23/08/21

Brasil: pseudociencia domina debate sobre COVID-19 en Twitter

Covid Twitter
Aunque autoridades sanitarias y científicos difundieron mensajes en Twitter sobre medidas sanitarias, como el uso de mascarillas, no tuvieron tanta interacción como grupos que usaron la pseudociencia Crédito de la imagen: Engin_Akyurt/Pixabay

De un vistazo

  • Defensa de fármacos sin eficacia comprobada contra COVID-19 predominaron en Twitter
  • Estudio mapeó 3,3 millones de publicaciones de esa red entre enero y mayo de este año en Brasil
  • Sitios web anónimos de pseudociencia tuvieron mayor alcance en el período analizado

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En Brasil, los perfiles de Twitter que defienden fármacos sin eficacia probada contra la COVID-19 tienen más participación y sus mensajes sobreviven más en la plataforma, muestra un estudio publicado a principios de agosto. Para validar medidas que ya han sido refutadas por la comunidad investigadora, esos perfiles recurren a fuentes pseudocientíficas o apelan a “argumentos supuestamente científicos”, encontró el estudio.

El trabajo también destaca la disputa política en torno al tema de la pandemia, con el uso en el debate de medios de comunicación, plataformas y redes sociales ligados a tendencias partidistas.

Investigadores de la Dirección de Análisis de Políticas Públicas de la Fundación Getúlio Vargas mapearon 3,3 millones de publicaciones en Twitter que entre enero y mayo de 2021 usaron la ciencia para legitimar sus argumentos sobre COVID-19. Los mensajes incluyeron apoyo o crítica a las medidas de protección, aplicación o no de vacunas, entre otros.

“Lo primero que se destaca es que el corte del estudio ocurre en el período en que se inició la vacunación en Brasil y el tema más recurrente fue el tratamiento temprano, que ha permeado el debate público desde el inicio de la pandemia”, dijo a SciDev.Net Sabrina Almeida, analista política y coautora del estudio. “La vacuna y otros métodos de eficacia comprobada fueron secundarios a esta discusión”.

El gobierno federal brasileño y sus partidarios han promovido, desde el comienzo de la pandemia, un conjunto de medicamentos comúnmente llamados de “tratamiento precoz” para combatir la COVID-19. Este grupo defiende los beneficios del tratamiento con fármacos que incluyen hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina, ante la aparición de la infección por coronavirus, aunque ensayos clínicos y revisiones sistemáticas no han demostrado la eficacia de los mismos.

El tratamiento precoz con medicamentos no validados por evidencia científica ha dominado el debate público por Twitter en Brasil. Crédito de la imagen: iira116/Pixabay.

El análisis del mapa de interacción de estos perfiles de Twitter identificó cuatro grupos o “clusters”: usuarios identificados con la derecha conservadora y que abogan por el tratamiento precoz; profesionales de la salud, científicos y autoridades sanitarias; perfiles a la izquierda; y epidemiólogos, periodistas y asociaciones de enfermedades infecciosas.

El grupo que defiende el tratamiento precoz ocupa el tercer lugar en número de usuarios (21,5 por ciento), pero atrajo el mayor volumen de interacciones (41,5 por ciento).

El grupo de autoridades sanitarias es el más poblado, con una participación del 29,6 por ciento de perfiles, pero ocupa el tercer lugar en cuanto a interacciones, con un 11,6 por ciento. Estos usuarios cuestionan las recomendaciones de tratamiento temprano, aludiendo a la falta de prueba científica de estos protocolos. Además, insisten en la importancia de otras medidas como el uso de mascarillas.

El grupo liderado por políticos de izquierda, celebridades y activistas sociales critica al gobierno federal por sus actitudes de desconfianza hacia la vacunación contra COVID-19 y por favorecer el tratamiento temprano. Representa el 24,9 por ciento de los perfiles y tuvo el 34,5 por ciento de interacciones.

El grupo más pequeño, formado por epidemiólogos y periodistas, con el 9,5 por ciento de los perfiles y 7,7 por ciento de interacciones, también refleja la ineficacia del tratamiento temprano y critica las actitudes del gobierno brasileño, frecuentemente tratado por estos perfiles como “negacionista” en relación con la pandemia.

La vida media de los enlaces destacados sobre el tema es de 100 horas en tres de los cuatro grupos. La excepción se da en el grupo que aboga por el tratamiento precoz, donde la duración llega hasta las 250 horas. “Solo en el grupo que aboga por el tratamiento temprano se pueden identificar las URL controvertidas que propagan la pseudociencia. Son sitios anónimos que son blanco recurrente de negaciones e invalidados por la comunidad científica”, afirma el estudio.

Por ejemplo, el enlace que se ha compartido por más tiempo ha sido un sitio web sobre tratamiento temprano que estaba sujeto a “fact checking” por parte de agencias brasileñas. Circuló durante 159 días, o más de cinco meses, en Twitter.

Además, el grupo que defiende el tratamiento temprano es el más aislado, lo que significa que la mayor parte del intercambio tiene lugar dentro del propio clúster.

“El grupo más alineado con el gobierno federal, que tuvo el mayor compromiso en el debate, terminó centrándose en el tema principal: los medicamentos utilizados en el tratamiento temprano, e hizo que los otros grupos simplemente reaccionaran a estas propuestas”, explica Almeida.

El estudio también apunta a la presencia expresiva de canales mediáticos hiperpartidistas, “a menudo señalados como responsables de la circulación de contenidos engañosos”, lo que, para los autores, refuerza el énfasis en la disputa política en torno al tema. El grupo de perfiles de la izquierda brasileña también tuvo una fuerte presencia de contenido de sitios partidistas.

“Necesitamos plantear el debate sobre cómo se ha instrumentalizado políticamente a la ciencia… Este ha sido el mayor desafío para las instituciones científicas y de salud al enfrentar la desinformación; el alcance de los discursos de las autoridades políticas acaba teniendo un impacto muy grande en la población”.

Thaiane Moreira de Oliveira, Universidad Federal Fluminense, Brasil

Para Thaiane Moreira de Oliveira, investigadora en Comunicación de la Universidad Federal Fluminense, quien no participó en la investigación, ésta estuvo “muy bien realizada” y en línea con otros estudios de comportamiento en redes sociales que muestran la instrumentalización política de la información científica.

Explica que compartir argumentos que politizan la ciencia “genera una mayor renuencia y contestación de la evidencia científica” por la audiencia, especialmente cuando son utilizados por líderes políticos, porque la difusión de desinformación tiene la validación de esa autoridad.

Respecto a otro descubrimiento importante del estudio: que los sitios web anónimos de pseudociencia tuvieron mayor alcance en Twitter en el período analizado, Oliveira dice que los sitios web y blogs creados con el propósito de difundir información contraria a la evidencia científica son una parte importante del problema de circulación de desinformación en las redes.

“Necesitamos plantear el debate sobre cómo se ha instrumentalizado políticamente a la ciencia”, dijo a SciDev.Net. “Este ha sido el mayor desafío para las instituciones científicas y de salud al enfrentar la desinformación; el alcance de los discursos de las autoridades políticas acaba teniendo un impacto muy grande en la población”, finalizó.

> Enlace al estudio completo en Democracia Digital