12/09/22

Bosques tropicales: menos húmedos y resistentes, más vulnerables

sequia bosques
La Amazonia muestra una reducción de la humedad más marcada que en bosques tropicales africanos y asiáticos. Crédito de la imagen: Antonio Alberto Nepomuceno/Flickr, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC 2.0)

De un vistazo

  • Estudio analiza los efectos acumulativos de sequías severas entre 1992 y 2018 en bosques tropicales intactos.
  • Biomas americanos, africanos y asiáticos muestran menor capacidad para recuperarse
  • Los efectos más pronunciados se observaron en las regiones de la Amazonía.

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La reducción de la humedad en los bosques tropicales del mundo, derivada de las sequías prolongadas de las últimas tres décadas, es más marcada en la Amazonia que en Asia y África.

Mientras que en el bosque latinoamericano la disminución fue de 93 por ciento, especialmente al sur y al suroeste, en los bosques tropicales africanos y asiáticos, la reducción fue de 84 y 88 por ciento, respectivamente.

Además, en los tres continentes, los bosques tropicales muestran baja resiliencia a la sequía, es decir, poca capacidad para volver a las condiciones que presentaban antes de los períodos de déficit hídrico. Los datos, publicados en la revista PNAS, señalan cuán limitada es la capacidad de estos biomas para resistir futuras sequías.

A partir de la observación de imágenes de radar a largo plazo (entre 1992 y 2018), con base en los satélites ERS y ASCAT, el estudio reporta una creciente vulnerabilidad de estos bosques a la sequía.

“Usamos un conjunto de datos que penetra la densa capa de nubes sobre bosques tropicales intactos. Como resultado, vemos una creciente vulnerabilidad a las sequías”, dijo a SciDev.Net el autor principal del estudio, Shengli Tao, investigador del Centro Nacional de Estudios Espaciales en Toulouse, Francia, y profesor asistente en el Instituto de Ecología de la Universidad de Pekín, en China.

“Después del período de estrés causado por la sequía se espera que el bosque tenga la capacidad de volver a su condición anterior. Lo que dicen los autores en este estudio es que eso no sucedió, anticipando que, con el cambio climático, habrá sequías cada vez más prolongadas”.

Marcos Pedlowski, Programa de Posgrado en Ecología y Recursos Naturales de la Universidade Estadual do Norte Fluminense (UENF), Río de Janeiro, Brasil

Según el estudio, las variaciones en las señales de radar reflejan la dinámica del dosel forestal (la cubierta forestal superior formada por la copa de los árboles) y, por lo tanto, están relacionadas con los cambios en la biomasa de los árboles, que incluye hojas, ramas troncos, etc.

Al comparar los cambios en la señal de radar durante los eventos de sequía, los científicos encontraron que la disminución en la intensidad de la señal de radar durante las sequías estaba relacionada con la disminución de la biomasa. Esto ocurre porque las sequías repetidas resultan en una reducción de productividad forestal. En otras palabras, menos señal, menos vegetación.

“En nuestro estudio encontramos una tendencia de disminución en la señal del radar a largo plazo, y vimos que esta disminución refleja en parte una reducción de la biomasa en los bosques tropicales y un cambio en la humedad del bosque”, explica el autor.

Según el experto, algunas sequías ocurridas después de 1992 provocaron descensos de señales que no se recuperaron hasta 2018. Es es alarmante porque los bosques juegan un papel importante en la regulación del clima. Al no poder recuperar su estado anterior se afectan sus funciones de retención de agua y almacenamiento de carbono.

Según el geógrafo Marcos Pedlowski, profesor del Programa de Posgrado en Ecología y Recursos Naturales de la Universidade Estadual do Norte Fluminense (UENF), en Río de Janeiro, Brasil, el artículo trae malas noticias y una importante advertencia.

“Después del período de estrés causado por la sequía se espera que el bosque tenga la capacidad de volver a su condición anterior. Lo que dicen los autores en este estudio es que eso no sucedió, anticipando que, con el cambio climático, habrá sequías cada vez más prolongadas”, dice el investigador, que no participó en el estudio.

En entrevista telefónica con SciDev.Net, Pedlowski también afirmó que la investigación es oportuna para deconstruir la falsa idea de que se puede abusar de los bosques, porque eventualmente regresarán a su punto original.

“Siempre ha existido la noción de que los bosques tendrán esta capacidad ‘mágica’ de autocorrección, y este estudio muestra que no es así. Ya tenemos evidencia de que el lado brasileño de la cuenca del Amazonas no es más un sumidero de carbono, es decir, la Amazonía brasileña está confirmando las afirmaciones hechas en esta investigación”, dijo refiriéndose a un reciente estudio publicado en la revista Nature, según la cual la Amazonía, en nueve años, liberó más CO2 a la atmósfera del que absorbió.

Shengli coincide. “Si esta vulnerabilidad continúa, o incluso empeora, podría implicar que los bosques tropicales ya no actuarán como sumideros de carbono atmosférico. En consecuencia, para alcanzar el Acuerdo de París necesitaremos considerar más estrategias de mitigación de los sectores energético e industrial”.

Según los investigadores entrevistados, no se puede pensar en la mitigación del clima solo enfocándose en los bosques. Además de la preservación de estos biomas se necesitan otras estrategias, porque los escenarios climáticos modelados para el siglo XXI indican un aumento en la frecuencia de sequías y en la temperatura del aire en los trópicos.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina de SciDev.Net