10/03/22

Mejor comunicación ayudará a superar desconfianza en vacunas

Aplicação da vacina para Covid-19.
Detrás del rechazo a vacunas se esconden mitos, desinformación y miedos que deben abordarse con estrategias de comunicación Crédito de la imagen: Raquel Portugal/Fiocruz bajo licencia Creative Commons (BY-NC)

De un vistazo

  • Gobiernos han fallado en crear estrategias de comunicación para persuadir a quienes no quieren vacunarse
  • Mitos y miedos infundados persisten a pesar de que las vacunas han demostrado ser eficaces
  • Desconfianza en los gobiernos agrava situación de negación a vacunas

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Para que una campaña de vacunación sea exitosa, quienes la tienen a su cargo necesitan informarse previamente sobre los argumentos y preocupaciones de las personas que se oponen, incluyendo comunicaciones interpersonales, para afinar una estrategia pertinente de comunicación para cada grupo.

Esa es una de las recomendaciones de una encuesta a 1,173 personas de Ecuador, Colombia y Venezuela, para conocer las causas que atentan contra una mejor cobertura de vacunación contra la COVID-19, que encontró que los mitos, la información errónea, los miedos infundados y las barreras estructurales son los principales condicionantes.

El estudio forma parte de una iniciativa de investigadores de la Universidad de Ohio, la Universidad de Manizales, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Universidad Central de Venezuela para generar datos que puedan ser útiles para los gobiernos de los tres países y enfocar estrategias de comunicación directamente en aquellas poblaciones que se niegan a ser vacunadas.

Esos países fueren elegidos por sus altas tasas de contagio per cápita desde que comenzó la pandemia. Colombia registra más de 6 millones, Ecuador más de 800.000 y Venezuela más de 516.000. Además, sus campañas de vacunación comenzaron con una semana de diferencia.

Los resultados, publicados en Health Communications, muestran que los ecuatorianos son dos veces más propensos a creer en mitos como que las vacunas no sirven o causan más problemas de los que resuelven, que la inmunidad natural es mejor, o que la COVID-19 no es peligrosa.

Esto coincide con los resultados obtenidos a finales de 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Ecuador, que encontró que de los 1,3 millones de personas que no están dispuestas a vacunarse, más del 50 por ciento teme a los efectos secundarios y casi el 10 por ciento cree que las vacunas no son efectivas.

Por el contrario, Colombia, que al igual que Ecuador tiene una de las tasas más altas de vacunados en América Latina, presentó los resultados más bajos en cuanto a razones para no vacunarse.

En cambio los venezolanos tienen el doble de probabilidades de creer que no podrán pagar una vacuna COVID-19 que colombianos o ecuatorianos. Esto puede deberse a que aunque las vacunas que provee el gobierno son gratuitas, existen reportes de un mercado negro que las distribuye desde mediados de 2021.

Por razones como esta, reconoce el estudio, son cuatro veces más propensos a expresar desconfianza en la capacidad de su gobierno para implementar un programa de vacunación.

Para Marino González, especialista en políticas públicas de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, la crisis de confianza es uno de los aspectos clave que generó que a finales de diciembre de 2021 casi el 10 por ciento de la población venezolana no estuviera dispuesta a vacunarse, según datos de un estudio del Instituto Delphos, realizado a falta de un registro oficial de vacunas aplicadas en ese país.

González, quien no participó en el estudio de Health Communication, explicó que a diferencia de otros países de la región, como Chile o Uruguay, Venezuela no contó con un plan de vacunación bien estructurado lo que sumado a la opacidad con la que se ha manejado la información respecto a la pandemia, ha tenido un impacto negativo en la población.

“En aquellos países en los cuales no hay información completa, regular y transparente se genera mucha incertidumbre y por lo tanto cambios en la toma de decisiones”, señaló González en entrevista con SciDev.Net.

“Cualquier buen acto de comunicación debe dirigirse a las personas como individuos y no sólo como un gran colectivo. Tenemos que entender y hablar con las personas de esta manera si queremos cambiar su comportamiento”.

Benjamen Bates, Universidad de Ohio, Estados Unidos

Este problema ha tenido impactos similares en Ecuador, donde la confianza hacia el Ministerio de Salud ha disminuido a raíz de la crisis de falta de medicamentos en los hospitales públicos del país, explicó a SciDev.Net Camila Montesinos, especialista en salud global y desarrollo por la University College London.

“Hay una asociación entre quienes no pueden acceder a la información [veraz] y quienes tienen acceso limitado a la salud en el sector público. Si no hay medicamentos y el personal es reducido, la gente también va a seguir desconfiando más sobre lo que el gobierno puede decir acerca de la salud”, dijo Montesinos, quien tampoco fue parte de la investigación.

Benjamen Bates, especialista en comunicación de la salud y autor principal del estudio, dijo a SciDev.Net que el error de comunicación más común de los gobiernos en todo el mundo ha sido dar por sentado que “la gente sólo tiene creencias irracionales sobre la vacuna, tratándola como si tuvieran falta de conocimientos”.

Para Bates, la desconfianza comienza cuando las personas son bombardeadas por múltiples fuentes con información distinta, pero además son potenciadas por barreras estructurales diversas, como el acceso limitado a servicios. Es por esto que conocer bien sus razones, ayudará a generar mensajes más eficaces.

“Cualquier buen acto de comunicación debe dirigirse a las personas como individuos y no sólo como un gran colectivo. Tenemos que entender y hablar con las personas de esta manera si queremos cambiar su comportamiento”, concluyó.

> Enlace al resumen del estudio en Health Communications