19/04/13

Ciencia y práctica de las ONG: más cerca de lo que parece

Se requiere fortalecer sinergias a nivel local entre ciencia y ONG Crédito de la imagen: Matthew Herring, Wellcome Images

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Reconocer lo que tienen en común es el primer paso hacia formas concretas de mejorar el trabajo de científicos y profesionales del desarrollo.

El mundo de la ciencia, la tecnología y la ingeniería puede parecer, y con razón, a kilómetros de distancia del trabajo cotidiano de la mayoría de ONG de desarrollo. Pero si se pasa de la jerga o de la tradicional bata de laboratorio y se mira un poco más de cerca, hay más puntos en común de los que asoman a primera vista.

Si se articulan y fortalecen esas conexiones, las ciencias naturales y el impulso al desarrollo pueden sacar lo mejor que cada uno puede ofrecer, y reforzar su trabajo colectivo con miras a lograr el objetivo de avanzar en el bienestar global.

DE UN VISTAZO

  • Conocimiento y herramientas científicas caracterizan trabajo cotidiano de profesionales del desarrollo
  • Pero hay áreas donde la superposición es limitada
  • Se requiere fortalecer los vínculos con la práctica a nivel local

Real relevancia

Al dividirla en diferentes campos —salud, agricultura, seguridad del agua o desastres— se puede empezar a ver que la ciencia y la tecnología tienen verdadera relevancia e implicancias para el trabajo de las ONG.

Hay, por ejemplo, herramientas e intervenciones establecidas: en salud y medicina éstas incluyen vacunas, pautas de nutrición, tratamientos retrovirales y terapias de rehidratación. Los pozos y otras obras de ingeniería han sido una característica destacada del desarrollo de los recursos hídricos y de los proyectos agrícolas, si bien podría decirse que con resultados contradictorios.

Y existen nuevas herramientas, como las tecnologías de la información y las comunicaciones: los teléfonos celulares están mejorando la entrega de ayuda, la asistencia sanitaria y el acceso de los agricultores a los mercados; mientras que el uso de instrumentos GIS (siglas en inglés de Sistemas de Información Geográfica) y la teledetección para ayudar con las operaciones en emergencias alimentarias y desastres también ha crecido en los últimos años.

Más allá de las herramientas tecnológicas, los profesionales de desarrollo de las ONG interactúan con el conocimiento científico a través de su papel como ‘ejecutores’ sobre el terreno. Se vuelven agentes que utilizan dicho conocimiento, entregando innovaciones, construyendo capacidad local o facilitando el cambio de comportamientos.

El papel de la evidencia

Más importante,el papel de la ciencia tiene que ver simplemente con la evidencia: la recopilación y uso del conocimiento empírico como base para el progreso en todos los ámbitos en los que se apoya el desarrollo.

La recopilación de evidencias es un hecho muy real para los profesionales de las ONG a través de prácticas bien desarrolladas de monitoreo y evaluación del impacto. Las respuestas tienden a dar una imagen, aunque sea imperfecta, de lo que funciona y lo que no.

Para la comunidad científica, la recopilación de evidencias a menudo se vincula con nociones abstractas, más graduales, de mejorar la comprensión de lo que puede o no tener consecuencias inmediatas o tangibles.

Pese a que la relevancia de los pequeños avances puede ser limitada, incluso en este caso el mundo de la ciencia no deja de tener consecuencias sobre el terreno: una concientización de las ideas y herramientas que se están desarrollando puede abrir oportunidades para mejorar la práctica, por ejemplo, usando el conocimiento tradicional o ensayando nuevas formas de entregar las vacunas.

La evidencia científica también importa a nivel de la formulación de políticas, por cuanto las estadísticas se convierten en artillería pesada para los grupos que pretenden influir las políticas, incluyendo las discusiones actuales sobre la agenda de desarrollo posterior a 2015.

La falta de capacidad para recolectar y analizar los datos, especialmente en los países pobres, tiene implicancias políticas ya que se interpone en el camino de producir una imagen clara de los avances logrados mediante los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio).

Desde esta perspectiva, no hay que eliminar la ciencia de la vida política para que tenga un impacto real sobre el trabajo de desarrollo. Y debido a que la evidencia, a pesar de ser impugnada, alimenta las decisiones sobre las prioridades de ayuda, las preguntas políticas se extienden hasta aquellas prioridades a las que la evidencia responde.

La superposición es limitada

Al mismo tiempo, hay una división entre los sistemas que apoyan la recopilación de evidencia para la ciencia, la ayuda o las políticas nacionales. Por ejemplo, los profesionales de las ONG poco se benefician de los sistemas de publicaciones especializadas que nutren el apetito científico de nuevos conocimientos y avances en sus carreras.

Este es un ejemplo de la superposición limitada entre ciencia y trabajo de desarrollo de las ONG, y un área donde se debe hacer más para fortalecer las sinergias.

Los progresos científicos tienden a ser lentos. Esto significa que el nuevo método o herramienta que se está desarrollando hoy solamente estará disponible para los profesionales tal vez dentro de unos años. Piense en los dispositivos GPS (siglas en inglés de Sistema de Posicionamiento Global) que monitorean los movimientos de los refugiados o los vehículos usados para repartir ayuda alimentaria, que son fruto de años de inversión científica.

La ruta desde la ciencia hasta los profesionales del desarrollo no es directa. La investigación primero tiene que ser publicada, después comercializada y distribuida (aunque el movimiento de innovación de base es una forma de cuestionar este modelo).

Y donde hay herramientas disponibles, podría ocurrir que la infraestructura no las respalde. El reparto de alimentos o la asistencia sanitaria en poblaciones alejadas depende de carreteras en buen estado; y el uso de computadoras portátiles para coordinar las operaciones, depende de la infraestructura de electricidad y comunicaciones (aunque innovaciones como los teléfonos celulares representan una forma de evitar tales limitaciones).

Fortalecer los vínculos

Los vínculos entre ciencia y desarrollo asoman con toda claridad en las políticas y prácticas a nivel local. Pero el espacio donde ambos interactúan con frecuencia es de difícil acceso, y quizá es donde los vínculos necesitan ser más fortalecidos.

De un lado, el desarrollo internacional está logrando un gran impacto en la comunicación de la ciencia a nivel mundial, a través del financiamiento al desarrollo de las capacidades para el periodismo que mejora los medios de subsistencia y conduciendo el debate sobre el acceso abierto a la investigación. Y, de otro lado, la investigación guía el trabajo de los profesionales por consenso, por ejemplo, la cantidad de dosis de vacuna a administrar.

Y, al igual que en el MyE (Monitoreo y Evaluación) de proyectos de desarrollo, que tienden a ser diseñados basándose en las prioridades de ayuda de la agencia o los objetivos internacionales, la ciencia no funciona en el vacío. La evidencia recogida depende de factores como aquellas preguntas que se han formulado y quiénes han sido consultados en el proceso de responderlas.

En ambos casos, el vínculo con los gobiernos locales tiende a ser débil. A largo plazo, esto socava los esfuerzos de los países pobres para hacerse cargo de su propio desarrollo e ir más allá de la ayuda asistencial.

Algunas preguntas que en SciDev.Net y la comunidad científica estamos tratando de resolver son si las interrogantes científicas responden a las prioridades del Norte sobre las prioridades locales, en qué medida se están escuchando las voces de la comunidad y si se está haciendo lo suficiente para construir las capacidades locales. Existe la posibilidad de abrir esta conversación para llegar a formas concretas de mejorar el trabajo tanto de los científicos como de los profesionales de las ONG.

Anita Makri, editora de opinión e informes especiales

Nick Ishmael Perkins, director

SciDev.Net

Una versión de este artículo fue preparada para la edición de abril de la revista trimestral The Networker, Bond’s quarterly magazine.