10/05/18

México: más casos de zika que los reportados

zika bebe
Los bebés nacidos con microcefalia asociada al zika tienen dificultades para comer, dormir y tragar, entre otras (Foto con fines ilustrativos). Crédito de la imagen: Lianne Milton / Panos

De un vistazo

  • Investigadores mexicanos estiman 60 mil casos de infecciones por virus de Zika
  • Cifras oficiales hablan de 2.000 casos entre 2015 y 2016
  • Estudio urge más transparencia epidemiológica en sistema de salud mexicano

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[CIUDAD DE MÉXICO] Desde noviembre de 2015, cuando se confirmó la circulación del virus de Zika en México, el país ha reportado muchos menos casos de infecciones por este virus que los que realmente hay, afirman investigadores.

“En lugar de los 2.000 casos que México reportó hasta finales de 2017 (…), podríamos estar hablando de 60 mil”, lo que representa 30 veces más que el número oficial, dijo a SciDev.Net Mauricio Hernández-Ávila, investigador de la Universidad de Guadalajara y uno de los autores del artículo publicado por el Boletín de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hernández-Ávila y sus colegas alertan que el sistema mexicano de vigilancia para zika está únicamente basado en los casos confirmados y no en los sospechosos ni probables, como sí sucede en el resto de los países de la región, lo cual oculta la verdadera magnitud de la epidemia.

“Si vemos los reportes de la región latinoamericana, parecería que el zika se saltó a México: se fue de Guatemala a Puerto Rico”, afirma Hernández-Ávila.

“Seguramente hay un buen número de niños que van a estar afectados por el síndrome congénito de este virus, que no los vamos a detectar y que no van a recibir la ayuda que necesitan”.

Mauricio Hernández-Ávila, investigador de la Universidad de Guadalajara

Con sus resultados, los investigadores buscan que haya más transparencia epidemiológica en el sistema de salud mexicano pues a pesar de que a nivel global se reconoce la necesidad de informar a la población sobre posibles epidemias, en México persiste una política que impide que haya datos abiertos sobre zika por considerarlos de seguridad nacional.

Sin la posibilidad de acceder a los datos oficiales, los investigadores hicieron estimaciones indirectas con base en lo que sí está reportado. “A través de un modelo demográfico, identificamos cuántas embarazadas con síntomas de Zika hubo en el periodo de estudio (entre 2015 y 2016), para luego trasladar esa incidencia a la población general”, afirma Hernández-Ávila.

El problema es que a pesar de que los lineamientos de vigilancia epidemiológica señalan que el 100 por ciento de los casos sospechosos de zika en mujeres embarazadas son analizados, en realidad es poco probable que todas ellas sean efectivamente registradas.

Jesús Treviño, quien también ha trabajado en la vigilancia de Zika desde la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, explica que algunas de las razones tienen que ver con que existen en el país muchas áreas remotas sin acceso a los servicios de salud; áreas de inseguridad pública sin médicos ni medicinas; o simplemente médicos sin tiempo, ganas o acceso a la base de datos.

También denuncia que “el pretexto burocrático para no reportar casos es, por un lado, ‘no crear pánico epidemiológico’ y, por otro, no exhibir ineficiencias administrativas. Lo mismo pasa con problemas sociales más evidentes como la criminalidad”.

El informe destaca además que este subregistro contribuye a que el número de niños con microcefalia, como resultado de la infección por este virus, también esté sub reportado. La cifra oficial es de 78 casos al año, pero los investigadores afirman que hay tres veces más.

“Lo que me preocupa de zika es que seguramente hay un buen número de niños que van a estar afectados por el síndrome congénito de este virus, que no los vamos a detectar y que no van a recibir la ayuda que necesitan”, dice Hernández-Ávila.

Aunque los autores reconocen que el sistema de vigilancia epidemiológica en México está bien diseñado para muchas enfermedades, concluyen que para Zika “necesita mejorar la calidad de su recopilación e intercambio de datos, desarrollar una mayor transparencia y, cuando sea posible, adoptar pruebas diagnósticas más precisas y sensibles”.

Para Treviño, se requiere, por un lado, garantizar la seguridad pública de las personas encargadas de los servicios de salud y, por otro lado, convencer a los funcionarios públicos de que reportar los casos no significa ineficiencia administrativa. “El pánico epidemiológico no se evita escondiendo información”, concluye.

> Enlace al artículo publicado por el Boletín de la Organización Mundial de la Salud (OMS).