20/11/12

Alerta temprana contra desastres: Hechos y cifras

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Crédito de la imagen: Wikimedia Commons

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Lucy Pearson analiza los usos y limitaciones de sistemas de alerta temprana contra desastres y el porqué de la brecha entre alerta y acción.

A lo largo de la historia, los desastres han destruido vidas y medios de subsistencia, matando personas y dañando casas y negocios. Se estima que en los últimos 35 años los desastres han cobrado 2.5 millones de vidas y costado más de US$1.5 mil millones, principalmente en los países en desarrollo. [1]

Los desastres son resultado de riesgos naturales y biológicos (inundaciones o enfermedades infecciosas, por ejemplo) así como de complejas situaciones de emergencia sociopolítica y peligros industriales (sequías o fugas radioactivas).

La magnitud del daño causado por un peligro está relacionada no solamente con su severidad, sino también con la capacidad que tiene la gente que vive en áreas propensas a desastres a prepararse y resistirlos. Por lo tanto, en buena medida los esfuerzos para reducir los riesgos de desastre han puesto énfasis en el desarrollo de sistemas de alerta temprana que brinden información oportuna y eficaz, y permita a las personas y comunidades responder cuando ocurre un desastre.

Los sistemas de alerta temprana son combinaciones de herramientas y procesos integrados en las estructuras institucionales, coordinados por agencias internacionales y, a veces, nacionales. Sea que se centren en un peligro particular o en muchos, estos sistemas están compuestos por cuatro elementos: conocimiento del riesgo; monitoreo técnico y servicio de alerta; difusión de alertas significativas a la población en riesgo y, concientización pública y preparación para actuar. Los servicios de alerta constituyen el centro de esos sistemas y para que funcionen bien deben contar con una sólida base científica para la predicción y previsión, y capacidad de trabajar de manera fiable las 24 horas del día.

Los avances científicos y tecnológicos (Recuadro 1) han llevado a mejoras notables en la calidad, oportunidad y tiempo de entrega de las alertas de peligros, así como al funcionamiento de redes integradas de observación. Sin embargo, los avances en la tecnología por sí solos no son suficientes, y en algunos casos estos incluso pueden crear obstáculos a la capacidad de respuesta de las poblaciones vulnerables.  

Recuadro 1: Tecnologías de vigilancia y alerta

Tecnología de previsión y modelamiento
Varios países cuentan con sistemas de alerta temprana basados en previsiones climáticas estacionales o interanuales. [2] Estos sistemas se basan en el uso de datos de monitoreo que incluyen valores de temperatura y precipitaciones, y de modelos climáticos dotados con tecnología moderna. Los climatólogos analizan las observaciones y las predicciones basadas en los modelos para predecir las anomalías climáticas de una o dos temporadas venideras.

Teledetección y sistemas de información geográfica (SIG)
Las aplicaciones de teledetección y SIG han hecho progresos significativos en cuanto a sistemas de alerta temprana de hambruna. El Centro Regional de Cartografía de Recursos para el Desarrollo (RCMRD por sus siglas en inglés) ha venido usando sistemas regionales de alerta temprana basados en la teledetección para complementar iniciativas nacionales de seguridad alimentaria en los países del este de África. El RCMRD predice las cosechas a mitad de la temporada de cultivo lo que permite dar alertas tempranas sobre seguridad alimentaria antes que finalice la temporada. Además, en la actualidad el monitoreo de las inundaciones es informado regularmente mediante la teledetección que ofrece información de los tipos de suelo, recursos hídricos, asentamientos, áreas cultivadas y bosques.

Tecnología de comunicación satelital
Las mejoras en las comunicaciones por satélite han ayudado a disminuir el tiempo transcurrido entre la recolección de datos y la alerta. Por ejemplo, el Sistema de Alertas de Tsunami del Pacífico trabaja mediante un registrador que transmite a una boya en la superficie los datos sobre anomalías en el fondo marino. Estos datos son transmitidos vía satélite a las estaciones en tierra cada 15 segundos.

Tecnologías de telefonía móvil
Con la expansión mundial de los teléfonos celulares y las redes, esta tecnología es cada vez más utilizada para comunicar las alertas y coordinar las actividades de preparación, especialmente las alertas SMS para la difusión de mensajes masivos. Por ejemplo, después de la detección de ondas p, que preceden a un movimiento telúrico, las agencias japonesas envían alertas SMS a todos los teléfonos celulares que tienen registrados en el país. No obstante, pueden surgir algunos obstáculos con esta tecnología: por ejemplo, durante un peligro se pueden dañar los postes telefónicos o sobrecargarse las redes.  

TIC para múltiples fuentes
El uso de datos para 'multitud de fuentes' está ganando adherentes con la creciente conectividad a Internet y el uso de tecnologías de comunicación e información (TIC) como los teléfonos celulares. Las fuentes múltiples se usaron ampliamente en respuesta al terremoto de Haití en 2010, permitiendo que la población local, expertos en cartografía y otras partes involucradas comunicaran lo que veían y escuchaban en el terreno, y para producir información que podía ser usada por los trabajadores humanitarios. Fue particularmente útil para ubicar sobrevivientes que necesitaban ayuda, sin embargo, se reconoce cada vez más que las fuentes múltiples también podrían ayudar en actividades previas al desastre, especialmente en la identificación de riesgos y alertas tempranas.

Cartógrafos de crisis
A través de iniciativas como Ushahidi y Google Crisis Response, los cartógrafos de crisis usan multitud de fuentes así como imágenes de satélite, mapas participativos y modelos estadísticos para entregar una alerta temprana más informada y eficaz. Pueden proporcionar información en tiempo real sobre una crisis inminente en tiempos de incertidumbre y confusión. La enorme cantidad de información que estos sistemas son capaces de generar se puede analizar a través de redes de partes interesadas (como los cartógrafos de crisis).

Sistemas de alerta temprana: ¿para qué sirven?

Los sistemas de alerta temprana son cada vez más considerados como un componente integral de la preparación contra desastres e involucran una amplia gama de actores. La Figura 1 muestra tan solo algunos de los acontecimientos principales en el desarrollo de estos sistemas.

Figura 1: Principales acontecimientos en el desarrollo de sistemas de alerta temprana /p> Figure 1: Key events in the development of early warning systems

Sin embargo, los sistemas de alerta temprana no existen en todas partes del mundo. Una cuarta parte de los países evaluados en 2011 por el Informe Mundial de Evaluación de Reducción de Riesgos por Desastres señaló que las comunidades no recibieron ninguna alerta oportuna de peligros inminentes. [4] Y mientras algunos sistemas de alerta temprana son mejores que otros, los existentes aún requieren perfeccionarse. Las discusiones acerca de cómo mejorar la efectividad necesitan nutrirse con análisis críticos para determinar lo que una alerta temprana realmente puede lograr, y lo que está fuera de sus límites (Recuadro 2).

Recuadro 2: ¿Qué podemos esperar de los sistemas de alerta temprana?

Las alertas tempranas pueden salvar vidas…
Varios países han reducido significativamente la mortalidad al haber desarrollado sistemas eficaces de alerta temprana. Al Sistema de Alerta Temprana de Ciclones Tropicales de Cuba se le atribuye la reducción espectacular de muertes por desastres climáticos como los ciclones tropicales, aparición de tormentas y las inundaciones subsecuentes: cinco inundaciones sucesivas dejaron solamente siete muertos. [5] Otro ejemplo es Bangladesh, que ahora cuenta con un sistema de alerta temprana de 48 horas que permite a la población evacuar a albergues seguros antes de que los ciclones toquen tierra, reduciendo la mortalidad. En 1970, 300.000 personas murieron al paso del ciclón Bhola, pero en 2007, durante el paso del ciclón Sidr hubo 3.000 muertos, porque las autoridades pudieron seguir su rastro a medida que iba cobrando fuerza.

… pero no pueden evitar todos los daños
Si bien a nivel local es posible actuar para proteger vidas y medios de subsistencia una vez que se recibe la alerta, es poco lo que se puede hacer para proteger la infraestructura en un desastre repentino: las pérdidas financieras resultantes de la destrucción de edificaciones e interrupción de servicios seguirán ocurriendo. Sin embargo, en los desastres de inicio lento, que pueden ser anticipados con días o meses, los sistemas de alerta temprana pueden ofrecer suficiente tiempo para tomar medidas de reducción de riesgos, como reforzar las edificaciones y construir barreras.

Alerta temprana también puede ayudar en muchos tipos de riesgos…
Los sistemas de alerta están bien establecidos y han probado ser beneficiosos para una variedad de riesgos. En el caso de los tsunamis, el beneficio de un sistema coordinado internacionalmente quedó demostrado en el terremoto y tsunami de 2011 en Tohoku, Japón, que amenazó muchas islas del Pacífico: las alertas estuvieron mejor coordinadas que durante el devastador tsunami del océano Índico de 2004, dando tiempo para que mucha gente pudiera evacuar a zonas más altas. Lograr impactos es más difícil para aquellos sistemas establecidos para advertir de riesgos que tienen causas complejas, como las sequías. Sin embargo, algunos países han desarrollado sistemas capaces de integrar información de varias fuentes y proporcionar alertas de apariciones inminentes de sequía. Y los sistemas de alerta temprana de seguridad alimentaria se han desarrollado significativamente en los últimos años. El Sistema de Alerta Temprana e Información Global de Agricultura y Alimentación (GIEWS por sus siglas en inglés) de la FAO es el sistema de monitoreo de seguridad alimentaria más completo del mundo.

.… pero tiene límites cuando se trata de peligros geológicos
Los signos de una erupción volcánica inminente o de un deslizamiento de tierras a veces se pueden detectar en etapas tempranas y ser usados para advertencias. En muchas zonas propensas a terremotos se han instalado sistemas de monitoreo regional y existen iniciativas multinacionales (como la red GEOFON del instituto de investigación GeoForschungsZentrum de Potsdam, por ejemplo). Sin embargo, reconocer precursores de un terremoto es complicado y las predicciones de rutina siguen siendo difíciles de lograr: la ubicación, magnitud y tiempo de ocurrencia de los terremotos no pueden ser previstos. No obstante, incluso unos cuantos segundos de tiempo pueden hacer la diferencia, y algunos países están trabajando con la limitada información disponible. En la ciudad de México por ejemplo, los sistemas técnicos pueden identificar la primera ola sísmica que sigue al inicio de un terremoto que podría haber ocurrido a más de cien kilómetros de distancia, permitiendo a las autoridades usar esta información para cortar sistemas críticos como las líneas de suministro de gas.

La brecha entre alertar y atender

Sin embargo, mejorar la eficacia de los sistemas de alerta temprana, no conduce de por sí a reducir el riesgo en las comunidades propensas a desastres: los sistemas de alerta temprana sirven de poco si no van seguidos de la acción (temprana). 

Las alertas todavía no se comunican eficazmente, e incluso no funcionan suficientemente a pesar de que los organismos de los países desarrollados y en desarrollo son actualmente más conscientes de la naturaleza, frecuencia, ubicaciones e intensidad de varios tipos de riesgo, y han desarrollado capacidades técnicas de monitoreo, como modelos climáticos y detección remota. [3, 4]

Un buen ejemplo lo constituye uno de los más devastadores desastres de la historia, el tsunami de 2004 en el océano Índico. El Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico de Hawái captó el terremoto. Pero a pesar de las llamadas telefónicas hechas por el centro a los organismos gubernamentales de países como Indonesia y Tailandia, faltó infraestructura de emergencia y por lo tanto la alerta no fue difundida a las comunidades locales.[6]

 

Woman searches through wreckage in the aftermath of Indian Ocean tsunami

Alertas sobre tsunami de océano Índico de 2004 no se difundieron a comunidades locales por falta de infraestructura de emergencia.

Flickr/ simminch

 

Entonces, ¿cómo afrontar la brecha entre alerta temprana y respuesta? Identificar los factores que contribuyen a ella puede ayudar a los países y a la comunidad internacional a encontrar formas de abordarla.

La incertidumbre inherente en la información científica es una de las razones del fracaso para actuar en las alertas de desastres. La información de los pronósticos frecuentemente se da en un lenguaje y formato que no es fácilmente entendido por los trabajadores humanitarios o las comunidades locales que la requieren. La jerga científica relacionada con la incertidumbre ocasiona generalmente que los usuarios no actúen.

Declaraciones del tipo "hay un 20 por ciento de posibilidades de que las lluvias estén por encima de la media interanual" presenta la información en un idioma desconocido. .

Sin embargo, la incertidumbre no tiene que ser una razón para la inacción. El intercambio de información de doble vía puede mitigar la incomprensión y ayudar a los científicos y usuarios de la información científica a apreciar mutuamente sus 'lenguajes', sus respectivos objetivos y cómo podrían trabajar mejor conjuntamente para prepararse frente a un desastre. (Recuadro 3). [7] [7]

Recuadro 3: Necesidad de entender la incertidumbre

En 2011, el Programa Futuros Humanitarios llevó a cabo una investigación sobre el uso de la ciencia climática en la toma de decisiones informadas respecto a los medios de subsistencia en el contexto de las condiciones estacionales de inundación y sequía en Kenia. [8] Encontró que aunque el Departamento Meteorológico de Kenia había generado información útil y pertinente para los productores agrícolas y ganaderos, no lo había hecho en una forma que la pudieran entender. Los cuestionarios indicaban también que la comunidad tenía un alto nivel de desconfianza en la agencia, en gran medida debido a que anteriormente había producido predicciones que no se habían cumplido. La falta de comprensión de la incertidumbre de las estimaciones había hecho que la gente creyera que las predicciones eran equivocadas, y a no confiar en las estimaciones.

Priorizar los riesgos

Otra razón para la inacción es que las alertas no reflejan una comprensión de las decisiones que la gente necesita asumir en la posterior respuesta. En los países en desarrollo, esto significa intervenir en los vínculos bien establecidos entre desastres y pobreza. Por ejemplo, un agricultor puede permanecer cuidando su ganado en vez de evacuar porque juzga que el riesgo de inundación es menor que el riesgo de perder su medio de subsistencia. Los comunicadores de las alertas tempranas pueden trabajar más eficazmente si tienen en cuenta cómo se comportan las personas en ese periodo crucial después que reciben una advertencia, particularmente cómo priorizan los diferentes riesgos. Evaluar los comportamientos después de los desastres puede ayudar a clarificar quién presta atención a las alertas y quién no y por qué.

Communicators of early warnings can work more effectively by taking into account how people behave in that crucial period after they receive a warning — particularly how they prioritise different risks. Assessing behaviour after disasters can help to clarify who does and does not heed warnings, and why.

Reducir falsas alarmas

A medida que los sistemas de alerta crecen en cobertura geográfica y sofisticación, también aumentan las falsas alarmas. Mientras algunos creen que estas proporcionan una práctica invalorable, las altas tasas de falsas alarmas pueden socavar la confianza pública, generar desconfianza, diluir el impacto de las alertas y reducir la credibilidad de futuras advertencias. En 2007, una alarma local de tsunami fue lanzada equivocadamente en Aceh, Indonesia, causando pánico masivo y lesiones en los residentes que se ponían a buen recaudo. La rabia llevó posteriormente a los residentes a inutilizar el sistema de alarma de tsunami, causando vulnerabilidades innecesarias y riesgo a largo plazo. Y este año, un terremoto de 8.7 en la escala de Richter, que golpeó la costa de Indonesia, dio lugar a la activación del Sistema de Alerta Temprana de Tsunamis del Pacífico, pero no hubo tsunamis significativos, y la probabilidad de un tsunami fue considerada baja dadas las características del terremoto. Una manera de reducir las falsas alarmas es usar indicadores locales fiables de peligro, como el comportamiento animal o los cambios en la vegetación, para verificar los indicadores científicos de peligros venideros. Otro enfoque consiste en trabajar con los medios para evitar informaciones inexactas, exageradas o engañosas acerca de eventos potenciales.

Man uses radio to listen to drought warnings

Radio, televisión, SMS y correos electrónicos se usan para comunicar alertas pero no hay suficiente seguimiento de lo que realmente funciona.

Flickr/ Internewseurope

Monitoreo de las herramientas de comunicación

Se están desarrollando y desplegando TIC innovadoras, que cumplen un importante papel en la difusión de información a las organizaciones encargadas de responder a las alertas y al público durante un desastre. Pero su capacidad de lograr un impacto se ve limitada por la falta de un monitoreo sistemático y constante. Para comunicar las alertas se están usando servicios web, mensajes SMS y correos electrónicos, así como tecnologías más establecidas: radio y televisión. Pero estas herramientas son creadas y desplegadas en varias ubicaciones y bajo diferentes circunstancias, con un seguimiento insuficiente de lo que funciona y lo que no funciona. Por ejemplo, la televisión no siempre es efectiva en las comunidades con mayor riesgo debido a la desconfianza. Si el seguimiento tiene lugar, con frecuencia falla en monitorear su efectividad sobre el corto y largo plazo, o puede plantear preguntas sobre la fiabilidad asumida por la organización que la ejecutó.

Coordinar la respuesta

Por último, la insuficiente coordinación y colaboración entre organizaciones puede detener los esfuerzos para fomentar la acción temprana debido a que las organizaciones que producen las advertencias no son las que la difunden. Por ejemplo, en el caso de los huracanes, la Organización Meteorológica Mundial recoge datos atmosféricos que luego son transmitidos al Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos, que genera predicciones y recomendación sobre el huracán. Esta recomendación se transmite posteriormente a través del Sistema Global de Telecomunicación, vía fax e Internet a los servicios nacionales de meteorología e hidrología de los países en riesgo, donde los meteorólogos nacionales los usan para producir alertas específicas sobre el huracán. Luego estas son transmitidas a los periódicos locales, estaciones de radio y televisión, servicios de emergencia y otros usuarios Sin embargo, los mecanismos de comunicación entre organizaciones y entre agencias dentro de los países son limitados. Y hay instituciones con mandatos que se superponen; por ejemplo, la agencia agrícola local y el departamento de cambio climático pueden sentir que es su responsabilidad comunicar una alerta de inundación a las comunidades, y las advertencias separadas pueden causar confusión. Los peligros no se limitan a las fronteras territoriales de los países o distritos. Y como la exposición a las áreas de riesgo se agranda debido al cambio climático, el intercambio de información se volverá más importante. Mejores canales de comunicación y políticas vinculadas que creen una voz autorizada pueden ayudar a abordarlos.

Servir a las comunidades

Un clima cambiante implica cambios en las necesidades de los países en desarrollo y en su capacidad de responder a los desastres. El cambio en los patrones de lluvia y en las rutas de los huracanes, y tener más días con temperaturas extremas, traerá nuevos peligros a zonas que previamente no los habían experimentado. [9] Además, los asentamientos y los servicios se están expandiendo en localidades en riesgo a medida que la urbanización se intensifica a lo largo de las costas, aumentando la exposición a peligros. (Figura 2).

Figura 2: Grandes ciudades costeras donde se espera aumento de población debido a su rápida urbanización (click for full image)

Figura 2: Grandes ciudades costeras donde se espera aumento de población debido a su rápida urbanización

Los sistemas de alerta temprana —y las tecnologías y herramientas que los apoyan— trabajarán mejor si están integrados, son comprensibles y pertinentes para las comunidades a las que sirven. [10] Esto será de especial valor en aquellas comunidades que no pueden confiar en el gobierno para una respuesta eficaz. Y es necesario integrar el conocimiento y las prácticas locales con las de la comunidad científica, para mejorar los pronósticos y aumentar la aceptación, apropiación y sostenibilidad de los sistemas de alerta temprana. El Marco de Acción Hyogo de la UNISDR pone énfasis en la importancia de fomentar el uso del conocimiento tradicional.

La idea es que la práctica local y la científica se puedan complementar —no remplazar— una con la otra, pues cada una tiene sus propias ventajas y limitaciones. En las Islas Salomón por ejemplo, se dio una integración con la comunicación de las alertas tempranas en la isla Tikopia, donde tan solo unos cuantos residentes recibieron las alertas transmitidas por Radio Australia (método científico) sobre el ciclón que se aproximaba en diciembre de 2002. El sistema de comunicación local (método indígena) se encargó de llevar el mensaje a través de los corredores locales a otros miembros de la comunidad en su lengua natal. [11, 12]

Sin embargo, no existe una manera sencilla de mejorar los sistemas de alerta temprana. Su impacto será maximizado solo cuando se hayan dado todos los pasos necesarios para mejorar la eficacia de las herramientas tecnológicas y las previsiones científicas de las que dependen los gobiernos y las comunidades, brindando más tiempo para una acción adecuada.

Lucy Pearson es coordinadora de investigación del programa Futuros Humanitarios del King's College de Londres, y coordinadora de programa del Centro Asiático de Preparación ante Desastres de Tailandia. Se le puede escribir a:[email protected]

This article is part of a Spotlight on Improving early warning of disasters.

 

References

[1] Global Assessment Report on Disaster Risk Reduction (UNISDR, 2009)
[2] Ogallo, L., et al. Adapting to climate variability and change: the Climate Outlook Forum process [837kB]. BAMS 57, 93–102 (2008) 
[3] Developing Early Warning Systems: A checklist. Report from the Third International Conference on Early Warning (Report, UNISDR, 2006) 
[4] Global Assessment Report for Disaster Risk Reduction. (Report, UNISDR, 2011) 
[5] Rogers, D. and V. Tsirkunov. Costs and Benefits of Early Warning Systems [549kB] (Paper for UNISDR, 2011) 
[6] Kettlewell, J. Early Warning Technology – is it enough? (BBC, 2008)
[7] HFP Futures Group Making Space for Science – Humanitarian Policy Dialogue: Unlocking the Potential for Effective Crisis Prevention, Preparedness, Response and Emergency Recovery (Humanitarian Futures Programme, 2011) 
[8] Report of the Exchange Team visit to Nairobi and Arusha (Humanitarian Futures Programme, 2011)
[9] Special Report on Managing the Risks of Extreme Events and Disasters to Advance Climate Change Adaptation (IPCC, 2011)
[10] Early Warning – Early Action [727kB] (International Federation of Red Cross and Red Crescent Societies, 2008)
[11] Victoria, L. P. Combining Indigenous and Scientific Knowledge in the Dagupan City Flood Warning System in Indigenous Knowledge for Disaster Risk Reduction: Good Practices and Lessons Learned from Experiences in the Asia-Pacific Region (UNISDR, 2008)
[12] McAdoo, B. G. et alIndigenous Knowledge Saved Lives during 2007 Solomon Islands Tsunami in Indigenous Knowledge for Disaster Risk Reduction: Good Practices and Lessons Learned from Experiences in the Asia-Pacific Region (UNISDR, 2008)