28/11/22

Compromiso público como aliado de la ciencia

ciencia ciudadana Brasil
Un estudio reafirmó el valor de la ciencia ciudadana como herramienta colaborativa para casos como un derrame de petróleo que afectó las costas de Brasil en 2019. Con los datos aportados por la población se realizó un mapeo participativo utilizando internet, algo sin precedentes en el país. Crédito de la imagen: PCCB/UERN.

De un vistazo

  • Población afectada por desastre ambiental en Brasil ayuda a científicos a comprender el fenómeno ocurrido
  • Datos generados pueden ser herramientas útiles ante eventuales desastres
  • Expertos evalúan el valor de la participación pública en la investigación para aumentar el conocimiento científico

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Fotos y datos enviados por la población afectada por un desastre ambiental ocurrido en Brasil en 2019 ayudaron a científicos a hacer un mapa online participativo, a caracterizar las manchas que contaminaron las localidades y a ubicar evidencia que contradice el origen del derrame que propone la versión oficial.

El estudio, publicado en la revista Anales de la Academia Brasileña de Ciencias, muestra una vez más el valor de la ciencia ciudadana como herramienta colaborativa para casos como los derrames de petróleo en los que la velocidad de información es clave.

En julio de 2019, el derrame de casi 6.000 toneladas de crudo llegó a 11 estados del litoral brasileño. El desastre causó daños a la economía local y afectó el turismo y el sustento de aproximadamente 66.000 pescadores, según datos oficiales, que están subestimados porque no incluyen a los pescadores sin registro.

Un mes después del derrame de petróleo, cuyas mareas negras contaminaron más de 3.000 km de costa (un tercio del litoral brasileño), científicos del Laboratorio de Cartografía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (GeoCart/UFRJ) iniciaron un proyecto de mapeo participativo utilizando internet, algo sin precedentes en el país.

El mapeo involucró a unos 90 voluntarios, residentes en 90 de las 1.009 localidades afectadas, entre ellos pescadores, representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG), grupos de investigación y técnicos de instituciones ambientales oficiales.

A través de un grupo de WhatsApp, los voluntarios enviaron fotos y videos, informando las fechas de las imágenes, las ubicaciones y sus coordenadas geográficas.

Del análisis de las 318 imágenes recibidas, los investigadores encontraron que las manchas de aceite tenían formas y consistencias diferentes, lo que ponía en duda la versión de las autoridades brasileñas —no consensuada— de que la fuga fue provocada por el petrolero griego Bouboulina, cuando navegando 700 km de la costa brasileña.

“Cuando hay un derrame de un barco, las manchas son líquidas. Esta vez, parte de las manchas eran líquidas, pero otras correspondían a un material aceitoso que ya se había desgastado, con una apariencia más viscosa y quebradiza”, explica a SciDev.Net la oceanógrafa y doctora en geografía Raquel Dezidério Souto, autora principal del estudio.

“Conocer los lugares más afectados y la forma (en que se encuentra el) petróleo permite desarrollar técnicas de protección de la costa. En algunos lugares, el petróleo ingresaba al estero (donde el río se encuentra con el mar), por lo que los propios pescadores locales usaban redes de protección”.

Raquel Dezidério Souto, Laboratorio de Cartografía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (GeoCart/UFRJ)

Además, la investigación incluyó el análisis de muestras realizado por el Instituto Oceanográfico Woods Hole, de EEUU. Este trabajo indicó que la composición del material incluía petróleo crudo y fracciones de derivados, como queroseno y gasolina, “lo que lleva a la causa por exudación [transpiración] en pozos o plataformas abandonadas”, detalló la investigadora.

Los registros fotográficos también mostraron parches de consistencia casi sólida, en forma de bolitas, y otros cohesivos y adherentes, como el asfalto.

“Conocer los lugares más afectados y la forma (en que se encuentra el) petróleo permite desarrollar técnicas de protección de la costa. En algunos lugares, el petróleo ingresaba al estero (donde el río se encuentra con el mar), por lo que los propios pescadores locales usaban redes de protección”, dice.

Según Dezidério Souto, esa información puede ayudar en el desarrollo de mecanismos de prevención en el futuro y contribuir a la protección de la costa, especialmente de las áreas ecológicamente más sensibles, como los manglares y los arrecifes de coral.

La especialista agregó que cuando llega a la costa, la mancha arrasa con toda la biodiversidad, dificultando su limpieza. “Hay registros de lugares afectados por fugas donde el petróleo persiste por más de 30 años”.

Para evitar que esto sucediera, los vecinos utilizaron técnicas como boyas, barreras y redes para aislar la mancha, lo que ilustra la importancia del conocimiento y el papel de la comunidad local.

“Los únicos que tienen este conocimiento espacial local son los vecinos, gente que sabe más del lugar que nosotros los investigadores”, añade.

Técnicas de contención de residuos oleosos adoptadas por las comunidades costeras: (a) barrera de Aracati, Ceará; (b) y (c) boyas de contención en Caravelas, Bahía; (d) redes de contención para proteger el río Catu, en Cairu, Bahía. Crédito de la imagen: comunidades locales.

La recolección colaborativa de datos resultó en un mapa online, donde es posible acceder a las imágenes enviadas por los voluntarios. El mapa revela que la contaminación llegó a 57 unidades de conservación y que el estado de Bahía tenía la mayor incidencia, lo que confirma datos publicados por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama).

Para Sheina Koffler, investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (IEA/USP) e integrante de la Red Brasileña de Ciencia Ciudadana (RBCC), que no participó en el estudio, además del gran volumen de datos, el proyecto es importante para acercar al público a la ciencia.

“Hay un cambio de lógica: los afectados se vuelven partícipes de la construcción del conocimiento”, dice la bióloga a SciDev.Net. “Este empoderamiento, de generar sus propios datos, cambia la relación que tienen con la ciencia”.

Según Koffler, otra ventaja de la participación de la gente en proyectos científicos —una práctica conocida como “ciencia ciudadana”— es generar datos que pueden influir en las políticas públicas y resolver problemas locales. “En caso de un desastre ambiental, la participación ciudadana exige que el gobierno preste atención a ese lugar”, dice.

“Hay un cambio de lógica: los afectados se vuelven partícipes de la construcción del conocimiento. Este empoderamiento, de generar sus propios datos, cambia la relación que tienen con la ciencia”.

Sheina Koffler, investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (IEA/USP) e integrante de la Red Brasileña de Ciencia Ciudadana (RBCC)

Como compensación, una Medida Provisional de noviembre de 2019 preveía el pago de solo dos cuotas de ayuda por un total de R$ 1.996 (US$ 470 en ese momento), únicamente a los pescadores afectados registrados.

Con la demora en la respuesta federal, el tema también fue llevado a los tribunales, con la ayuda de ONG brasileñas. El tribunal ordenó al gobierno federal adoptar medidas de contención. En el proceso, sin embargo, solo se consideraron como evidencia legítima los datos de las agencias ambientales oficiales, como la Marina, a diferencia de lo que sucedió en el litigio ambiental de EEUU conocido como el Caso Formosa. En ese caso, un juez condenó a una empresa petroquímica por violar los Ley de Agua Limpia, con base en la evidencia recolectada por los ciudadanos.

Según Dezidério Souto, en Brasil todavía hay prejuicios cuando los datos son recogidos directamente de la población. “Para el Estado brasileño, lo más importante son los datos oficiales. En países como España, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos se valora mucho la información de origen público”, concluye.

Consultada por SciDev.Net, Anna Berti Suman, autora de un estudio sobre el caso Formosa e investigadora principal del proyecto de ciencia ciudadana “Sensing for Justice” (SensJus), ganador del premio Falling Walls Engage 2022, afirma que sería muy importante que los resultados del proyecto brasileño fueran aceptados como prueba judicial.

“Esto podría abrir una nueva vía para la sociedad civil brasileña y crear un precedente en la jurisprudencia global”, concluye la investigadora del European Commission Center Joint Research Center.

> Enlace al estudio publicado en la revista Anales de la Academia Brasileña de Ciencias

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net