25/11/22

Biotecnólogos contra la desinformación sobre transgénicos

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Para mucha gente los productos transgénicos tienen una connotación negativa, aun cuando haya evidencia suficiente de sus beneficios y seguridad. Crédito de la imagen: Neil Palmer/CIAT, bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 2.0)

De un vistazo

  • Hay una percepción negativa generalizada sobre transgénicos
  • La consecuencia es que la población rechace beneficios biotecnológicos
  • La comunidad científica impulsa esfuerzos de divulgación para evitar la desinformación

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¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando escuchas la palabra “transgénico”?

Esa es la pregunta que el biotecnólogo mexicano Enrique Galindo suele hacer para comprobar su hipótesis: que la palabra “transgénico”, aunque es un término muy preciso, para la mayoría de la gente tiene una connotación negativa.

“Se debe a que organizaciones que tienen un considerable impacto mediático siempre la han asociado con ‘amenaza’, ‘dañino’ y ‘perjudicial’”, me contó Galindo cuando le pregunté por qué creía que existía esa percepción.

Ambos participamos como ponentes en el Seminario de Comunicación de la Ciencia que se llevó a cabo como parte de la décima edición de Latin Food, Congreso sobre Ciencia de Alimentos, Biotecnología y Seguridad, organizado por la Asociación Mexicana de Ciencia de Alimentos A. C. (AMECA), en la ciudad de Puebla, México, del 16 al 18 de noviembre.

El Seminario de Comunicación de la Ciencia fue parte de la décima edición de Latin Food, Congreso sobre Ciencia de Alimentos, Biotecnología y Seguridad, en la ciudad de Puebla, México. Crédito de la imagen: Latin Food 2022.

Como biotecnólogo y divulgador, Galindo también me dijo que la percepción negativa a los organismos genéticamente modificados (en particular, las plantas transgénicas) se debe a “la abundante desinformación que existe al respecto, a los intereses comerciales que se asocian a ellos y a la desconfianza que se tiene sobre las empresas transnacionales”.

Uno de los mensajes que intenta difundir la comunidad científica especializada en biotecnología es que los organismos transgénicos son una de las herramientas más importantes de la biotecnología moderna. No solo hay una importante cantidad de evidencia de que son inocuos tanto para el humano como para el ambiente, sino que son los alimentos más vigilados y supervisados en términos de inocuidad y seguridad.

Pero permear ese mensaje entre la población es un desafío. En su ponencia, Galindo mostró algunos ejemplos de titulares que desde hace décadas han aparecido en periódicos de México: “Transgénicos hasta en la sopa”, “Frankenfood ¡Fuchi!”, “Causan cáncer los transgénicos”, “El maíz transgénico esteriliza la tierra”.

Muchos de los especialistas reunidos en Puebla coincidieron en que nadie gana con este tipo de información, que demoniza en lugar de explicar los avances y desafíos de la transgénesis. “Creo que el árbol de los transgénicos no ha dejado ver el amplio bosque de la biotecnología”, dijo Galindo.

La consecuencia es que el público no acepte los productos biotecnológicos, aun cuando haya evidencia suficiente de sus beneficios y seguridad. Por ejemplo, gracias a la biotecnología es posible tener una mayor calidad nutricional de alimentos y un menor consumo de pesticidas de síntesis química que son dañinos para la salud y el ambiente.

“Incluso la insulina, que se necesitan inyectar los diabéticos, es un producto transgénico que permitió que se sustituyera la insulina aislada del páncreas de cerdos por una idéntica a la humana, que ahora se produce en cultivos bacterianos en fermentadores, bajo altas normas de calidad”, explicó Galindo.

El experto no es el único que manifestó su preocupación en el evento. Desde su primera edición, Latin Food se ha dedicado a exponer avances en el terreno biotecnológico y científico sobre alimentos, pero esta vez la preocupación respecto a la desinformación los llevó a incluir, como parte del congreso, un seminario titulado: ¿Por qué importa comunicar la ciencia?

“Queremos que las personas tengan información de calidad sobre qué comer y derribar mitos infundados sobre el uso de la biotecnología”, dijo Rosamaría Rodríguez Jasso, presidenta de AMECA al presentar el seminario.

La necesidad de comunicar mejor fue una de las preocupaciones generalizadas entre varios de los asistentes, que preguntaban ¿cómo cambiamos esa connotación negativa?, ¿cómo nos comunicamos con quienes toman decisiones?, ¿cómo llegamos a la sociedad?

“Queremos que las personas tengan información de calidad sobre qué comer y derribar mitos infundados sobre el uso de la biotecnología”.

Rosamaría Rodríguez Jasso, presidenta de la Asociación Mexicana de Ciencia de Alimentos A. C. (AMECA)

Uno de los problemas a los que se enfrentan es el discurso oficial por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de México. “Los conceptos ‘biotecnología’ y ‘transgénicos’ han sido sistemáticamente desacreditados por razones ideológicas y políticas de la actual administración federal”, dijo Galindo.

Quizás por ello hay cada vez más esfuerzos e interés en la divulgación por parte de la comunidad biotecnológica. Desde 2012, ocho universidades mexicanas crearon la página web Hablemos Claro para “poner al alcance del público en general información científica sobre temas relacionados con ciencia y tecnología de alimentos, nutrición y salud”, dice su página web. En ella explican conceptos como “alimentos procesados”, “porción y ración”, “edulcorantes”, entre otros.

También el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentó en 2015 la revista de divulgación “Biotecnología en Movimiento” a través de la cual difunden avances académicos y sus potenciales aplicaciones en salud, ambiente o alimentación.

Para la comunidad que se dio cita en Latin Food es urgente acabar con los prejuicios respecto la biotecnología y un primer paso es comunicándola mejor.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net