03/06/10

Nanotenología para la salud requiere un entorno propicio

¿Puede la nanotecnología mejorar la salud pública? Crédito de la imagen: Flickr/World Bank/Curt Carnemark

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El potencial de la nanotecnología para mejorar la salud pública se maximizará sólo con un ambiente favorable, señala Jayashree Vivekanandan.
 
Alrededor de cinco mil millones de personas en el mundo en desarrollo podrían beneficiarse del uso de la nanotecnología en sectores clave como la salud. La nanotecnología ya está estimulando cambios radicales en la salud, que prometen mejorar las prácticas médicas existentes y hacerlas más accesibles.
 
En India, por ejemplo, investigadores han logrado varios avances en nanomedicina, incluyendo el desarrollo de nanobiocerámicas que reparan huesos y tejidos y un aerosol que emplea nanopartículas para transportar drogas para el cáncer de pulmón.
 
Otras aplicaciones desarrolladas en India incluyen un filtro de agua basado en nanotecnología y el sensor ‘iSens’, una herramienta de nanodiagnóstico accesible y fácil de usar que predice ataques cardíacos y se espera que pronto esté comercialmente disponible.
 
Pero cuán efectivos serán esos avances para mejorar la salud pública dependerá de un amplio espectro de factores que van más allá de la propia tecnología. Estos incluyen el marco regulatorio existente, el financiamiento y la infraestructura, y en qué medida el sector privado y los usuarios participen en el desarrollo tecnológico.
 

Falta de personal

La nanotecnología podría potencialmente ampliar las estructuras de salud pública que son intensivas en cuanto al capital y requieren conocimientos especializados. Pero para países como India, que tiene sólo una docena de especialistas en nanomedicina, el capital humano es probablemente un factor limitante. Mientras los países en desarrollo suministran 56 por ciento de todos los físicos inmigrantes, estos reciben menos de 11 por ciento. India está entre los dos países que más sufren de fuga de cerebros y enfrentan una escasez de profesionales médicos especializados.

 
Y, como en todas las áreas, la financiación es crítica. En India, la escasa y tardía financiación para la nanotecnología para la salud — sólo cuatro de los 141 proyectos lanzados en 2007 bajo la Misión Nano se relacionaban con la salud — restringe las actividades de investigación y desarrollo (I+D).
 
Otros factores como una escasa integración laboratorio-empresa y la falta de participación del sector privado obstaculizan la comercialización de los productos de salud nanotecnológicos. Un estudio de 2007 realizado por un consejo industrial halló que el sector privado representa sólo el 22 por ciento del total de la inversión nacional de I+D en nanotecnología, a pesar de que tres de las seis asociaciones público-privadas que se establecieron bajo la Misión Nano están en el sector farmacéutico.
 
Esto puede explicarse en parte por el hecho de que los capitalistas de riesgos son reacios a invertir en nanotecnología porque sólo tres por ciento de los proyectos en el mundo ofrecen un retorno lucrativo para los inversores. Pero aun así, la participación del sector privado en India sigue siendo muy inferior a la observada en países desarrollados como Japón (66 por ciento) y Estados Unidos (50 por ciento).
 
India también tiene que lidiar con la pobre coordinación de políticas a nivel gubernamental. Prioridades y mandatos en conflicto entre el Departamento de Ciencia y Tecnología y otros departamentos como el ministerio de salud han resultado en una presión para promover la nanotecnología antes de se hayan puesto en marcha la investigación de riesgos y los procesos de regulación necesarios.
 
 
Trabajando en una burbuja
 
Esta pobre coordinación va de la mano con la falta de esfuerzo para comprometer o consultar a profesionales médicos, trabajadores de la salud o al público general, lo que significa que las actividades nanotecnológicas estatales son mayoritariamente concebidas dentro de marcos puramente tecnocráticos.
 
La salud es una gran arena social que requiere más gestión de recursos humanos que intervención tecnológica, incluyendo la promoción de cambios en el estilo de vida, el aumento de la conciencia y el alentar la responsabilidad moral hacia el ambiente y la comunidad. Comprometer a todas las partes involucradas en el proceso de investigación es crítico para asegurar que los programas nacionales de nanomedicina hagan frente a las necesidades locales.
 
Construir asociaciones entre los usuarios de tecnología y la comunidad científica también puede ayudar a asegurar la adopción de la tecnología una vez que es desarrollada. El éxito de un proyecto de tratamiento de agua basado en la nanotecnología en Sudáfrica se debe sobre todo a la participación cercana de la comunidad local en su diseño y mantenimiento (ver Apropiación, clave en proyectos nano para tratar aguas).
 
Las colaboraciones internacionales son otra ruta para mejorar las iniciativas nacionales de nanotecnología. Joint ventures como la Iniciativa en Nanotecnología de India, Brasil y Sudáfrica (IBSA, por sus siglas en inglés) promueven la cooperación y el aprendizaje colectivo de la nanotecnología en áreas como la energía, el agua, la agricultura y la salud.
 
Bajo esta iniciativa, el año pasado se estableció en Sudáfrica una escuela para la salud y el agua y los investigadores de esos tres países están trabajando juntos en un sistema de transporte de drogas antirretrovirales basado en la nanotecnología.
 
Hay pocas dudas acerca de que la nanotecnología encierra muchas promesas sobre el mejoramiento de la salud pública en países en desarrollo. Pero darse cuenta de ese potencial no será tarea fácil. Requerirá de la cooperación y compromiso en todos los niveles: desde las colaboraciones internacionales de investigación, hasta los programas nacionales sincronizados y la participación de la comunidad local.
 
Jayashree Vivekanandan es investigadora senior asociada del Centro de Políticas de Investigación en Nueva Delhi, India.