10/05/10

Florece la colaboración biotecnológica Sur-Sur

Investigadores mapearon las colaboraciones Sur-Sur Crédito de la imagen: Publicado por primera vez en Nature Biotechnology, volumen: 28, Págs.: 407–416

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Los países en desarrollo están buscando entre sí soluciones asequibles y especializadas para sus problemas nacionales de salud, reveló un estudio sobre las colaboraciones biotecnológicas Sur-Sur.
 
Las relaciones comerciales ‘de hermanos y hermanas’ entre los países en desarrollo hacen posible que medicamentos y vacunas más baratos lleguen a un mayor número de su población pobre, incluso más que las relaciones de ‘padre a hijos’ características del mundo desarrollado, según un estudio publicado en Nature Biotechnology (10 de mayo).
 
El estudio es el resultado de una colaboración entre investigadores de Canadá y cinco países en desarrollo, que indagaron entre el personal de 300 empresas de biotecnología de trece países. Los investigadores dijeron que el estudio fue motivado por la falta de información sobre este tipo de colaboraciones.
 
Halla Thorsteinsdóttir, del Centro McLaughlin-Rotman para la Salud Global de la Universidad de Toronto y autora principal, señaló a SciDev.Net que los países en desarrollo estaban estableciendo relaciones de mutuo beneficio para abordar temas compartidos de salud.
 
“India y Sudáfrica, por ejemplo, están trabajando juntos en temas como el VIH/SIDA y malaria”, dijo.
 
Por su parte, Egipto acudió a China cuando necesitaba insulina desesperadamente, dando inicio así a una relación comercial bilateral que continua en beneficio de ambos países.
 
Y Brasil, China, Cuba, Nigeria, Rusia, Tailandia y Ucrania han formado redes para promover la investigación y el desarrollo de paquetes de diagnóstico, medicamentos y vacunas para el VIH/SIDA.
 
Las colaboraciones ocurren en un contexto de 12,5 por ciento de aumento estimado anual en la tasa de comercio Sur-Sur, con economías emergentes como China e India experimentando un crecimiento sin precedentes.
 
Más de la cuarta parte (27 por ciento) de las empresas de biotecnología del mundo en desarrollo encuestadas para el estudio confirmaron que estaban participando en una alianza Sur-Sur. Pero la colaboración Sur-Norte todavía domina más de la mitad (53 por ciento) de las empresas con este tipo de asociaciones.
 
Thorsteinsdóttir indicó que los nuevos canales de comercio significaron buenas noticias para las organizaciones filantrópicas y las redes globales de salud, que podrían usarlas para ayudar a los países en desarrollo.
 
El estudio también encontró que por lo general las propias empresas fueron las que iniciaron las colaboraciones, más que los foráneos, pero que a esas compañías les resulta difícil identificar socios en otros países.
 
“Encontrar información detallada suficiente sobre los socios potenciales es una tarea difícil y la construcción de confianza también supone un reto. Por eso, definitivamente hay allí un nicho para que los gobiernos y terceros tomen un papel más proactivo para abrir las colaboraciones”, refiere el estudio.
 
Un impulsor de las colaboraciones Sur-Sur podría ser un sentimiento mutuo de solidaridad, dijo Tirso Saenz, coautor e investigador de la Universidad de Brasilia, en Brasil.
 
Por ejemplo, añadió, durante un brote de meningitis A en África en 2007, la Organización Mundial de la Salud identificó al Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos Bio-Manguinhos, en Río de Janeiro, Brasil, y al Instituto Finlay, un centro de investigación y producción de vacunas en La Habana, Cuba, como los proveedores más adecuados de la vacuna contra la meningitis.
 
Trabajando en conjunto y usando sus respectivas fortalezas, los dos países estuvieron en capacidad de desarrollar y suministrar rápidamente una vacuna de costo accesible, capaz de combatir el brote africano de meningitis. Pero ninguna compañía, trabajando sola, podría haberlo hecho.
 
“La voluntad política y la motivación solidaria pueden ayudar a los países en desarrollo. Este tipo de meningitis no existe ni en Brasil ni en Cuba, pero ambos países cooperaron para resolver este serio problema en África”, comentó Saenz.
 

References

Nature Biotechnology 28 (5), 407–416 (2010)