24/09/25
Arquitectura, aliada contra el cambio climático en países en desarrollo

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[GOIÂNIA, SciDev.Net] Paredes de colores claros, techos con aislamiento térmico, ventanas de tamaño mediano y una orientación solar adecuada son medidas sencillas que podrían ser las más efectivas para mitigar los efectos del cambio climático en países más vulnerables. Esta es la conclusión de un estudio que se publicará en la edición de noviembre de la revista Energy and Buildings.
Mediante simulaciones por computadora con datos climáticos actuales y proyecciones futuras, los investigadores evaluaron la viabilidad de proyectos de edificios resilientes al clima en cinco ciudades de América Latina: Río de Janeiro y São Paulo (Brasil), Santiago (Chile), Bogotá (Colombia) y Lima (Perú).
Se probaron y analizaron diversos sistemas constructivos para evaluar su rendimiento termoenergético (la energía necesaria para mantener las condiciones de confort térmico), sus costos y sus emisiones de carbono.
“Los resultados indican que los sistemas constructivos ampliamente utilizados, como la mampostería tradicional, las tejas de fibrocemento o de arcilla, combinados con paneles de EPS (poliestireno expandido, utilizado en aislamiento térmico) para cubiertas y vidrios simples, representan las configuraciones ideales para edificios resilientes al clima en los países analizados”, explicó a SciDev.Net el ingeniero Alexandre Santana Cruz, doctor en Arquitectura y primer autor del artículo.
Esto es lo que los expertos denominan diseño arquitectónico pasivo, que aprovecha las condiciones naturales para mantener espacios confortables. Al ser más económicas y sostenibles, estas estrategias se consideran más adecuadas para países de bajos y medianos ingresos.
“En países latinoamericanos, donde los programas de vivienda social enfrentan desafíos similares, este tipo de medidas —adaptadas a las condiciones climáticas locales— tienen el potencial de reducir los costos operativos, mitigar los impactos en la salud y evitar renovaciones improvisadas que terminan comprometiendo aún más la resiliencia de las viviendas”.
Karen Carrer Ruman de Bortoli, Instituto Federal de São Paulo (IFSP)
De acuerdo con el artículo, en los países de esta región vive la gran mayoría de los más de mil millones de personas que habitan en viviendas inadecuadas. Además del déficit de vivienda, los países en desarrollo se caracterizan por grandes asentamientos informales, como barrios marginales y favelas.
“Si bien las tecnologías de construcción más avanzadas disponibles en el mercado ofrecen beneficios adicionales en materia de adaptación y mitigación para futuros escenarios climáticos urbanos, su aplicación aún enfrenta limitaciones relacionadas con los altos costos y las emisiones de carbono incorporadas”, añade Santana Cruz.
La arquitecta Karen Carrer Ruman de Bortoli, profesora del Instituto Federal de São Paulo (IFSP), quien no participó en el estudio, coincide en que las estrategias pasivas de bajo costo y baja complejidad tecnológica tienen un impacto significativo en la reducción del disconfort térmico en lugares de climas cálidos, eliminando la necesidad del uso intensivo de aire acondicionado artificial.
Entre estas estrategias se incluye la orientación adecuada para el ingreso de luz solar y el viento, paredes más resistentes a la transferencia de calor, techos ventilados, el uso funcional del paisajismo y el sombreado de fachadas.
“En países latinoamericanos, donde los programas de vivienda social enfrentan desafíos similares, este tipo de medidas —adaptadas a las condiciones climáticas locales— tienen el potencial de reducir los costos operativos, mitigar los impactos en la salud y evitar renovaciones improvisadas que terminan comprometiendo aún más la resiliencia de las viviendas”, dice la investigadora a SciDev.Net.
Desafíos
Sin embargo, la adopción de estos sistemas aún enfrenta un desafío estructural. “Los proyectos arquitectónicos de calidad con frecuencia aún se perciben como subjetivos o asociados a altos costos, lo que dificulta su adopción en comunidades vulnerables”, afirma Santana Cruz.
La experta considera que, si bien las políticas públicas pueden fomentar el uso de sistemas de construcción más eficientes y accesibles, la cuestión central sigue siendo la calidad y la adaptabilidad del diseño.
“Actualmente, los gobiernos y las instituciones públicas suelen responder a la escasez habitacional mediante prototipos estandarizados de vivienda social, que ignoran las características climáticas y urbanas específicas de cada lugar”, señala.
Esto es lo que observó el grupo de investigación MORA, de la Universidad Federal de Uberlândia (UFU), del que Bortoli es miembro. En sus estudios sobre vivienda social en un programa habitacional del gobierno brasileño en una ciudad con clima mixto y seco, concluyeron que la ausencia o la aplicación incorrecta de estrategias arquitectónicas pasivas aumenta la vulnerabilidad de las familias, en especial durante las olas de calor.
“Este problema se agrava aún más con las renovaciones posteriores, a menudo informales y costosas, realizadas por los propios residentes para intentar corregir las limitaciones del diseño original”, añade Bertoli.
Soluciones
Los investigadores sugieren varias soluciones. Una de ellas sería el desarrollo de una herramienta digital gratuita capaz de generar proyectos arquitectónicos personalizados, adaptados al clima y las condiciones urbanas locales.
En el caso de la vivienda social, la comunicación también puede desempeñar un papel importante. Para Bortoli, la entrega de viviendas debe ir acompañada de información accesible y práctica para los residentes.
“Pautas sencillas, como la importancia del sombreado, la ventilación cruzada, el mantenimiento del tejado e incluso la selección de colores, pueden mejorar significativamente el confort térmico y la resiliencia general de las viviendas sin necesidad de grandes inversiones”, explica.
El grupo de investigación, del que Bertoli forma parte, proporciona materiales de apoyo, con hojas de orientación para la renovación e información en línea para arquitectos, proveedores de servicios y residentes.
La arquitecta también menciona la necesidad de capacitar al personal involucrado en la construcción y la renovación, como albañiles, técnicos y capataces, además de promover talleres comunitarios que difundan las mejores prácticas para la adaptación de viviendas.
Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net.