20/06/16

Aceite de palma: urge investigación con conciencia social

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Crédito de la imagen: Kingsley Uzondu/FPP

De un vistazo

  • La producción de aceite de palma conduce a la deforestación y al desplazamiento
  • Debemos aprender cómo mantener la productividad para que las plantaciones no sean abandonadas
  • La investigación también puede revelar el valor que tienen las selvas tropicales intactas para los locales

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Es necesario un conocimiento más amplio y vinculado a población local para evitar deforestación en plantaciones futuras.

En las últimas semanas asistí a dos eventos que me llevaron a inspeccionar las etiquetas de los cosméticos, detergentes y alimentos envasados en mi casa. Buscaba evidencia de productos con aceite de palma, en respuesta a un sorprendente reclamo que afirmaba que la mitad de las compras que hace una familia promedio tiene algo que ver con el aceite de palma. Al parecer todo, desde el chocolate y la margarina hasta las salsas y los jabones.

Rápidamente, mi búsqueda reveló ‘aceite de fruta de palma sostenible’ en algunas tortas de avena y un derivado del aceite de palma, etilhexil palmitato, en el lápiz de labios de mi esposa. La referencia a la sostenibilidad y a la ciencia me hizo pensar que el aceite de palma ha traído prosperidad a los países del Sur global que lo producen.

Sin embargo, pronto también se ha ganado una mala reputación. Su producción está estrechamente asociada con problemas como la deforestación a gran escala de los bosques tropicales, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, la disrupción de los medios de vida locales, la apropiación de tierras y, sobre todo, las violaciones a los derechos humanos.

El aceite de palma se obtiene al prensar el fruto del árbol de palma de aceite, originario de África Occidental. Desde el siglo XIX se ha cultivado en el sudeste de Asia, pero actualmente también crece en los bosques tropicales desde la cuenca del Congo en África hasta Colombia y Perú. Solo en Malasia, las plantaciones de palma de aceite más que duplicaron su área entre 1990 y 2005, para ocupar aproximadamente una octava parte de la superficie del país: una asombrosa cantidad que llega a 4.2 millones de hectáreas. [1]

La palma africana es un árbol muy atractivo porque cada hectárea de plantación puede producir alrededor de cuatro toneladas de aceite al año, más que la colza, el girasol o la soja. Esto, junto con la demanda global insaciable de aceite vegetal, significa que las plantaciones de palma de aceite están aquí para quedarse.

Entonces, la gran pregunta es: el aceite de palma, ¿puede incluirse, sin que se tumben árboles ni se destruyan los hábitats donde se produce?

Dos lagunas de conocimientos

La Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés), creada en 2004, parecía un paso positivo. La certificación que otorga la RSPO implica que una plantación ha cumplido con ciertos criterios como la transparencia y el compromiso con los derechos de los trabajadores, y prohíbe el cultivo en tierras con ‘alto valor de conservación’.
Asimismo, se supone que la RSPO regula la creación de nuevas plantaciones y el uso de pesticidas y herbicidas. Sin embargo, las bases científicas para algunos criterios de certificación, incluyendo el alto valor de conservación, siguen siendo dudosas.

Solo unos pocos negarían que la adquisición de conocimientos a través de la investigación es vital en esta situación. Pero, ¿qué tipo de investigación es necesaria?

“El aceite de palma, ¿puede incluirse, sin que se tumben árboles ni se destruyan los hábitats donde se produce?”

Kaz Janowski, SciDev.Net

Un área a investigar es la forma de cultivar aceite de palma sin que se trate simplemente de abandonar las plantaciones. Usar toda la palma puede generar fertilizante y mejorar el suelo, evitando la tala constante de los bosques para sumar nuevas tierras al cultivo. Vale la pena también investigar sobre los medios de vida locales, mejorando la comprensión de cómo la pérdida de bosques para plantar palma afecta a las personas que dependen de ellos.

Aumentar el conocimiento en ambas áreas sería un argumento a favor de limitar las plantaciones de aceite de palma.

Esto fue reforzado en el primero de los eventos que mencioné anteriormente: una conferencia de prensa organizada por la ONG Forest Peoples Programme en Londres, Reino Unido. Allí escuché a una delegación de líderes indígenas, de la comunidad y de la sociedad civil de Colombia, Indonesia, Liberia y Perú. Todos ellos cuestionaron la validez de la RSPO y abogaron por una investigación con mayor conciencia social. Uno por uno dieron testimonios apasionados sobre la destrucción de los bosques, los ardientes incendios forestales, y la intimidación y desalojo de personas de sus tierras como consecuencia de la propagación implacable de las plantaciones de palma de aceite.

El evento fue la última escala de la gira europea de la delegación, durante la cual se reunieron con legisladores, gerentes de industrias, financiadores y ONG para pedir una acción urgente en la Unión Europea, importante importador de aceite de palma.

El problema de la investigación remota

Las preguntas sobre cuál es el tipo de investigación que se necesita y quién debería llevarla a cabo fueron elegantemente planteadas por Robert Guimaraes Vásquez, líder del pueblo indígena Shipibo-Conibo de la Amazonia peruana, quien hizo una emotiva declaración llamando a los consumidores europeos a darse cuenta de que están “bebiendo nuestra sangre” cuando consumen productos derivados del aceite de palma.


Vásquez dijo que la investigación de la deforestación está basada en datos satelitales, pero eso está muy lejos de una comprensión real de cómo la deforestación y las plantaciones de palma de aceite afectan a las personas en la tierra.

En una servilleta, Vásquez me dibujó un rectángulo, explicándome que así es una típica explotación familiar pequeña, tal como lo reconoce el gobierno peruano. Luego señaló la zona en blanco alrededor del rectángulo cultivado, y me dijo que de esa área de bosque es de donde la familia toma su agua, fruta, carne, pescado y muchos otros productos esenciales para su sustento. Hasta que ese espacio vacío se llene con los datos de la investigación científica es poco probable que los políticos puedan comprender adecuadamente el impacto de establecer plantaciones indiscriminadamente en tierras que técnicamente están ‘sin usar’.

Su queja era que en la actualidad los gobiernos confían en los datos de las compañías de aceite de palma para decidir cuáles zonas de un bosque darles a las empresas, pero estos datos están sesgados.

En el segundo evento al que asistí, una reunión de redes del Fondo Newton organizada en Londres por el Consejo Británico el mes pasado, escuché al asesor científico del primer ministro de Malasia quien dijo que el propósito de la ciencia, desde la perspectiva de su gobierno, es la creación de riqueza y empleo para gente joven. Uno de los otros delegados de Malasia me susurró que su país tiene, de hecho, muchos puestos de trabajo sin cubrir en la investigación científica.

Sin duda hay una excelente oportunidad para hacer frente a estos dos desafíos. La riqueza contenida en las selvas tropicales, aprovechada a través del conocimiento que tienen las personas que viven allí, debe ser plenamente reconocida, y la investigación podría ser dirigida hacia ese fin. Malasia podría guiar el camino, así como fue pionera en las plantaciones de palma de aceite. Se necesita una gama más amplia de investigación para dar forma a los planes sobre el futuro del aceite de palma y determinar la manera en que se puede producir de forma sostenible.
 
Kaz Janowski es editor de SciDev.Net
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net

References

[1] Emily B. Fitzherbert and others How will oil palm expansion affect biodiversity? (Trends in Ecology & Evolution, October 2008)