Enviar a un amigo
Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.
Investigadores del Hospital das Clínicas de la Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo están aplicando técnicas de autopsia mínimamente invasivas para confirmar los casos de muertes por el nuevo coronavirus (Sars-Cov-2), en un intento de reducir el contacto de los trabajadores de salud con cadáveres posiblemente infectados.
Las autopsias de las personas sospechosas de haber fallecido por Covid-19 conllevan un alto riesgo para los profesionales de salud porque los expone a órganos, fluidos y secreciones posiblemente contaminadas.
Las técnicas han sido desarrolladas y aplicadas con fines de investigación en los últimos 6 años. Incluyen el uso de un equipo de protección similar al utilizado por los profesionales de salud durante el brote de ébola en África y “demora unos 30 minutos en ponerse”, refirió a SciDev.Net Paulo Saldiva, profesor de patología de la Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo, quien desarrolló el procedimiento.
Después, el cadáver es envuelto en un plástico protector ligeramente transparente y firmemente adherido a su cuerpo y a continuación se usa un dispositivo de ultrasonido para localizar los órganos que se desean analizar —los pulmones, por lo general— y se introducen agujas grandes a través del plástico. Las agujas tienen unas pequeñas aberturas en sus puntas lo que permite a los investigadores extraer pequeñas muestras de tejido del órgano identificado.
[La técnica] “reemplaza la necesidad de extraer los órganos y garantiza la protección de los especialistas que participan en la autopsia, previniéndolos de cualquier contacto con el cadáver”
Paulo Saldiva – Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo.
“Eso reemplaza la necesidad de extraer los órganos y garantiza la protección de los especialistas que participan en la autopsia, previniéndolos de cualquier contacto con el cadáver”, explica Saldiva.
Las muestras de tejido tomadas de los pacientes fallecidos pueden usarse para tener un mayor conocimiento biológico de la enfermedad. “Pensamos crear un repositorio biológico de muestras de tejido para uso de los investigadores que quieran entender los mecanismos de infección del virus y ayudar a mejorar el diagnóstico de Covid-19”, añade el especialista.
Él y su equipo están recolectando muestras de tejido del cerebro, corazón, pulmón, bazo, intestino y testículos, así como de las glándulas salivales.
Aunque el equipo requerido no es costoso, se necesitan competencias que otras salas de autopsia generalmente no tienen. La falta de equipos adecuados ha motivado al Ministerio de Salud a aconsejar a los médicos que no realicen necropsias de casos ya confirmados de Covid-19 en el país, precisamente debido al alto riesgo de contaminación.
La Escuela de Medicina de la Universidad de São Paulo tuvo que adaptar parte de la Plataforma de Imágenes en Sala de Autopsias, un laboratorio construido bajo tierra que ocupa un área de 500 metros cuadrados, para cumplir con los requisitos sanitarios y evitar el riesgo de contaminación de los profesionales que iban a ocuparse de los cuerpos.
Saldiva y su equipo comenzaron a desarrollar estas técnicas en marzo de 2013, bajo un proyecto de investigación dirigido a usar modernas técnicas de autopsia para investigar diversas enfermedades —especialmente infecciosas, pero también enfermedades causadas por contaminación del aire, entre otras— y evaluar sus diagnósticos clínicos y tratamientos.
“La ventaja principal de la técnica de Saldiva y su equipo es que mitiga el riesgo de contaminación por el Sars-Cov-2 entre los profesionales que realizan la autopsia”, afirma Marco Aurélio Guimarães, fisiólogo responsable del Laboratorio de Antropología Forense de la Facultad de Medicina del Centro Ribeirão Preto de Medicina Legal.
Pero el desafío principal es enseñar esas técnicas a profesionales de otras salas de autopsia del país que carecen de elementos esenciales para su trabajo, como mascarillas, reflexiona.
“Capacitar a un profesional en el uso de estas técnicas de autopsia demora aproximadamente 20 días”, afirma. “No es mucho tiempo, pero dada la actual situación de pandemia, podría ser un factor complicado”, opina Guimarães.
El proyecto de investigación dirigido por Paulo Saldiva es financiado por FAPESP, donante de SciDev.Net