18/08/16

Genética va en ayuda de aves traficadas ilegalmente

periquito
Crédito de la imagen: Lisbeth Fog

De un vistazo

  • Científicos colombianos obtiene registros genéticos de 151 especies de aves endémicas y amenazadas
  • Estudio permitió identificar también especies diferentes antes clasificadas como una sola
  • Código genético será útil para prevenir tráfico ilegal de aves vivas o de sus huevos y plumas

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[BOGOTÁ] A partir de información sobre las más de 300 especies de aves traficadas ilegalmente en Colombia, investigadores produjeron los ‘códigos de barras genéticos’ de casi la mitad de ellas, para permitir su rápida y precisa identificación.

Teniendo en cuenta que Colombia es el país más diverso en aves del mundo, y que el tráfico de especies es el cuarto negocio ilegal más lucrativo –después de drogas, armas y personas–, los científicos obtuvieron los registros genéticos para 151 especies, principalmente endémicas y amenazadas, entre ellas 38 especies de colibríes, cuatro de loros, tres de halcones y dos de búhos.

“Uno de los mayores problemas es que no hay cifras que sean públicas o se puedan obtener fácilmente sobre las especies que suelen ser traficadas en los diferentes grupos biológicos”.

Mailyn González, Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt

Poder identificar estas huellas digitales será información útil para la policía ambiental de los países andinos donde el tráfico ilegal de aves vivas, o partes de ellas, –como huevos o plumas– se ha convertido en un ingreso muy lucrativo.

“Uno de los mayores problemas es que no hay cifras que sean públicas o se puedan obtener fácilmente sobre las especies que suelen ser traficadas en los diferentes grupos biológicos”, dijo a SciDev.Net la bióloga Mailyn González, líder del Laboratorio de Genética de la Conservación del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

Los científicos seleccionaron 281 muestras provenientes de dos colecciones que administra el Instituto: 52 de la colección donde se encuentra el espécimen completo, y 230 de la colección de tejidos donde están depositados fragmentos de esos especímenes, recolectados en visitas de campo.  

“El aporte nuevo de esas especies que secuenciamos es que  47 de ellas no tenían el código de barras”, comenta González.

Los investigadores trabajaron con un fragmento de ADN, el citocromo c –CO1- usado en la iniciativa mundial Código de barras de la vida (iBOL por sus siglas en inglés) para hacer la identificación de las especies, logrando hacerlo correctamente en 92 por ciento de las especies.

En el ocho por ciento restante no fue posible porque encontraron “varias especies que tienen más diversidad genética de la esperada, una especie que tiene menos diversidad genética de la esperada y otra que parece ser un híbrido”, continúa González, haciendo énfasis en que justamente son los casos más interesantes porque están mostrando que puede haber especies nuevas.

“La evidencia de posibles especies crípticas (dos o más especies diferentes antes clasificadas como una sola)”, dice, es otro de los aportes del estudio, publicado en la revista Molecular Ecology Resources.

“En comparación con estudios previos”, comenta Carlos Daniel Cadena, jefe del departamento de ciencias biológicas de la Universidad de los Andes, el estudio “genera información para bastantes especies, ya que los estudios con otros enfoques normalmente investigan en una especie o en un conjunto relativamente limitado de ellas”.

Lo que sigue ahora, dice González es “generar interés en otros investigadores para que sigan aportando, se abran más perspectivas y se den cuenta que [el estudio] va más allá de las aplicaciones que uno tiene en mente”.

Enlace al resumen del artículo en Molecular Ecology Resources