19/07/14

Epílogo al debate de SciDev.Net sobre transgénicos

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Crédito de la imagen: Dieter Telemans / Panos

De un vistazo

  • Veinte años después, la modificación genética sigue en debate en muchos contextos del mundo entero
  • Menospreciar inquietudes muy arraigadas no aliviará temores ni convencerá a escépticos
  • Oposición no desaparecerá: necesitamos entenderla y responder mejor.

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Dos décadas después, sigue polémica sobre OGM y nuestro debate apunta a profundizar en respuestas de la gente. 
 
Cuando a comienzos de año SciDev.Net decidió propiciar un debate en vivo sobre las plantas y animales modificados genéticamente (MG), sabíamos que el tema suscitaba fuertes opiniones.
 
Eso no es sorprendente: el debate sobre los organismos genéticamente modificados ha estado en efervescencia constante desde comienzos de los años noventa, y sin duda continuará por varios años. Es un tema emotivo, inmerso en la tentadora promesa de la ciencia y la tecnología, que sirve al sistema mundial de producción de alimentos para que haga frente al cambio climático y a un crecimiento demográfico cada vez mayor. Sin embargo, es también un tema atenazado por la confusión, la sospecha, las opiniones polarizadas y la recriminación.
 
Como un medio de comunicación que llega a una audiencia mundial, y con una fuerte vinculación con escritores, periodistas e investigadores del hemisferio Sur, nos sentimos en una posición única para llevar el debate más allá de los confines regionales e institucionales. Y nos planteamos una pregunta deliberadamente general: ‘¿Qué hay de malo en la modificación genética?’, en un esfuerzo por entender qué hace que el tema tenga tanta carga emocional.
 
Esperábamos un animado debate informado lleno de contribuciones; y con más de 600 comentarios dejados en la página al momento del cierre, no estamos desilusionados. Agradezco sinceramente a todos los que contribuyeron: nos han dejado una fascinante instantánea de una conversación genuinamente activa, y un recurso muy útil para los lectores.
 
Posiciones firmes
 
Repasando las contribuciones, lo que inmediatamente me llama la atención es la frustración y la confusión de los investigadores científicos que trabajan en la modificación genética y encuentran oposición para la asimilación de los resultados de su investigación. Un participante señaló que quienes no quieren aceptar los transgénicos no han entendido la evidencia, y que si se les presenta en forma clara, cambiarán sus puntos de vista.
 
Sin embargo, cuando se presentan esas evidencias parecen tener escaso efecto. Hay numerosos ejemplos de esto durante el debate. Entonces ¿qué está pasando?
 
Sugeriría que hay una tendencia de quienes promueven los transgénicos a ver a quienes se rehúsan a aceptarlos como tontos o deliberadamente malintencionados, o ambos, del mismo modo que la gente etiqueta a los denominados negacionistas del cambio climático.

Aunque la modificación genética intenta crear organismos que sirvan mejor a diversos fines humanos, la MG en alimentos es la preocupación principal”.

Kaz Janoiwski

 
Pero esto es poco útil. En vez de ello es necesario entender las raíces culturales, sociales y psicológicas de las reacciones a los OGM, las que se pusieron de manifiesto en muchas de las contribuciones provenientes de la mayoría de regiones que cubrimos.
 
‘Manipulación de la naturaleza’
 
Dos temas centrales surgieron durante el debate. Uno fue el temor por el impacto ambiental de los organismos modificados genéticamente. El otro fue el temor de tener estos organismos en la cadena alimenticia humana. Y ambos reflejan preocupaciones profundamente arraigadas sobre la ética y los efectos de manipular la naturaleza.
 
Siento que esta preocupación se relaciona no solo con los impactos físicos inmediatos y directos de la ‘manipulación’ sino también con un temor a consecuencias imprevistas a más largo plazo. Un colaborador lo relacionó explícitamente al considerar el ecosistema completo en el que vivimos como un sistema, en el que un cambio a una parte puede tener impactos inesperados en los demás.
 
La modificación genética se refiere por lo general a los organismos usados para la alimentación, especialmente las plantas. Y aunque intenta crear organismos que sirvan mejor a diversos fines humanos, la MG de los alimentos es la preocupación principal. Como dice el viejo adagio: somos lo que comemos, y en el contexto de las inquietudes que suscita ‘manipular’ la naturaleza, pareciera que la gente se inquieta por las repercusiones de lo que introduce en su propio cuerpo.
 
Problemas con aspectos prácticos
 
Otros plantearon preocupaciones específicas sobre cómo se lleva a cabo la introducción de los alimentos MG en la cadena alimenticia humana. Por ejemplo, Carla Almeida, nuestra panelista de Brasil, señaló las dificultades que el etiquetado de los alimentos que contienen organismos modificados genéticamente confronta para hacer explícito el grado de modificación, en la medida que la transgénesis es un proceso y no un ingrediente.
 
En Brasil, nos explicó, los alimentos que contienen organismos genéticamente modificados tienen que estar marcados con un triángulo amarillo. Pero esto desanima a muchos consumidores.
 
La percepción profundamente arraigada de que hay algo fundamentalmente malo y peligroso para la salud humana en los alimentos transgénicos fue expresada generalmente bajo la sospecha —de participantes y consumidores— de que los responsables de desarrollar y promover la tecnología de los transgénicos posiblemente están llevados por motivos menos nobles.
 
Un gran número de los que comentaron ven a los países poderosos y a las empresas que exportan organismos genéticamente modificados como introductores de peligro, si no a sabiendas, por lo menos sin importarles. De manera interesante, un colaborador de África siente que los cultivos GM desarrollados en los países africanos serían preferibles a los desarrollados en otros lugares. Esto sugiere que no todas las modificaciones son vistas por igual: donde de alguna manera ‘encajan’ en el contexto local, se les percibe como menos preocupantes.
 
Respeto por la resistencia
 
Antes del debate yo no tenía una opinión especial sobre la MG. Si Mark Lynus, un escritor pro transgénicos y uno de nuestros panelistas, me hubiera ofrecido £5 por comerme una zanahoria GM, probablemente hubiera desembolsado el dinero y comido la zanahoria. Pero después de este debate yo le diría: “Espérate un rato, creo que necesitamos más investigación”.
 
Lo que tengo en mente no es solo investigar sobre la seguridad de los organismos genéticamente modificados, mucho más importante aún es investigar el compromiso de la gente con los transgénicos, en lo que podríamos llamar la psicología de la resistencia a la MG. Esta resistencia merece más respeto y comprensión de la que ha tenido hasta el momento.
 
Algunos de los participantes en el debate expresaron su preocupación sobre el potencial de la humanidad de estar ‘fuera de control’ a través de la ciencia. Esto tiene que ser comprendido y tenido en cuenta al tomar decisiones sobre la modificación genética.
 
Kaz Janowski es editor de SciDev.Net.
 
Enlace al debate “¿Qué hay de malo en la modificación genética?” (en inglés)

La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net