07/11/18

¿Qué ha hecho América Latina contra las bebidas azucaradas?

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Una sola bebida azucarada de 250 mililitros (9 onzas) puede sumar las calorías equivalentes a un plato extra de comida al día. Crédito de la imagen: Victoriano Izquierdo en Unsplash.

De un vistazo

  • En 15 años, 14 países de la región impulsaron casi 40 medidas contra bebidas azucaradas
  • Medidas son avaladas por la OMS como mecanismo para reducir las muertes por obesidad y diabetes 2
  • México es el país con la estrategia más exitosa de reducción de estos productos y mejoras en la salud.

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[SAN JOSÉ, COSTA RICA] En 15 años, 14 países de América Latina han adoptado al menos 39 iniciativas públicas y privadas para regular el consumo de bebidas azucaradas como forma de reducir la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2 que afecta a la región, según relevó una investigación publicada en PLOS ONE.
 
Estas enfermedades no transmisibles son un problema en América Latina, donde 58 por ciento de la población (360 millones de personas) tiene un peso mayor al recomendado según la complexión física, de acuerdo con un estudio elaborado este año por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
 
En particular, la obesidad afecta a 140 millones de personas en la región, lo que representa a 23 por ciento de la población total. La modificación de los hábitos alimenticios registrada en los últimos años es clave para esta situación sanitaria, indican los expertos.
 
Entre esos cambios de hábitos, el aumento del consumo de bebidas azucaradas es uno de los elementos analizados en la investigación publicada en PLOS. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una sola bebida azucarada de 250 mililitros (9 onzas) puede sumar las calorías equivalentes a un plato extra de comida al día. 

“El consumo de bebidas azucaradas se debe ir ‘desnaturalizando’, es decir, debe dejar de verse como algo normal en América Latina”.

Raúl Mejía, Centro de Estudios de Estado y Sociedad, Argentina.

 
En esa línea, el nuevo estudio —realizado por expertos de Argentina y Estados Unidos, con apoyo de la OPS y el International Development Research Centre de Canadá (IDRC)— hizo un recuento y analizó las estrategias desarrolladas en la región para disminuir el consumo de estas bebidas, y procuró medir su eficacia.
 
“Encontramos que en la región hay algunas medidas más exitosas que otras (…) Vemos ahora un fenómeno similar a lo que pasó con el tabaco. Hace entre 30 y 50 años era imposible pensar en un impuesto al consumo de tabaco o en eliminar su publicidad dirigida a niños. Pero poco a poco eso cambió hasta la situación que hoy conocemos”, explicó a SciDev.Net Raúl Mejía, uno de los autores del estudio.
 
Mejía —integrante del equipo del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y coordinador del proyecto Bebidas Azucaradas, Salud y Tarifas en Argentina (Basta)— destaca que hay estudios basados en modelos matemáticos que demostraron que la reducción del consumo de bebidas azucaradas se acompaña de una dramática reducción en las enfermedades y las muertes cardiovasculares. 
 
“El consumo de bebidas azucaradas se debe ir ‘desnaturalizando’, es decir, debe dejar de verse como algo normal en América Latina. Esto se hace prohibiendo la publicidad —especialmente la dirigida a niños— y usando una legislación progresiva de restricción. Una vez que se entiende eso, la misma presión social se encarga de reducir el consumo, igual que pasó con el tabaco”, opinó.
 
Y al parecer, hacia allí intenta dirigirse América Latina, con mayor o menor impulso. “Los esfuerzos integrales solo han sido aprobados por Chile, México y Ecuador, mientras que el resto tiene comparativamente pocas iniciativas. Solo 28 de las 39 iniciativas regulatorias fueron aprobadas por los órganos legislativos y ejecutivos de cada país. El 56% de las acciones propone métodos para fiscalizar y evaluar su implementación y el 62% contempla sanciones”, enumera el reporte. 

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La OMS recomienda que se consuman azúcares libres, se mantenga su ingesta por debajo de 10% de sus necesidades totales de energía, y que se reduzcan a menos del 5% para lograr beneficios en salud adicionales.
Crédito: Rawpixel on Unsplash.

 
Entre las medidas se destacan restricciones a la disponibilidad de bebidas azucaradas en escuelas, nuevos impuestos —al consumo, a las ventas o al valor agregado— y otros incentivos económicos para desalentar el consumo; restricciones en publicidad y mercadotecnia, regulaciones sobre contratación pública y subsidios, y reglas de etiquetado de productos.
 
Mejía reconoce que aún hay países como Paraguay o Guatemala donde las acciones son pocas o nulas, y otros como Costa Rica en donde hay esfuerzos pero avanzan muy despacio. Sin embargo, se expresó optimista sobre el futuro y señaló a México como uno de los casos más exitosos.
 
Ese país estableció en 2014 un impuesto especial del 10 por ciento (1 peso por litro) a las bebidas azucaradas, con el objetivo de es mermar su consumo y prevenir problemas cardiovasculares, diabetes, sobrepeso y obesidad, que ocupan los primeros lugares en México. En 2016, a dos años de la aplicación del impuesto, el consumo había disminuido seis por ciento.
 
En el otro extremo de la lucha está Argentina. Este el primer país consumidor de bebidas azucaradas del mundo (137 litros per cápita por año) y el que tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso en menores de cinco años de América Latina y el Caribe con 9,9%, según la OMS y la FAO.

En los últimos 20 años, en Argentina se duplicó el consumo de estas bebidas debido a una disminución en los impuestos y a un incremento en la oferta y en el marketing más agresivo cuyo público meta son niños y jóvenes.
 
En este país, un proyecto de reforma tributaria planteaba un alza de impuestos para las bebidas con azúcar añadida que pasaba de 4% al 17%. “Intentamos pasar esta legislación pero fracasamos”, lamentó Mejía. 
 
“Pocos estudios actuales en América Latina ofrecen datos sobre el impacto y los desafíos de implementación de estrategias reguladoras del consumo de bebidas azucaradas. Se necesitan más pruebas y más evaluaciones comparativas para apoyar la toma de decisiones en el futuro”, concluye el reporte.
 
“Todo en exceso tiene el potencial de hacerle daño a la salud, también el azúcar y esa no es novedad. Estas medidas van en esa línea. Como médico siempre creo que las recomendaciones que se le ofrecen a la población deben ir bien respaldada por la ciencia para que se tomen medidas informadas", opina el endocrinólogo Luis Guillermo Elizondo Herrera, del Hospital Calderón Guardia de Costa Rica, quien no participó de esta investigación.
 
“La salud de las personas es responsabilidad del Estado, de la industria y de la misma población. Cada una de estas partes tiene que poner un granito de arena para mejorarla.  Las acciones para prevenir la obesidad, las enfermedades crónicas y disminuir el consumo de productos no saludables son un trabajo intersectorial e interinstitucional, que es la única forma de abordar la situación de forma integral y eficiente”, afirma Maricruz Ramírez Di Leoni, de la Coordinación Nacional de Nutrición de la Caja Costarricense de Seguro Social de Costa Rica.

Enlace al artículo en PLOS ONE.