11/02/11

Un virus apoya la lucha contra la leishmaniasis

El parásito de la leishmaniasis puede esconder un virus (en rojo) Crédito de la imagen: Science/AAAS

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Una forma de la enfermedad parasitaria leishmaniasis que desfigura al paciente sería provocada por un virus, lo que aumenta las esperanzas de que pueda ser prevenida fácilmente mediante fármacos o vacunación.

Transmitida por los mosquitos simúlidos o flebótomos, la leishmaniasis está ampliamente extendida en los trópicos y se manifiesta en varias formas, desde la más común, la leishmaniasis cutánea, que causa llagas en la piel, hasta la más severa, la leishmaniasis visceral, que causa fiebre y resulta fatal si no es tratada.

Otra forma, la leishmaniasis mucocutánea, destruye el tejido blando de la nariz y la boca, y deja cicatrices que desfiguran el rostro. Se desarrolla con frecuencia en personas que muchos años antes han padecido la forma cutánea.

“Nadie entendía realmente por qué [una se deriva de la otra]”, dijo a SciDev.Net Nicolas Fasel de la Universidad de Lausanne en Suiza y coautor del estudio.

Fasel y sus colegas de la Universidad de Washington y de la OMS, ya sabían que los parásitos de la leishmaniasis, Leishmania braziliensis y Leishmania guyanensis, podían ser infectados por un virus.

Pero ahora han descubierto que aquellos parásitos responsables de las peores lesiones pueden transportar cargas más altas de este virus. Cuando el parásito penetra en una célula humana, el virus se escapa y desencadena una cantidad excesiva de inflamación, creando el ambiente perfecto para que el parásito se afiance.

Actualmente, la leishmaniasis mucocutánea es tratada con antimonio, un elemento químico que según los estudios reportados tiene rangos de éxito del 30 al 90 por ciento.

Pero Fasel cree que este nuevo hallazgo, publicado ayer (10 de febrero) en Science, podría mejorar el diagnóstico y la prevención. Por ejemplo, los pacientes de leishmaniasis cutánea que tengan parásitos portadores del virus podrían recibir tratamiento para prevenir el desarrollo de la forma mucocutánea de la enfermedad.

Y los pacientes que ya padecen la leishmaniasis mucocutánea podrían recibir antiinflamatorios junto con el antimonio.

“Esto hace que la respuesta sea mucho mejor”, indicó Fasel y añadió que espera comenzar los ensayos de esta combinación.

Debbie Smith, bióloga de la Universidad de York del Reino Unido, señaló que queda todavía algún trabajo por delante para verificar esta relación. “Necesitan recolectar muchas muestras de los pacientes para que puedan confirmar que hay una correlación directa entre la presencia del virus y los efectos que están viendo”, comentó a SciDev.Net.

No obstante, está entusiasmada con los resultados: “podrían abrir la puerta para nuevos tipos de inmunoterapia, ya sean antiinflamatorios o vacunas”, subrayó.

Sin embargo, Jean-Claude Dujardin, jefe de parasitología molecular del Instituto Antwerp de Medicina Tropical en Bélgica, advirtió sobre las dificultades con la resistencia a los medicamentos. “La leishmania es muy flexible y maestra en destruir a la célula hospedera”, señaló.

Enlace al artículo completo en Science.

References

Science 331, 775 (2011)