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Una nueva estrategia de monitoreo de bajo costo podría ayudar a la detección y tratamiento del Mal de Chagas en países pobres, según un estudio científico.

La investigación, publicada en la revista PLoS Neglected Tropical Diseases el 26 de diciembre, mostró que los datos obtenidos en las campañas de fumigación sobre el número de insectos que transmiten el parásito causante de la enfermedad se podrían usar para identificar a los grupos de niños con alto riesgo de contraerla y que deben ser controlados.

Anteriores programas para el control del Chagas se han enfocado en interrumpir la transmisión del parásito Trypanosoma cruzi a través del control de su vector —el triatomino, un insecto que succiona sangre— con medidas como la fumigación con insecticida, más que dedicarse a la detección activa y el tratamiento de los casos.

Estos programas han sido altamente exitosos, pero el diagnóstico temprano es esencial para un efectivo tratamiento: cuanto antes un niño reciba el tratamiento contra la enfermedad, más probable es que se cure.

Los científicos buscaron anticuerpos contra el T. cruzi en la sangre de 433 niños de entre dos y 18 años, que vivían en un barrio pobre de la ciudad de Arequipa, al sur de Perú.

Así hallaron que el 5,3 por ciento de los niños había contraído la infección antes de que sus casas recibieran la aplicación de insecticida. Además, detectaron que los infectados vivían en grupos muy cercanos.

Luego, el equipo dirigido por Michael Levy, del Centro Internacional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, comparó esa información con los datos obtenidos durante la campaña de control del vector.

Levy y sus colegas concluyeron que los datos recogidos fácilmente durante una campaña de fumigación en Arequipa podían ser usados para identificar a los niños con mayor riesgo de infección con T. cruzi.

El investigador dijo a SciDev.Net que para poner en práctica la nueva estrategia, los gobiernos de América Latina pueden "entrenar a los exterminadores para recolectar información sobre los insectos y otros indicadores de la transmisión de la enfermedad mientras los profesionales dedicados al control del vector aplican el insecticida en las casas".

"La ecología del Mal de Chagas varía mucho de país en país, por lo que la experiencia local es clave para elaborar estrategias de monitoreo hechas a la medida para las diferentes especies de insectos", agregó Levy.

El Mal de Chagas afecta a unas 11 millones de personas en América Latina según la Organización Mundial de la Salud, y mata a más personas que cualquier otra enfermedad parasitaria en esta región.

 
Enlace al artículo completo en PLoS Neglected Tropical Diseases

Reference: PLoS Neglected Tropical Diseases doi 10.1371/journal.pntd.0000103 (2007)