11/02/20

“Los sesgos de género ya no tienen cabida”

antonieta rojas de arias by SCP
Antonieta Rojas de Arias, primera presidenta en la historia de la Sociedad Científica del Paraguay, pide establecer un plan estratégico para la ciencia local. Crédito de la imagen: Nadia Sosa, Sociedad Científica del Paraguay.

De un vistazo

  • Rojas de Arias estudia factores para aparición de enfermedad de Chagas y leishmaniasis
  • Es la primera mujer que preside la Sociedad Científica de Paraguay en 96 años de la institución
  • Reconoce que aún faltan mujeres en cargos de toma de decisiones sobre la ciencia

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Venezolana de nacimiento pero paraguaya de corazón, Antonieta Rojas de Arias es la primera mujer en presidir la Sociedad Científica del Paraguay (SCP) en 96 años de historia de la institución. Es el reconocimiento a una trayectoria científica destacada que incluye la propiedad de tres patentes internacionales sobre tratamientos contra la enfermedad de Chagas y otras dos en proceso, además de más de 110 artículos científicos publicados en revistas indexadas, producto de subsidios internacionales y nacionales.

Llegó a Paraguay el 26 de noviembre de 1980 y desde entonces no paró: se licenció en ciencias biológicas y en ciencias de la educación por la Universidad Nacional de Asunción, posteriormente se especializó en salud pública y entomología médica y obtuvo un doctorado en zoología aplicada por la Universidad de Gales (Reino Unido).

En el diálogo que sostuvo con SciDev.Net, Rojas de Arias señala que “los sesgos de género ya no tienen cabida en la sociedad del conocimiento”, pero reconoce que en Paraguay la desigualdad de género se observa a medida que las mujeres avanzan en los niveles de responsabilidad, “ya que pocas llegan a tener cargos de relevancia en la toma de decisiones”.

¿Cuál es su área de investigación?

El área de las enfermedades tropicales, en especial en las transmitidas por vectores: la enfermedad de Chagas y las leishmaniasis. Estudio la ecoepidemiología, que trata los factores que influyen en la aparición de una enfermedad, sus parásitos y vectores.

A lo largo de mi carrera fui privilegiada al conocer y trabajar en los dos mundos de estas enfermedades: uno, el de la ciencia, que responde a las preguntas que pueden ayudar a los programas de control a impactarlas y reducirlas; y otro, el de la lucha cuerpo a cuerpo con la enfermedad, para controlarla y reducir su impacto sobre la población. Este abordaje holístico me permitió despejar, de alguna manera, los múltiples caminos que abordan estas enfermedades multifactoriales.

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Crédito de la imagen: Nadia Sosa, Sociedad Científica del Paraguay.

¿Qué obstáculos o facilidades encontró en su desempeño en dicha área?

El área de las enfermedades tropicales siempre tiene financiamiento a nivel internacional. Las emergencias mundiales por la dispersión como consecuencia del cambio climático, la deforestación y la globalización, movilizan a la comunidad internacional a buscar soluciones.

A nivel nacional, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) de Paraguay financia este tipo de investigaciones; sin embargo, se requiere una integración sectorial para poder luchar localmente con la propagación de este tipo de enfermedades y sus peculiaridades locales.

Aún existe mucha dispersión entre la comunidad científica, el sector privado y el público para lograr una toma de decisiones focalizadas. No existe una transferencia de los resultados generados por la academia a los sectores que podrían hacer uso de ellos. Esta misma situación ocurre en otros sectores.

¿Y respecto de los tropiezos?

Hacer ciencia requiere de la búsqueda de financiamiento, de contar con políticas públicas claras que pongan el foco en las debilidades del sistema. En Paraguay pasamos de considerar la investigación científica como un gasto, a comenzar a invertir en ella. Esto fue un cambio de paradigma muy importante a partir del 2008. Ahora depende de nosotros y de los tomadores de decisión que esta inversión sea efectiva y se vea su impacto a mediano y largo plazo.

Cuando empezó, ¿había predominio de investigadores de género masculino?

Como todo investigador, tuve tutores que orientaron mi carrera y de quienes aprendí a hacer buenas preguntas, que es la clave para hacer investigación de calidad. Mis tutores fueron todos hombres. En esa época, pocas mujeres se dedicaban a la investigación de manera independiente, más bien cumplían roles técnicos o de apoyo al grupo de investigación.

Sin embargo, mi experiencia local, ya como docente investigadora desde los ochenta fue siempre con muchas mujeres investigadoras. En esa década, los salarios eran tan bajos que prácticamente sólo las mujeres ocupaban esos cargos, así que el predominio de mujeres no estuvo ligado a ninguna política de igualdad de acceso a cargos en investigación.

Actualmente, en el Programa Nacional de Incentivo al Investigador, por ejemplo, casi el 50 por ciento de los investigadores categorizados son mujeres. Sin embargo, la desigualdad se observa a medida que avanzan en los niveles de responsabilidad, ya que pocas llegan a tener cargos de relevancia en la toma de decisiones.

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Crédito de la imagen: Nadia Sosa, Sociedad Científica del Paraguay.

¿Qué hace la SCP bajo su liderazgo?

La Sociedad es un referente del fomento de la ciencia. Difundirla es el propósito más importante que se forjó como entidad. Es un ente que logra discutir y sentar posiciones en temas de ciencia, tecnología e innovación, mediante un fructífero intercambio con sus pares y con la sociedad en general. Tenemos una agenda llena entre nuestras propias actividades y todas aquellas que apoyan a la comunidad científica.

Como entidad conocedora del  manejo y gestión de la ciencia, propusimos un borrador de Ley del Investigador Científico, que será sometido a consideración del Congreso Nacional este año.

A través de nuestra representación oficial ante el CONACyT, hacemos llegar evaluaciones y consideraciones realizadas por los miembros sobre los procesos e instrumentos de los diferentes programas que el Consejo ejecuta, como también asesoramientos cuando nos los solicitan. Recientemente, se fundó una Asociación de Investigadores Científicos del Paraguay, que cumplirá una función gremial y donde están representados todas las áreas de la ciencia.

¿Cómo ve a la ciencia, investigación e innovación en Paraguay en los últimos diez años?

A partir del 2008, luego de años de muy poca relevancia en el ámbito nacional por el escaso presupuesto, en el CONACyT se inició un despertar en las ciencias a nivel nacional, un periodo indudable de crecimiento científico donde logramos saber cuántos éramos, qué hacíamos y dónde estábamos. Dejamos de ser simples islas de desarrollo de conocimiento y pasamos a institucionalizar los procesos para realizar una verdadera ciencia nacional.

Se logró crear un semillero en todas las áreas de la ciencia y se fomentó la formación de recursos humanos y de grupos de investigación nuevos, así como el fortalecimiento de los más antiguos. La formación de recursos humanos a nivel de posgrado dentro y fuera del país a través de los cursos de maestría y doctorados y de estancias cortas, así como las ventanillas de repatriación y radicación de investigadores empezaron a movilizarse.

Es incuestionable la producción científica de Paraguay en los últimos 10 años, en especial a partir del 2011 cuando el incentivo económico otorgado al investigador consiguió en gran medida darle estabilidad económica, logrando importantes productos científicos reflejados en publicaciones en revistas de alto impacto. Somos una comunidad científica sentando las bases necesarias para su despegue, debemos potenciar nuestros motores, no apagarlos.

A su criterio ¿qué papel debería tener la ciencia en el país?

Se requiere incorporar la investigación en los desafíos que el país se fije y aportar evidencias en torno a ellos, respetando la libertad que la ciencia da al investigador para hacerse las mejores preguntas.

Debemos también poner el foco en el mercado, aprender de la tecnología que incorporamos para empezar a generar la nuestra. Hay que concebir incentivos para el desarrollo de nuevas áreas y establecer lo antes posible el Plan Estratégico, para ir logrando los cometidos planteados en la Política Nacional de Ciencia y Tecnología, de lo contrario quedará como una expresión de deseos.

La sociedad civil debe conocer que la ciencia está en el día a día de nuestras vidas y debemos lograr que valore lo que producen sus científicos.

¿Qué enseñanza puede extraer de su trayectoria y pasarlo como mensaje a las nuevas generaciones de científicas o investigadoras?

Las investigadoras, más que igualdad, queremos la responsabilidad en la toma de decisiones. Los sesgos de género ya no tienen cabida en la sociedad del conocimiento. La poca dedicación de la niña y la mujer a la ciencia en estos días está ligada a estereotipos que deben ser superados. Necesitamos de todos para lograr desarrollar el país.

Si bien se necesita infraestructura edilicia, equipamiento y capacitación de recursos humanos para llevar adelante una investigación, lo más importante es crear un ambiente propicio de trabajo, con gente optimista, paciente y apasionada, que estimule y entusiasme a los más jóvenes y a otros colegas a debatir.

Las mejores ideas, e inclusive los saltos en el conocimiento, se generan en el fervor de la discusión de los grupos en torno a una mesa de trabajo, un almuerzo o una reunión del grupo de investigación multidisciplinario para debatir algún manuscrito. Así, llegar al lugar donde se trabaja es un placer y no una obligación cotidiana.