09/06/16

Creciente dependencia de cultivos foráneos amenaza diversidad

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Crédito de la imagen: Mikkel Ostergaard / Panos

De un vistazo

  • Casi 70 por ciento de los cultivos del mundo se siembran fuera de su país de origen
  • Escaso conocimiento sobre origen de cultivos amenaza esfuerzos de mejoramiento
  • Gobiernos deberían trabajar para proteger cultivos y sus parientes silvestres

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Los países dependen cada vez más de plantas introducidas con fines de alimentación y necesitan cooperar para proteger la diversidad de los cultivos, advierte un estudio.
 
Publicado el 8 de junio en la revista Proceedings of the Royal Society B, el artículo señala que el conocimiento sobre el origen geográfico de los principales cultivos alimenticios se está reduciendo, lo que pone en riesgo los esfuerzos de conservación y mejoramiento.
 
Los gobiernos deben invertir más dinero y esfuerzos en la investigación y conservación conjunta para proteger las especies originales de cultivos y sus parientes silvestres, dice el autor principal, Colin Khoury, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical con sede en Colombia.
 
“Todos nos necesitamos unos a otros porque no hay país que use solamente plantas de cultivos nativos”, explica Khoury. “China, como el productor mundial más grande de maní, por ejemplo, debería estar interesado en la conservación en Brasil, de donde proviene [originalmente] ese cultivo”, añade.
 
Aproximadamente el 70 por ciento de los cultivos del mundo se siembran fuera de su país de origen, informa el equipo internacional de biólogos que hizo el estudio. El llamado uso de cultivos foráneos es particularmente alto en las naciones insulares, que dependen casi exclusivamente de cultivos introducidos.
 
Los países con mayor uso de cultivos locales resultaron ser Bangladesh, Camboya y Níger, donde solo alrededor de una quinta parte de las calorías que la gente consume proviene de cultivos oriundos de otros lugares.
 
Andy Jarvis, director del Área de Investigación en Análisis de Políticas del CIAT y coautor del estudio, dice que este reconfirma la importancia de América Latina en cuanto a su diversidad al ser origen de cultivos de gran importancia mundial como el maíz, frijol, papa y algodón, entre otros. 
 
“En ese sentido, América Latina recibe y aporta mucho en agrobiodiversidad ya que produce y come muchos cultivos de otras regiones, como arroz, soya, caña de azúcar, banana y trigo”, afirma.
 
Khoury señala que el crecimiento de una mezcla diversa de cultivos locales y foráneos garantiza un suministro alimenticio a lo largo del año y mejora la nutrición de las personas.
 
Sin embargo, el estudio encontró que algunos cultivos foráneos empiezan a ser dominantes en ciertas regiones, expulsando a las variedades locales del mercado. Al mismo tiempo, los parientes silvestres de los cultivos foráneos no son protegidos en sus países de origen, alerta.
 


Tener acceso a los parientes silvestres de los cultivos es importante para lograr variedades resistentes a las plagas y capaces de enfrentar los entornos cambiantes que acarrea el calentamiento global, indica el estudio.
 
“A medida que el mundo depende del trigo, soya o palma aceitera, se hace más importante que su producción sea estable y sostenible”, añade Khoury. Dichos cultivos deberían considerarse bienes públicos globales y sus parientes silvestres no deben venderse con fines de lucro”, subraya.
 
El Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, adoptado por las Naciones Unidas el 2001, en cierto modo tiene como objetivo asegurar esto, pero según Khoury el tratado carece de los recursos necesarios para tener éxito.
 
“Tenemos la capacidad técnica y política para hacer el trabajo pero falta financiamiento y también hace falta algo más de voluntad política”, remarca.
 
Ver mapa interactivo sobre origen de cultivos (en inglés)
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net