08/05/14

Población local, ¿fuera de agendas de investigación?

PCST session

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[SALVADOR DE BAHÍA] ¿Las comunidades locales de países en desarrollo deberían tener voz y voto en el establecimiento de la agenda de investigación de los científicos extranjeros que trabajan allí?
 
Hubo un rotundo “sí” a esta pregunta en la ceremonia inaugural y en la primera sesión plenaria de la 13ª Conferencia Internacional de Comunicación Pública de la Ciencia y Tecnología (PCST2014) en Salvador de Bahía, Brasil (5-8 de mayo).
 
Pero solo unas pocas horas más tarde, en otra sesión que mostró el trabajo de un importante financiador de investigación sobre el compromiso con las comunidades locales me llamó la atención cuán anticuada era su aproximación a la participación del público.

Este fue, en su mayoría, un ejercicio de una sola vía, con los proveedores de fondos que parece considerar al público como “recipientes vacíos” que deben ser llenados. Hubo pocas evidencias de que realmente tienen en cuenta la experiencia de las comunidades y permiten dar forma a su agenda de investigación.
 
¿Y cómo podrían darle forma?, preguntó el grupo de expertos del Wellcome Trust que organizó la sesión. ¿Qué nos podrían decir las comunidades locales sobre el estudio de biomarcadores para la malaria?
 
A pesar de que en parte estuvieron de acuerdo con mi apreciación de que su trabajo no estaba completamente comprometido, se pegaron a sus ideas al afirmar que uno puede ir demasiado lejos en ser políticamente correcto y empujar la cuestión el compromiso local.
 
A pesar de sus grandes esfuerzos de investigación en el mundo en desarrollo y de interesantes iniciativas de compromiso con la comunidad, su enfoque parecía estar fuera de contacto con el resto de la conferencia —que estuvo repleta de sesiones destinadas a impulsar la agenda de comunicación de la ciencia, hacia una forma más equitativa, justa y comprometida de hacer ciencia en las comunidades pobres.

Las cuestiones de la inclusión social y la participación política imperaron. Marina Joubert, miembro del comité científico de la PCST de Sudáfrica, describió la agenda de esta manera: “¿Quién está quedando afuera de la ciencia?” y “¿Qué tan bien estamos haciendo para asegurar que estamos llegando a los responsables políticos”.
 
La inclusión de grupos marginados y su empoderamiento político van de la mano, dijo Elizabeth Rasekoala, fundadora y directora de la Red de África-Caribe para la Ciencia y Tecnología.
 
Y ella no escatimó palabras duras en sus críticas a aquellos que solo hablan de la idea de compromiso.

Ya era hora de un compromiso real y honesto, argumentó Rasekoala, por ejemplo compartiendo dinero de becas de investigación 50/50 entre los científicos y las comunidades locales, algo que ella ve que empezó a ocurrir.
En lugar de la “ciencia safari”, un enfoque neo-colonial de los científicos occidentales que vuelan con su propia agenda de investigación, era hora de dar forma a la investigación junto con la población local, teniendo en cuenta sus conocimientos y prácticas tradicionales.
 
Esto, según ella, puede ser esclarecedor y ayudar al avance de la comprensión científica —si uno está abierto a esto—, y hay ejemplos de investigación en tuberculosis y VIH en Sudáfrica, en las que este es el caso.

Con más de una docena de sesiones ocurriendo al mismo tiempo, es difícil medir cuán extendida están sus opiniones, pero el enérgico discurso de Rasekoala y las demandas de mejores prácticas ahora, consiguió varias rondas de aplausos en la sesión plenaria repleta de gente.

Y con más de 400 personas de 47 países —61 por ciento de ellas de países en desarrollo—, la conferencia parece ser un buen lugar para empezar a repensar cómo hacemos investigación sobre y con las comunidades no-educadas y excluidas, de modo de que realmente sea una calle de doble vía que beneficie a todos.

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