Por: Claudia Mazzeo
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Para hacer frente a la amenaza contra la seguridad alimentaria que representan los ciclones tropicales en el Caribe, la costa centroamericana del Pacífico y el Atlántico Norte, una empresa estadounidense ha desarrollado el primer invernadero resistente a huracanes de categoría 5, lo que implica que puede soportar vientos de velocidad superior a los 250 km/hora.
Según diversos estudios, entre ellos el del IPCC, los eventos climáticos extremos, como huracanes, ciclones y tifones, se intensificarán y serán más frecuentes en todo el mundo debido a cambios climáticos ocasionados por las actividades humanas, y exhortan a adoptar medidas de prevención y mitigación.
En 2017, América Latina y el Caribe experimentaron una de las temporadas de tormentas tropicales más devastadoras de los últimos años, con dos huracanes categoría 5, Irma y María, en una semana. Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Haití, Puerto Rico y República Dominicana se vieron afectados y la agricultura local tardó varios meses en recuperarse.
Solo en Cuba el impacto alcanzó a más de tres millones de personas, con falta de acceso al agua potable, destrucción de viviendas, y la pérdida de cerca de 95 mil hectáreas de tierras agrícolas.
Si bien la tecnología de construcción ya había sido empleada en la edificación de aproximadamente 13.000 estructuras en más de 90 países de todo el mundo, ahora ha sido adaptada para fabricar invernaderos y espacios de cultivo que hagan viable la producción de alimentos en zonas de vulnerabilidad climática, con amenaza permanente de huracanes.
Se basa en módulos prefabricados mediante pórticos espaciados con cerramientos de membranas de poliuretano superresistentes a la tracción, y aislamiento interior de fibra de vidrio. Su carácter modular permite levantarlos en forma personalizada y rápida, pudiendo desplegarlos y erigirlos a razón de aproximadamente 140 metros cuadrados por día.
“En las islas de Puerto Rico y Jamaica, donde se requieren construcciones resistentes a huracanes de grado 5, creemos que nuestros sistemas serán la clave para una rápida expansión”.
Ralph Birkhoff, socio fundador de Alquimi.
Para no depender de los sistemas de suministro eléctrico, en especial en situaciones climáticas de alto riesgo, sus creadores desarrollaron un sistema de generación solar que puede agregarse, con almacenamiento eléctrico y producción de agua. Asimismo, los invernaderos más grandes pueden usar paneles fotovoltaicos flexibles, desarrollados inicialmente para aplicaciones militares, y aptos para huracanes de grado 5.
“Nuestros proyectos tienen lugar donde la seguridad alimentaria nacional es una prioridad, en particular en los estados insulares que importan alrededor del 80 por ciento de alimentos frescos. En las islas de Puerto Rico y Jamaica, donde se requieren construcciones resistentes a huracanes de grado 5, creemos que nuestros sistemas serán la clave para una rápida expansión”, explicó a SciDev.Net Ralph Birkhoff, socio fundador de Alquimi, la empresa desarrolladora.
Para el ingeniero Pablo Civitillo, del Departamento de Estructuras del Centro de Construcciones e Infraestructura del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, en Buenos Aires, quien no participó en su desarrollo, “se trata de una estructura flexible, muy deformable, diseñada para enfrentar la carga de vientos extremos”.
Sin embargo, el especialista en estructuras señala a SciDev.Net que debe prestarse especial atención durante el montaje, a la hora de seleccionar y montar los materiales estructurales componentes, “ya que por tratarse de una estructura liviana, vientos de succión considerables para membranas muy resistentes, firmemente vinculadas a los pórticos, pueden generar un levantamiento del terreno de la construcción, si las fundaciones no fueron diseñadas para tal fin”.
Puntos de irrupción de huracanes en el Caribe
Alquimi, trabaja en la actualidad en la implementación del primer invernadero de estas características, de un tamaño cercano a los 12 mil metros cuadrados, en áreas del Caribe.
La empresa confía que las nuevas estructuras posibiliten la generación de cultivos en suelo e hidropónicos, como hortalizas e incluso cannabis para uso medicinal, a un costo competitivo, al sustituir las importaciones, generando crecimiento local, además de la reducción de la huella de carbono logística y el desperdicio de alimentos.
Para ello se proponen generar asociaciones público-privadas y participar en programas gubernamentales donde existan incentivos especiales, tipo beneficios fiscales, que impulsen las inversiones necesarias.
El prólogo de la publicación “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2018”, preparado por cuatro agencias de Naciones Unidas, señala que “se necesitan sistemas alimentarios que aseguren la alimentación adecuada en el presente y en el futuro, y que garanticen además una vida saludable para todas las personas. Solo así se podrá lograr la meta de hambre cero incluida en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
La publicación resalta, además, el potencial de transformación que tiene el sector agrícola para convertirse en un modelo de adaptación y resiliencia ante amenazas y desastres.
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