06/12/15

La visión de la mujer está ausente en COP 21

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Crédito de la imagen: Arnaud Boissou/MEDDE/COP

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Pase un rato en los círculos de las Naciones Unidas y verá que la letra ‘g’ está en todas partes. El género se exhibe como un importante tema transversal en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible y en las negociaciones climáticas en marcha, pasando por todo: desde la salud y la agricultura hasta el saneamiento y la educación.

Este año, el encuentro COP 21 en París no es diferente, con una multitud de charlas acerca de los nexos entre la equidad de género y el cambio climático que se ofrecen en todo nivel de discusión. Y tiene sentido. El cambio climático es un tema ambiental, pero en su nivel fundamental también toca aspectos de justicia social, equidad y derechos humanos, todos los cuales tienen fuertes dimensiones de género.

Sin embargo, en cualquiera de los paneles de esta conferencia verá que la ausencia de mujeres es inmediatamente obvia. Tras no tener respuesta por parte de las Naciones Unidas acerca de si hay políticas de género con respecto a las voces que escogen para ser escuchadas, llevé a cabo un pequeño e informal muestreo: entre los ponentes de los últimos siete eventos a los cuales asistí, los hombres superaban en número a las mujeres: 29 a 11. Lo cierto es que esto se dio en eventos en el marco del área civil independiente. Pero las personas dentro de la zona de la ONU y aquellos que asistían a las negociaciones reportaron un patrón similar. El único evento con una mayoría de mujeres como ponentes fue el de salud sexual femenina, un tema de género muy específico.

“Cuando una organización como la ONU hace del género un tema central en su filosofía, pero aun así no logra ponerlo en práctica, hay motivo para preocuparse”.

Jan Piotrowski

 
En cumbres como esta, el argumento usual es que hay más hombres expertos entre los cuales escoger. Pero este argumento es cansino e ilegítimo. Hay más que suficientes mujeres calificadas y articuladas para llenar cualquier mesa de conferencias, en múltiples ocasiones.


Si eventos de alto nivel como COP 21 están tan sesgados hacia los hombres, es malo para la ciencia ya que restringe las trayectorias de ciertas disciplinas, las cuales están siendo asumidas desde un punto de vista masculino. La ciencia puede buscar la objetividad pero el tipo de preguntas formuladas y la interpretación de los resultados de las investigaciones serán más estrechos si se margina a la mitad de la población.

Una perspectiva desde la mujer es importante para el cambio climático porque ellas sentirán sus impactos tanto (si no más) que los hombres.

Muchas cabeza de familia en las zonas rurales son mujeres. En muchos países, las mujeres están a cargo de sus hogares y por tanto son las primeras en enfrentarse a temas relacionadas con el cambio climático, como la seguridad alimentaria. Sus experiencias sobre el calentamiento global ofrecen un bagaje de conocimientos que debe ser aprovechado si se quiere tener éxito en la adaptación. Cuando una organización como la ONU hace del género un tema central en su filosofía, pero aun así no logra ponerlo en práctica, hay motivo para preocuparse.

Pequeñas acciones pueden enviar grandes mensajes, especialmente en un evento como COP –por ejemplo las opciones limitadas o nulas para comer carne en restaurantes del sitio. En este sentido, COP 21 ha sido una oportunidad perdida para que la ONU pusiera en práctica lo que predica y ofreciera un vistazo a un futuro mejor y más equitativo.

La versión original de este artículo se publicó en la edición global deSciDev.Net