16/10/06

Reconocimiento a un demócrata de la tecnología

Muhammad Yunus Crédito de la imagen: Banco Grameen

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El Premio Nobel de Paz para Muhammad Yunus debiera inspirar a aquellos que tratan de poner la innovación tecnológica al servicio de la democracia para todos.


A primera vista parece extraño que el premio Nobel de Paz haya sido atribuido al inventor de una nueva modalidad de banco. Pero Mohammad Yunus no es un banquero ordinario y el Banco Grameen –la institución que fundó hace casi 30 años, y con la que compartirá su premio según se anunció la semana pasada- no es un banco cualquiera.


El Banco Grameen ha sido pionero en el concepto de ‘microcrédito’. Ofrece préstamos relativamente pequeños a personas de países en desarrollo que no tienen garantías que ofrecer y que carecen de un historial de crédito. Estos préstamos se destinan a la creación de microempresas, lo que permite a las personas salir de la pobreza.


La entrega de este Premio Nobel es un justo reconocimiento al hecho de que el crecimiento económico puede promover la paz a través del impulso a la estabilidad social. Es además muy pertinente hoy en día, cuando se pone demasiado énfasis en el intento de soluciones militares, desde Afganistán a Darfur.


Visión en las capacidades tecnológicas

La obra que Yunus y el Banco Grameen han iniciado no sólo apunta al desarrollo económico. También se inserta en una visión de democracia para todos con un potente mensaje sobre cómo las personas pobres pueden utilizar nuevas capacidades tecnológicas y su imaginación para escapar de la pobreza.


A mediado de los 90, el Banco Grameen postuló con éxito a una licencia para operar una red telefónica en Bangladesh. En aquel entonces esta operación sorprendió a muchos, porque los teléfonos móviles eran vistos como dispositivos caros, destinados a las clases medias.


Yunus explicó su estrategia en un encuentro en la Universidad de Harvard hace dos años. “Queríamos cambiar la imagen de los teléfonos móviles, y ponerlos a disposición de mujeres de pocos recursos”, dijo, “nuestra idea era que estas mujeres podían vender servicios telefónicos en áreas rurales donde las líneas de telefonía fija a menudo son inexistentes”.


“Nuestra hipótesis era correcta”, dijo Yunus en el encuentro de Harvard, “poco después de que lanzáramos el Teléfono Grameen, visité muchos poblados y no podía creer el entusiasmo de la gente por nuestra iniciativa”.


En menos de diez años había cerca de 30.000 mujeres usando Teléfonos Grameen en Bangladesh, ganando entre U$50 y U$500 al mes en un país donde el ingreso medio anual es de alrededor de US$200.


Esto confirma la convicción de Yunus que sugiere que “en circunstancias adecuadas, los pobres tienen la imaginación para usar la tecnología moderna y obtener grandes logros”.


Respondiendo a las necesidades de los pobres


Yunus utilizó su experiencia con los teléfonos móviles –y el concepto más amplio de microcrédito- para demostrar que, cuando se dispone de las herramientas y el entorno adecuados, la gente puede abrirse camino fuera de la pobreza.


Pero lo más frecuente es que no tengan las oportunidades para hacerlo, en parte a causa de las políticas de gobierno y de marcos regulatorios que les impiden utilizar dichas herramientas.


“La tecnología de la información provee oportunidades sin precedentes para sobrepasar estas [limitaciones]”, ha dicho. “La primera exigencia es que los productos respondan a las necesidades de los pobres”.


Él propuso, por ejemplo, lo que llama la lámpara de Aladino electrónica. “Cuando se frota la lámpara, un genio electrónico va a salir y me preguntará lo que quiero hacer. Si le digo que quiero vender unos huevos, me dirá dónde puedo obtener el mejor precio. O si le digo al genio que tengo un problema de salud, me dirá lo que debo hacer al respecto”.


Yunus explica que “los pobres son pobres porque no tienen [acceso a] las respuestas a estas preguntas”. Pero este dilema puede ser resuelto si se recurre a la tecnología de la información para responder a estas preguntas.


También ha señalado que es igualmente importante crear un medio ambiente social y económico de apoyo que le permita a la gente explotar el potencial de dichos productos.


La llave es dar poder


La filosofía del empoderamiento está en la base de los logros de Yunus. Con mucha frecuencia la gente pobre se ve privada de derechos por parte de poderosas instituciones (como los bancos) así como por los procesos políticos. Pero Yunus y sus colegas han demostrando que la tecnología de la información y un apoyo económico adecuado pueden ayudar a revertir la tendencia.


“Frecuentemente los pobres no pueden mejorar su situación porque la sociedad no les procura una base desde la cual crecer. Si tomas la semilla de un pequeño árbol y la plantas en una maceta, crecerá una versión miniatura de lo que podría haber sido si la hubieses plantado en campo abierto”.


Este mismo análisis se aplica a la información sobre la ciencia. Por lo general el flujo de la información científica está controlado por expertos en instituciones como universidades o centros de investigación, que no son eficaces en comunicar y contextualizar la información científica.


Una de las mayores promesas de las modernas tecnologías de la comunicación, como Internet, es que dando acceso masivo a la información, dichas limitaciones ya no existen más.


“Está claro que la tecnología de la información va a cambiar al mundo drásticamente en los años venideros”, dijo Yunus a su audiencia de Harvard. “Nuestro desafío es asegurarnos de que la gente pobre comparta los beneficios de esta revolución”.


David Dickson
Director, SciDev.Net