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Los países latinoamericanos y del Caribe permanecen libres de los efectos del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), responsable hasta el momento de la muerte de más de 300 personas en todo el mundo, según informaciones de la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Sin embargo el nivel de alerta es alto.

A pesar de la identificación de dos casos sospechosos en Brasil, correspondientes a personas que visitaron áreas de alto riesgo en Asia, se confirmó que ninguno de ellos resultó contagiado por la enfermedad.

Según Eduardo Costa, epidemiólogo de la Fundación Oswaldo Cruz de Río de Janeiro, Brasil, el clima tropical reinante en gran parte de Latinoamérica puede ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad en la zona. “Nuestras condiciones climáticas no obligan a las personas a mantenerse en locales cerrados, lo que puede ayudar a evitar la propagación de la enfermedad”, comenta.  

A pesar de ello, la rápida propagación de la enfermedad en el mundo y la llegada de viajeros de las zonas infectadas son hechos considerados como amenazas importantes por las autoridades locales. Los científicos sospechan que la enfermedad podría llegar a la región, no obstante los sistemas de detección existentes. “Todavía no existe suficiente información sobre la enfermedad, sobre el microorganismo responsable por la misma y sobre sus formas de transmisión”, comenta Costa.  

En respuesta a la amenaza, Brasil ha tomado medidas más estrictas en sus sistemas de detección, particularmente en los aeropuertos, proporcionando a los visitantes folletos en inglés, español y portugués con instrucciones sobre cómo actuar si experimentasen los síntomas del SARS.  

Las autoridades brasileñas han creado una red nacional con 56 hospitales capaces de atender a las víctimas del SARS. Profesionales médicos brasileños colaboran con el Central Public Health Laboratory (Laboratorio de salud pública central) del Reino Unido con el fin de examinar muestras del coronavirus, sospechoso de causar SARS, extraídas de pacientes.

Además, científicos de la Universidad de São Paulo están desarrollando una prueba molecular para diagnóstico de la infección.