera de las prácticas científicas. Sin embargo, también puede ocurrir que algunos miembros de esas comunidades, acaso desarraigados o inmersos en procesos de transculturación, las empleen de modos distinto al habitual, manifestándose las propiedades tóxicas de las plantas”, señaló.

Marcelo Wagner, director del Museo de Farmacobotánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, opina que la investigación es una pequeña muestra de lo difícil que resulta estudiar las plantas medicinales en comunidades tan culturalmente complejas, como la latinoamericana.

“Si bien el sistema de salud oficial trata de acercar los usos y costumbres de las comunidades, existe una histórica lucha por lograr que la medicina científica sea hegemónica”, dijo Wagner a SciDev.Net.

“En la actualidad, donde muchas enfermedades letales han pasado a cronificarse, necesitamos lograr mejores medicamentos. Para ello, necesitamos innovar en los modelos farmacológicos vigentes y pensar en nuevas opciones que incorporen los complejos productos naturales”, afirmó.

> Enlace al estudio en Brazilian Journal of Biology