30/05/14

Sismos precursores podrían anunciar grandes terremotos

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Crédito de la imagen: Plataforma Urbana

De un vistazo

  • Seguidilla de temblores y pequeños deslizamientos de placas tectónicas pueden anteceder a terremotos de gran magnitud
  • Los terremotos de Japón en 2011 y Chile en 2014 son ejemplos de este tipo
  • Pero se requiere apoyo científico para evaluar la actividad sísmica y así prevenir a la población

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[SANTIAGO] La detección de temblores que anteceden a terremotos de gran magnitud podría entregar pistas de que habrá un evento sísmico, sugieren sismólogos estadounidenses en un artículo en Science (16 de mayo).
 
Emily Brodsky y Thorne Lay, del Departamento de Ciencias Terrestres y Planetarias de la Universidad de California en Santa Cruz, analizaron datos del sismo de magnitud 8,1 de abril pasado en Chile y del grado 9, en mayo de 2011 en Japón.
 
Identificaron dos elementos promisorios para detectar terremotos que ocurren en zonas llamadas de subducción, donde se encuentran dos placas tectónicas del suelo oceánico, tal como ocurre en los bordes del Océano Pacífico.

“Sin poder monitorear a largo plazo los movimientos de la corteza y los sismos cerca de la falla, no hay esperanza de usar este indicador para hacer predicciones”.

Emily Brodsky

Estos son la secuencia de sismos precursores y la detección de pequeños deslizamientos de las placas mediante instrumentos colocados en el fondo marino.
 
Veintitrés días antes del terremoto de Japón hubo una seguidilla de sismos pequeños, los cuales se fueron acercando varios kilómetros diarios hacia el epicentro del gran sismo. Dos días antes, hubo un sismo de 7,3 grados a solo 10 kilómetros del epicentro.
 
Según datos de los instrumentos instalados en el fondo marino, la falla se fue deslizando lentamente, provocando los sismos precursores
 
Pero los autores advierten que una gran actividad sísmica no necesariamente culmina en un gran terremoto, por lo que el valor predictivo de este indicador es limitado.
 
Sin embargo, el deslizamiento lento es más común y, por lo tanto, “potencialmente más predecible”. El problema práctico, dice Brodsky, es que solo Japón y Canadá tienen instrumentos para medir lo que ocurre en el fondo marino.
 
“Y sin poder monitorear a largo plazo los movimientos de la corteza y los sismos cerca de la falla con telémetros colocados en el mar, donde se tocan las placas tectónicas, no hay esperanza de usar este indicador para hacer predicciones”, señala a SciDev.Net.
 
El terremoto chileno, en tanto, fue precedido de dos semanas de sismos precursores y, al igual que en el de Japón, la actividad migró hacia el lugar del epicentro durante unas dos semanas, a una velocidad de varios kilómetros diarios.
 
“Pero sin un apoyo científico para evaluar la secuencia migratoria, las autoridades solo pudieron comunicar su preocupación sobre la actividad sísmica y recordar a la población que siempre debería estar preparada para un sismo mayor en la región”, dice el estudio.
 
Jorge Ramírez, director del Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta, Chile, corrobora que la combinación de sismos precursores y pequeños deslizamientos puede conducir a pronósticos confiables del área del epicentro y rango de tamaño.
 
Destaca que así ocurrió dos meses antes de los grandes terremotos de 1868 y 1877 en Iquique, Chile, y en los deslizamientos de placas detectados antes de los terremotos de 2011 en Japón y abril pasado en Iquique. 
 
Enlace al artículo completo en Science

References

ScienceVol. 344 no. 6185 pp. 700-702 
DOI: 10.1126/science.1255202