Por: Aleida Rueda
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[CIUDAD DE MÉXICO] Las turbinas eólicas, los conciertos y el tráfico de vehículos, aviones y trenes son potenciales fuentes de daños para la salud mental y física de las personas, según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Concluye, por ejemplo, que una exposición al tráfico vehicular con decibeles de 59.3 aumenta un 5 por ciento el riesgo de arterioesclerosis; y que una exposición a 53.3 decibeles aumenta la molestia de la población en un 10 por ciento.
También estima que el ruido puede propiciar hasta un mes de retraso en la capacidad de lectura y comprensión en niños mientras que una exposición al ruido más allá de 80 decibeles durante 40 años de trabajo, con semanas laborales de 40 horas, puede derivar en discapacidad auditiva permanente.
Además, los especialistas concluyen como riesgo “importante” la relación del ruido con la calidad de vida, la salud mental y el desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad o la diabetes tipo 2.
“Europa nos lleva la delantera por mucho. No solo son conscientes de que el ruido es un verdadero problema de salud pública sino que tienen regulaciones muy claras sobre los decibeles que pueden afectar a su población”, corrobora a SciDev.Net Fausto Rodríguez, coordinador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la Universidad Autónoma Metropolitana en México.
“En América Latina, solo Chile está tan avanzado como Europa en términos de análisis acústico. Al resto de la región, especialmente a México y Centroamérica, nos falta bastante”, afirma Rodríguez.
La OMS también incluye datos sobre la exposición a la música como una causa de pérdida de audición en jóvenes: más de cuatro horas por semana o más de cinco años de uso de auriculares personales así como más de cuatro visitas mensuales a una discoteca pueden aumentar los riesgos de hipoacusia (disminución de la audición).
Con el nuevo reporte, la OMS también busca contribuir a que los gobiernos fortalezcan sus regulaciones con el fin de reducir la exposición de su población a estas fuentes de contaminación sonora.
Plantea, por ejemplo, reducir los niveles de ruido producidos por el tráfico vehicular por debajo de 53 decibeles de día y 45 decibeles de noche. En Europa, más de 100 millones de personas están expuestas a niveles por arriba de los 55 decibeles de día mientras que 72 millones están expuestas a más de 50 decibles de noche, en ambos casos por tráfico vehicular, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). En nuestra región, no se tienen datos al respecto.
La OMS exhorta a los responsables de políticas que implementen medidas como mejorar la elección de neumáticos y las superficies de los caminos; restringir el flujo de camiones; disminuir el flujo de tráfico; aumentar la construcción de caminos subterráneos; aislar las zonas de construcción y generar más espacios tranquilos y libres de ruido en las ciudades.
El gobierno de la Ciudad de México, una de las 10 ciudades más ruidosas del mundo de acuerdo con el índice “How the World Hears”, lanzó hace unos días RuidoCDMX, una plataforma para promover el uso de tecnología abierta y la participación de los ciudadanos para que reporten los lugares de la ciudad con mayor contaminación sonora.
“RuidoCDMX funciona sobre el principio de que más datos, reunidos por habitantes de la ciudad que no necesariamente sean especialistas, genera mayor impacto que la concentración de estas tecnologías y procesos en pocas manos”, afirman en su sitio web. Con ello, se medirá el ruido de la ciudad en tiempo real para visibilizar el problema en una ciudad donde la mayor fuente de ruido es el tráfico automotriz.
> Enlace a reporte de la OMS: “Environmental Noise Guidelines for the European Region”.