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Los métodos de análisis para monitorear la resistencia a los insecticidas deben evolucionar y adaptarse, dicen Gregor J. Devine y Elena Ogusuku.
Los insecticidas son cruciales para controlar las enfermedades producidas por insectos, tales como el dengue, pero la resistencia a los químicos puede reducir su impacto.
Los bionálisis son experimentos biológicos que miden los efectos letales de los insectos contra mosquitos capturados en terreno. Éstos proporcionan formas rápidas y baratas de detectar la resistencia a los insecticidas en poblaciones de mosquitos y pueden ayudar a brindar información a los programas de control de vectores.
Pero dos de los bioanálisis actualmente disponibles — el análisis de la OMS y la prueba de la botella — no han sido actualizados desde 1998 y necesitan desesperadamente ser mejorados y modificados para ser más sólidos y mundialmente relevantes, dicen los autores.
Ningún bioanálisis es universalmente apropiado. El análisis de la OMS requiere que todos los componentes se compren a una única fuente, lo que aumenta sus costos y limita su uso. Algunos de los componentes de la prueba de la botella están disponibles más rápidamente, pero requieren el uso de insecticidas puros, lo que es caro y a menudo inaccesible.
Un proyecto en Perú ha demostrado que cambios pequeños y con revisión de pares puede ayudar a mejorar las pruebas. Por ejemplo, adaptar los análisis para usar etanol, soslayando así las fuertes regulaciones para la acetona en Sudamérica, o usar formulaciones de insecticidas locales en vez de insecticidas de grado técnico, los volvió más rápidos y manejables.
Los laboratorios locales deberían ser incentivados a adaptar y modificar los protocolos de análisis para ajustarse a las condiciones y necesidades locales, dicen los autores. Esto debería publicarse, de manera que puedan ser revisados por pares y adoptados por otros.
Enlace al artículo completo en el Boletín de la OMS (en inglés)