08/04/21

COVID-19 provocó aumento de muertes fetales y maternas

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El embarazo en tiempos de COVID-19 pone en riesgo la atención de una maternidad segura ha revelado un estudio reciente. Crédito de la imagen: addieberger/Pixabay

De un vistazo

  • COVID-19 ha empeorado indicadores de salud materna y perinatal en países de ingresos bajos y medios
  • Revisión mundial analizó datos de mortalidad materna y fetal de 17 países desarrollados y en desarrollo
  • Durante emergencias de salud como esta pandemia se debe priorizar atención de la maternidad

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Para preservar la atención de maternidad segura en todo el mundo es necesario implementar  medidas  inmediatas que permitan revertir el deterioro que evidencian los indicadores maternos y perinatales a causa de la pandemia de COVID-19 , en especial en los países de ingresos bajos y medios, advierte un nuevo estudio.

La investigación, publicada en The Lancet Global Health (31 de marzo) encontró un aumento de muertes maternas y  fetales, ruptura de embarazos ectópicos y depresión materna tras analizar la información de más de 6 millones de embarazos y hacer una revisión sistemática de 40 estudios de 17 países, entre el 1 de enero de 2020 y el 8 de enero de 2021.

“La interrupción de los servicios, los confinamientos a nivel nacional  y el temor  a acudir a los centros de salud muestran cómo los efectos adversos de la COVID-19 implican consecuencias para la salud que van más allá de las muertes y enfermedades causadas por el propio virus”, dijo Asma Khalil, investigadora de la Universidad St. George, de Londres, y autora principal del estudio.

Aunque los resultados difieren entre países, el análisis de los datos agrupados mostró que durante la pandemia, y en todos los estudios examinados, las tasas de mortalidad fetal y  materna aumentaron en aproximadamente un tercio, mientras que las mujeres que requirieron cirugía por embarazos ectópicos crecieron casi seis veces.

“La interrupción de los servicios, los confinamientos a nivel nacional y el temor a acudir a los centros de salud muestran cómo los efectos adversos de la COVID-19 implican consecuencias para la salud que van más allá de las muertes y enfermedades causadas por el propio virus”.

Asma Khalil, Universidad St. George, Londres

Los resultados fueron peores en los países de ingresos bajos y medios que en los de ingresos altos, destacan los investigadores.

Según señaló Khalil a SciDev.Net por correo electrónico, el aumento de las cirugías en embarazos ectópicos probablemente se deba  a la consulta tardía de las mujeres embarazadas,   por temor, dificultad o reticencia a  acudir al hospital en medio de las restricciones por la pandemia. Si se descubren a tiempo, los embarazos ectópicos suelen tratarse con medicamentos.

Sin embargo, la investigadora indicó que “no se observó la misma relación en otras complicaciones, como la diabetes gestacional o los trastornos del embarazo relacionados con hipertensión  arterial, ya que  a menudo no se tratan de afecciones agudas o de emergencia como el embarazo ectópico, que podría provocar hemorragias abdominales en la mujer embarazada y, si no se trata de forma urgente, podría ocasionar la muerte”.

“La diabetes gestacional a menudo se diagnostica en el último tercio del embarazo y, por lo general, no se considera una emergencia”, añadió Khalil.

Los investigadores también hallaron una caída del 10 por ciento en los partos prematuros en los países de altos ingresos, que no se observó en los países de ingresos bajos y medios, probablemente causado por cambios en el comportamiento durante los encierros, que redujeron  las posibilidades de tener un trabajo de parto temprano o antes de término, explicó.

Sin embargo, la revisión encontró que los resultados de salud mental de las embarazadas  empeoraron con la pandemia. De diez estudios analizados que incluían datos sobre la salud mental materna, seis informaron aumento de la depresión posparto, ansiedad materna o ambas.

Desirée Díaz Jiménez, partera con ocho años de experiencia, que trabaja en el Hospital Materno Infantil de Málaga en España, dijo a SciDev.Net que en la práctica diaria no han visto cambios obstétricos, pero sí repercusiones a nivel psicológico. “Las madres sufren un gran impacto emocional ya que durante su estancia en el hospital solo pueden estar acompañadas de una persona, sin visitas familiares”, indicó.

Asegura que la atención que se brinda hoy es bastante diferente a la que se prestaba antes de la pandemia. Las interacciones entre las madres y el personal del hospital son ahora más distantes, y si la mujer embarazada tiene SARS-CoV-2, el aislamiento puede agregar un estigma social.

Jogender Kumar y Praveen Kumar, del Instituto de Postgrado de Educación e Investigación Médica en Chandigarh, India, se sienten complacidos con la forma en que el estudio destaca las disparidades en la atención médica dentro y entre países. Sin embargo, en un comentario publicado en la misma edición de The Lancet Global Health, advierten que la mayoría de los estudios incluidos en la revisión fueron de un solo centro y posiblemente “no representen fielmente  los datos a nivel de la comunidad”.

Blanca Murillo Ortiz, de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, considera que la diversidad de sistemas de salud y las medidas de seguridad adoptadas para enfrentar la pandemia vuelven controvertido  al estudio.

La investigación también presentó un menor número de estudios sobre los países de ingresos medios y bajos en comparación con los de altos ingresos. La región de América Latina y el Caribe sólo estuvo representada por dos informes, provenientes de México y Brasil.

Sin embargo, Murillo coincide con la revisión en destacar que “existe una fuerte necesidad de priorizar la reestructuración de la atención en maternidades”.

“Aunque se están implementando nuevas formas, como la atención médica a distancia, la reducción de las estancias hospitalarias y el seguimiento ambulatorio, se necesitan recursos para mantener estos programas”, sostiene.

Marta Cohen, patóloga pediátrica y perinatal de la Universidad de Sheffield, en el norte de Inglaterra, comenta que el estudio no abordó la posible transmisión vertical de COVID-19 de la madre al feto ni la infección de la placenta.

“Existen infecciones virales de la placenta, y la posibilidad de transmisión vertical de la infección al feto ha sido demostrada en numerosos virus, entre ellos, los de ADN, como el citomegalovirus y el virus del herpes simple”, precisó Cohen, que no participó en el estudio.

“Aunque durante la primera ola de infecciones por SARS-CoV-2 hubo pocas publicaciones que describieron casos de transmisión vertical de una mujer embarazada infectada al feto a través de la placenta, durante la segunda ola que afectó al Reino Unido, hemos notado un aumento en los casos de mortalidad fetal en mujeres con el virus”, señala.

Para Khalil, el estudio envía un mensaje claro de que los responsables de la toma de decisiones deben priorizar la atención maternal segura, accesible y equitativa como parte de la respuesta estratégica a la pandemia y sus secuelas, para reducir los resultados adversos en torno a los embarazos en todo el mundo.

“También deben asegurarse de que el mensaje que se transmita desde la salud pública aliente a las mujeres embarazadas a buscar ayuda cuando la necesiten, evitando retrasos innecesarios”, destaca la investigadora.

> Enlace al estudio en The Lancet Global Health