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En una reciente entrevista por televisión, el ex presidente de Microsoft, Bill Gates, señaló dos prioridades para la administración del Presidente electo de los Estados Unidos Barack Obama, que se prepara a hacer frente a la mayor crisis económica global de la historia reciente.

La primera era mantener el financiamiento para abordar las necesidades de los países en desarrollo. Aunque Obama ha prometido duplicar el gasto en cooperación internacional, son comprensibles los temores de que las agudas presiones financieras internas reduzcan la asistencia para el desarrollo en la agenda política.

La segunda prioridad era continuar invirtiendo en investigación científica e innovaciones tecnológicas, lo que, subrayó Gates, proporciona las bases para el futuro crecimiento económico y el progreso social.

A medida que el mundo en desarrollo se prepara para encarar los tiempos tormentosos que se avecinan, mantener el énfasis en estos dos temas –así como los vínculos entre ellos—será un desafío esencial para 2009.

Sacrificar el gasto en cooperación internacional iría en detrimento de la posibilidad de alcanzar la estabilidad económica necesaria para salir de la crisis actual. Sucedería lo mismo si se deja de lado la contribución potencial de la innovación basada en la ciencia, y las decisiones políticas basadas en la evidencia, para alcanzar el desarrollo sostenible. Dos circunstancias ponen de relieve estas preocupaciones: el colapso en los precios de las materias primas como resultado de la desaceleración en la demanda industrial, particularmente en países como la China e India, y la cada vez más urgente necesidad de luchar contra el cambio climático.

El colapso de precios

En años recientes, el auge en los precios de las materias primas dio lugar a niveles impresionantes de crecimiento económico en muchos países en desarrollo. Esto ha sido especialmente cierto en África, donde los abundantes recursos petroleros y minerales se disputan dramáticamente.

Pero, tal como lo ha señalado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, apoyarse en la alta demanda –y por tanto en los altos precios— de las materias primas es una base inestable para el desarrollo social. (Y no existe garantía de que el ingreso que se genere por esos productos será invertido donde se necesita, en lugar de ser embolsado por el poder político. Ver Don’t let price rises blow development off course).

La única manera de evitar la vulnerabilidad ante las fluctuaciones de los precios de las materias primas es poniendo las bases para asegurar el crecimiento económico endógeno y la amplia dispersión de sus beneficios. La clave es el apoyo a las empresas basadas en la innovación.

El cambio climático

El cambio climático presenta un conjunto diferente de desafíos. Aún antes de que irrumpiera la crisis actual, era evidente que 2009 sería un año crucial para alcanzar un acuerdo internacional que abordara los esfuerzos en torno al cambio climático. Se espera que se haga realidad en diciembre, cuando los firmantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se reúnan en Copenhague.

La buena noticia es que la nueva Administración de Estados Unidos ha manifestado ya un cambio radical en la actitud de Washington hacia las negociaciones internacionales para un nuevo acuerdo sólido sobre el cambio climático, una vez que el Protocolo de Kyoto culmine en 2012.

El problema es que una acción efectiva inevitablemente requerirá una enorme inversión de fondos públicos (incluidos subsidios para la inversión en tecnologías limpias en el mundo en desarrollo). Obtener efectivo de los gobiernos para estos propósitos será mucho más difícil de lo que era hace un año.

Las estrategias basadas en la investigación son esenciales. Ya sea tratando de mejorar nuestra comprensión sobre el cambio climático, o proponiendo nuevas formas de mitigar sus efectos, los científicos tienen un papel fundamental al dar a conocer soluciones rentables tanto a los políticos como a la comunidad en general.

Un nuevo comienzo

El mayor desafío, sin embargo, no es el impulso de la ciencia y la tecnología para que los países en desarrollo dejen de depender de las exportaciones de materias primas o de combustibles fósiles. Es la creación de instituciones sociales y políticas que promuevan pautas de crecimiento económico y ambiental ampliamente sostenibles.

Existe ya una gran discusión acerca de cómo rediseñar los organismos financieros mundiales, como el Fondo Monetario Internacional, a fin de atender mejor las necesidades del siglo 21. En el centro de esos debates se encuentra el debate político sobre el papel de los gobiernos en la prevención de las fallas del mercado que condujo a la crisis actual.

Este mismo debate también debe incluir discusiones sobre la forma de promover y controlar simultáneamente a la ciencia y la tecnología para que puedan ser aprovechadas para el desarrollo sostenible, impulsadas por las necesidades sociales y no por la codicia privada.

El debate sobre el cambio climático constituye un excelente marco para estas discusiones. La próxima reunión de Copenhague – pero en verdad todo el año 2009— será una gran oportunidad para explorar el proverbio chino que asegura que toda crisis también puede ser vista como una oportunidad.

David Dickson
Director, SciDev.Net