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Potenciar el papel de la ciencia y la tecnología en el desarrollo requiere mucho más que incrementar el gasto en investigación. SciDev.Net presenta un nuevo dossier que ofrece una completa introducción a este tema tan complejo.

Ante la mera mención de la palabra “política”, muchos científicos de manera instintiva adoptan una postura defensiva. El mundo de los científicos y el de los creadores de políticas, particularmente si se trata de políticos, son considerados con frecuencia mundos antagónicos. Los primeros tienden a ser vistos como seguidores de las verdades científicas y partidarios del consenso en las tomas de decisión. La imagen de los segundos, por el contrario, parece estar determinada por verdades a medias, agendas incompatibles, incumplimiento de acuerdos y creación de burocracias restrictivas.


La realidad, por supuesto, es que la ciencia y la tecnología necesitan de los generadores de política, así como los políticos necesitan de la ciencia, particularmente en la época actual. El motivo principal es financiero. La ciencia moderna generalmente se acepta como un bien público, una actividad destinada a beneficiar a todos los miembros de la sociedad, más que a grupos específicos, y por tanto debe ser financiada con fondos públicos. Para que ésto efectivamente se cumpla, es necesario convencer a los políticos del valor de la ciencia y de la necesidad de adjudicarle fondos, dándole prioridad sobre otros sectores que también demandan ayuda.


Sin embargo, proporcionar los fondos y recursos que la ciencia necesita para salir adelante no es suficiente para garantizar que ofrezca a la sociedad los beneficios esperados. De hecho, si lo fuera, la antigua Unión Soviética, con su enorme aunque relativamente improductiva inversión en infraestructuras científicas y tecnológicas, podría haber evitado su desintegración.


Es igualmente importante garantizar que todas las instituciones sociales que de alguna manera interaccionan con la ciencia y la tecnología lo hagan de manera coherente y con ánimo de colaboración.


Entre esas instituciones se encuentran las universidades e instituciones de educación superior que producen tanto el conocimiento científico, como los individuos que convierten ese conocimiento en productos útiles para la sociedad. Tan importantes como estas instituciones son las empresas, particularmente las pequeñas y medianas empresas (PYMES), donde sucede esta transformación.


Cada uno de esos entes responde a sus propias reglas, leyes y decisiones gubernamentales. Sin embargo, cualquier gobierno que desee maximizar los beneficios sociales y económicos de la ciencia y la tecnología, tendrá que garantizar que, al menos en lo referente a la investigación, todas las partes implicadas sigan normas coherentes de funcionamiento. Esto normalmente implica el establecimiento de un marco único que englobe reglas, leyes y decisiones que tengan una influencia importante en materia de investigación y desarrollo, en otras palabras, la creación de una política de I+D.Una necesidad clave para África


La necesidad de obtener tal coherencia fue puesta de relieve la semana pasada en un informe enviado desde un lugar inesperado, Botswana. Un informe llevado a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) titulado Harnessing Science and Technology for Human Development (Cómo aprovechar la ciencia y la tecnología en el desarrollo humano) muestra que Botswana, una de las economías más fuertes de África del Sur, posee muchas de las características esenciales de una próspera economía del conocimiento.


A pesar de ello, la falta de un marco político adecuado que asegure que las diferentes partes colaboren mutuamente impidió que la ciencia y la tecnología en Botswana alcanzase todo su potencial social y económico (consulte Botswana ‘not using its potential for strong science’).


Si juzgamos únicamente por el criterio de los recursos, Botswana podría considerarse un país afortunado en este sentido, al menos bajo los estándares africanos. Ha realizado buenas inversiones para sus universidades en tecnología de la información, comunicaciones, equipamientos de punta, y además posee un cuadro de estudiantes de postgrado que ha recibido capacitación de alto nivel en universidades extranjeras.


Sin embargo, de acuerdo con el informe del PNUD, la falta de enfoque en la financiación, unido a otros factores externos, han impedido que las instituciones científicas del país “cumplan sus objetivos”. Como resultado, Botswana “no está involucrada ni con la innovación tecnológica y científica, ni con su difusión de manera significativa”.


De cualquier manera, el caso de Botswana no es único. En otros países de África, los distintos grupos del sistema científico continúan funcionando, a pesar de que el apoyo económico ha venido disminuyendo durante las últimas dos décadas. De nuevo, darle la vuelta a esta situación se ha convertido, afortunadamente, en una prioridad política. La necesidad de invertir otros 9,5 billones de dólares durante los próximos 10 años para fomentar la capacidad de construcción científica y tecnológica en las universidades africanas, por ejemplo, fue considerada prioritaria en el último informe de la Commission for Africa y se espera que figure en la reunión del G8, grupo de los ocho países más poderosos del mundo que se llevará a cabo en julio de este año.


Sin embargo, el problema no se resuelve simplemente con inversiones o tratando a las universidades e instituciones relacionadas con la ciencia de manera aislada. Lo que se necesita es una política coherente de I+D que pueda, en primer lugar, otorgar a las acciones individuales un significado estratégico, y en segundo lugar proporcionar que tales acciones se inserten en un marco que permita valorar su eficacia. Nuevo dossier de SciDev.Net


Esta semana SciDev.Net lanzará un nuevo dossier dedicado a política de I+D. Como en todos nuestros informes especiales, combinamos una serie de artículos, opiniones y fuentes de información diseñados para ofrecer perspectivas serias y accesibles sobre el tema. Los artículos varían desde directrices políticas tratadas en profundidad, que describen aspectos particulares de las políticas de I+D y resumen su importancia, hasta noticias relevantes y artículos de opinión publicados en este sitio web


En este caso, se le ha puesto un énfasis particular a destacar perspectivas nuevas y emergentes del tema, especialmente en lo que se refiere al concepto ‘sistemas de innovación’. Esta perspectiva se ha convertido últimamente en el enfoque dominante en la creación de políticas de I+D, reemplazando las formas más simples de ‘política de la ciencia’ que se acostumbraba a seguir en el pasado, frecuentemente con poco éxito.


Esperamos que el público objeto esté compuesto por profesionales relacionados con el proceso de creación de políticas, ya sean políticos, funcionarios gubernamentales, asesores o analistas políticos. Debido a las presiones existentes actualmente para desarrollar políticas eficaces de I+D, como comentamos anteriormente, es esencial que los diferentes públicos sean informados apropiadamente sobre los procesos relacionados y sobre las experiencias de otras partes igualmente comprometidas. Esperamos que este dossier sea esclarecedor para todos ellos.


Sin embargo, la política no debe dejarse sólo en manos de los especialistas. Igualmente importantes son quienes se interesan por sus consecuencias, y exigen al mismo tiempo una transparencia cada vez mayor sobre la manera como se toman las decisiones, y responsabilidad frente a su aplicación posterior.


En este sentido también esperamos que el dossier proporcione un material valioso para quienes buscan un aprovechamiento eficaz de la ciencia y la tecnología en los países en desarrollo. Esto proporcionará, por consiguiente, un puente entre los mundos de la ciencia y la política que podrá ser fácilmente atravesado en ambas direcciones.