06/10/21

Producción animal como factor de resistencia antimicrobiana

RAM rural
La cría de animales en áreas rurales, entre ellos las aves de corral, está relacionada con la propagación de la resistencia antimicrobiana (RAM) en América Latina. Crédito de la imagen: Javier Lastras/Flickr, bajo licencia Creative Commons 2.0

De un vistazo

  • Estudio en América Latina analizó factores detrás de resistencia antimicrobiana en áreas rurales
  • Además del agua halló que alimentos de origen animal es un factor impulsor
  • Falta de regulación y control en áreas rurales impulsa desarrollo de resistencia antimicrobiana

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La cría de animales, en particular aves de corral, peces y otras prácticas relacionadas con el uso de desechos animales como fertilizantes, son las actividades más frecuentemente identificadas en la literatura científica como contribuyentes a la resistencia antimicrobiana (RAM) en América Latina, según una revisión reciente.

El estudio, publicado en Environmental Research and Public Health, y realizado a partir del concepto “Una Salud” —que propone que la salud humana, la salud ambiental y animal son interdependientes— incluyó 21 estudios realizados en 15 países de América Latina.

De esos estudios, más de la mitad encontró al agua como un factor que contribuye a la propagación de la resistencia antimicrobiana, mientras que diversos trabajos señalaron el papel de los alimentos de origen animal en la propagación de bacterias con RAM en la cadena alimentaria humana, y el uso inadecuado o no regulado de antimicrobianos veterinarios como impulsores de la problemática.

“Los grandes mercados de alimentos y animales, las aves de corral, pollitos, ganado, son criados con antibióticos, (…) estos productos llevan RAM a las comunidades y los alrededores comunales”.

Daniel Mäusezahl, Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical

Daniel Mäusezahl, profesor en el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical y uno de los autores del estudio, indicó, por correo electrónico a SciDev.Net, que “la falta de regulación de la salud pública y la falta de controles” en especial en las áreas rurales hace que “sean importantes puntos potenciales para el desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos”.

Mäusezahl añadió que en “los grandes mercados de alimentos y animales, las aves de corral, pollitos, ganado, son criados con antibióticos”, y que “estos productos llevan RAM a las comunidades y los alrededores comunales”.

Asimismo, otros estudios encontraron que el terreno, las suelas de zapatos y/o las manos de trabajadores también son factores de propagación de RAM, al igual que el uso de estiércol animal o humano reciclado o compostado como fertilizante, puede contener residuos de antibióticos o material genético resistente a antimicrobianos.

“Ha habido informes de resistencia a los antimicrobianos en entornos rurales de América Latina anteriormente. Sin embargo, hay un escaso conocimiento claro sobre las fuentes, los impulsores y las vías de transmisión”, de la resistencia antimicrobiana, dijo el experto.

“Una información mejor y más detallada permitiría intervenciones más específicas y una mejor vigilancia para orientar esas intervenciones”, consideró Stella Hartinger, una de las autoras del estudio, investigadora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, por correo electrónico a SciDev.Net.

“Los diversos sectores deben comprender el problema multidimensional de la RAM, que representa una amenaza económica, para la salud humana y animal, que afectará nuestros sistemas agrícolas y de salud, es decir, nuestros estilos de vida, aún en la generación actual”, opinó Mäusezahl.

Para el argentino Mariano Fernandez-Miyakawa, investigador en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), quien no participó en el estudio, la revisión ofrece “una visión sesgada por las diferencias que hay entre países. Además no es lo mismo en la producción bovina en feed lot que a campo extensiva o la lechería”, opina.

El experto, que también es coordinador del proyecto del INTA “Resistencia a los Antimicrobianos y Desarrollo de Alternativas”, señaló que “en la región se avanzó en la regulación de antimicrobianos”. “Argentina fue uno de los primeros países en ese sentido; Brasil, ha seguido el mismo camino, y Paraguay y Chile (también) están yendo hacia ese lugar”, agregó.

El cambio en las prácticas sobre el uso de antibióticos está también impulsado por las exigencias de los consumidores de mercados internacionales, explica el investigador. “Lo que se pide en términos generales es consumir carnes de animales sin el uso de antimicrobianos, y todas las cadenas productivas tratan de adaptarse a esa situación”, apuntó.

En 2020, Argentina dispuso la prohibición para uso veterinario del antibiótico colistina, en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal, con el objetivo de conservar la eficacia de este medicamento en el tratamiento de infecciones bacterianas que afectan a humanos.

“Tanto en Brasil como en Argentina, que son los productores más fuertes de aves y cerdos, hay un cambio fuertísimo hacia el no uso de antibióticos”, expresó el investigador.

> Enlace al estudio publicado en Environmental Research and Public Health