30/09/13

El desperdicio de alimentos es caro y daña al ambiente

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Crédito de la imagen: Ib Knutsen, FAO Save Food Initiative

De un vistazo

  • Los desechos de alimentos representan 3,3 millones de toneladas de la emisión anual de gases de efecto invernadero.
  • Un estudio de la FAO brinda herramientas para reducir el impacto de los excedentes de alimentos.
  • El informe es parte del proyecto ‘Huella de los Desperdicios de Alimentos’, de la FAO.

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A la lista de factores que contribuyen el cambio climático hay que sumar uno insospechado: los desperdicios de alimentos.
 
Según un informe de la FAO (11 de septiembre), la comida producida y no consumida representa 3,3 millones de toneladas de la emisión anual de gases de efecto invernadero. Solo EE.UU. y China emiten más que eso al año.
 
La FAO estima en 2,9 gigatoneladas la masa de desperdicios, es decir, cerca de un tercio de todos los alimentos producidos anualmente en el mundo, y su costo bordea los US$750 mil millones.
 
Los alimentos desechados contribuyen al despilfarro de alimentos 250 kilómetros cúbicos de agua ─solo 25 menos del volumen total que inunda anualmente la llanura del río Amazonas─ y casi 1,4 millones de hectáreas de tierra, 28 por ciento de la superficie agrícola global.
 
El uso intensivo de la tierra y la deforestación para la expansión agrícola son, según el informe, la principal amenaza para la biodiversidad. Por lo tanto, la explotación innecesaria de recursos también afecta a la supervivencia de las especies.
 
Para Nadia Scialabba, del Departamento de Gestión de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la FAO, el mensaje del informe es claro: “Dejar que los productos de la naturaleza y del esfuerzo humano vayan a la basura es simplemente antiético en un mundo de escasez de recursos naturales, hambre y austeridad”.
 
Agrega que los tomadores de decisiones deben crear incentivos para que los productores, distribuidores y consumidores reduzcan, reutilicen y reciclen los excedentes de alimentos.

“Dejar que los productos de la naturaleza y del esfuerzo humano vayan a la basura es simplemente antiético en un mundo de escasez”.

Nadia Scialabba

 
Acciones en esos tres niveles se detallan en un ‘kit de herramientas’ preparado por la FAO para ayudar a solucionar el problema.
 
Para orientar a los administradores que deseen invertir en la lucha contra los desperdicios, el estudio destaca la contribución de cada región y su cultura de desecho agrícola. Destacan los cereales en Asia; la carne en regiones desarrolladas y América Latina; las frutas en Asia, América Latina y Europa; y las legumbres en Asia industrializada, sur de Europa y Sudeste asiático.
 
El agrónomo Rubens Onofre Nodari, exgerente de Recursos Genéticos Vegetales del Ministerio del Ambiente de Brasil, cuestiona que el informe asocie el problema de los desperdicios con el del hambre.
 
Para él, ambos son consecuencia de la lógica comercial que impulsa la producción mundial de alimentos. “La comida no es más comida, es una mercancía, y su producción sigue la ley de la oferta y la demanda; este es el problema”, afirma.
 
En tanto, Scialabba admite que reducir los desperdicios es solo parte de la solución. “La pregunta clave es si la gente tiene o no acceso a los alimentos que se producen o a los recursos necesarios para producirlos”, señala.
 
El informe es parte del proyecto ‘Huella de los Desperdicios de Alimentos’, de la FAO.