02/02/18

Dosis fraccionada de vacuna contra fiebre amarilla sí es eficaz

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Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz)

De un vistazo

  • Fiebre amarilla, endémica en Amazonía, se extiende por región sudeste de Brasil
  • Para contener brote, se está usando un 1/5 de la dosis de la vacuna integral
  • Según expertos, dosis es segura y una aplicación protege al menos ocho años

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[RIO DE JANEIRO] Las vacunas contra la fiebre amarilla que se están utilizando actualmente en una campaña de vacunación masiva en Brasil y que contienen dosis menores a la vacuna completa tienen el mismo poder de protección, según autoridades sanitarias de ese país.
 
Desde el 25 de enero, los estados de São Paulo y Río de Janeiro están utilizando antígenos con un quinto de la carga viral de la vacuna original para hacer frente a un brote reciente de fiebre amarilla en el sureste de Brasil.
 
Desde julio de 2017 hasta fines de enero de este año, se han registrado en esa región 213 casos confirmados de fiebre amarilla y 83 muertos, 28 de ellos en la última semana de enero.
 
Según Rivaldo Venâncio, coordinador de Vigilancia en Salud y Laboratorios de Referencia de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), los investigadores no se ponen de acuerdo sobre las causas del brote.
 
“Algunos creen que la elevación de la temperatura media global contribuye al aumento de la reproducción de vectores silvestres; otros consideran que el aumento de la frontera agrícola y la deforestación creciente están empujando animales y mosquitos hacia las regiones urbanas”, señala.
 
“Tradicionalmente los brotes de fiebre amarilla se repiten cada siete u ocho años en Brasil. En las décadas de 1980 y 1990, comunidades rurales de Pará y Amazonas vivieron esta situación. La diferencia es que ahora la enfermedad se acerca al área más poblada y urbanizada del país”, agrega.
 
Las dosis fraccionadas de la vacuna que se están aplicando generaron suspicacias en medios del país sobre su eficacia y duración de la protección. Sin embargo, están en concordancia con la orientación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) basada, a su vez, en estudios realizados por la Fiocruz, el mayor instituto de investigación y desarrollo en salud pública de Brasil, que produce 80 por ciento de la vacuna distribuida mundialmente contra la fiebre amarilla.
 
Según Tatiana Noronha, médica responsable del área de Epidemiología Clínica del Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos (Bio-Manguinhos) de Fiocruz, “la vacuna rutinariamente producida en Bio-Manguinhos posee en promedio doce veces más la concentración de antígenos virales que lo requerido por la OMS para ese tipo de vacuna”..
 
La efectividad de las dosis menores fue probada por Fiocruz en 2009 mediante un estudio con 900 hombres jóvenes que fueron separados en seis grupos y recibieron vacunas con diferentes concentraciones de carga viral.
 
En 2017, ocho años después de esa aplicación, quienes recibieron las dosis más reducidas (1/10 de la dosis estándar) seguían inmunes a la fiebre amarilla. Por eso, observa Noronha a SciDev.Net, "la confiabilidad en la vacuna es muy alta”.
 
 
En junio de ese año, en respuesta a un brote de fiebre amarilla ocurrido en 2016 en África Central, la OMS aprobó la utilización de dosis fraccionadas en programas de inmunización a gran escala. Para respaldar su recomendación citó diversos estudios, entre ellos el de Bio-Manguinhos.

En las décadas de 1980 y 1990, comunidades rurales de Pará y Amazonas vivieron esta situación. La diferencia es que ahora la enfermedad se acerca al área más poblada y urbanizada del país

Rivaldo Venâncio, Fundación Oswaldo Cruz

 
La vacuna fraccionada es comprobadamente eficaz y su protección dura al menos ocho años, confirma la viróloga Rita García, profesora del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Universidad Federal Fluminense, en Río de Janeiro.
 
Según la Organización Panamericana de la Salud, en 2017 Brasil tuvo 770 casos confirmados y más de 250 muertes derivadas de la fiebre amarilla; Perú tuvo 17 casos (y tres muertes); Bolivia, cinco casos confirmados y tres muertes, mientras que Ecuador, Surinam y Colombia también presentaron casos confirmados desde inicios de 2016 hasta mediados de 2017: tres, uno y 18, respectivamente.

La fiebre amarilla es endémica en regiones tropicales, por lo que no puede ser erradicada en su estado silvestre, donde ocurre de forma controlada. El ciclo silvestre de la enfermedad ocurre cuando los mosquitos de los géneros Haemagogus o Sabethes infectados con el virus pican primates no humanos, que, al igual que los humanos, sufren de síntomas como fiebre, escalofríos, cansancio y, eventualmente, mueren.
 
En humanos, la enfermedad se puede evitar con vacunación “que protege a las personas e impide que la enfermedad avance a las ciudades”, observó en una conferencia pública (25 de enero), Ricardo Lourenço, jefe del Laboratorio de Mosquitos Transmisores de Hematozoarios del Instituto Oswaldo Cruz.
 
La vacuna contra la enfermedad puede tener efectos indeseados: sólo en São Paulo, al menos dos personas murieron como consecuencia de posibles reacciones adversas. Por eso la Fiocruz advierte que personas con complicaciones en el sistema inmunológico deben tener una recomendación médica antes de vacunarse.
 
Pero según Tatiana Noronha, el riesgo de morir por la enfermedad es mucho mayor que por la vacuna. La vacuna puede acarrear un evento adverso grave en uno de cada 400.000 vacunados (0,00025%), pudiendo o no llevar a la muerte, aclara. En cambio, “sólo el año pasado, más del 30 por ciento de casos confirmados de fiebre amarilla en Brasil resultaron en muerte”.
 
Rita García concuerda: “el beneficio ofrecido por la vacuna es mucho mayor que el riesgo de no vacunarse. La fiebre amarilla es una enfermedad peligrosa, fatal, y es un absurdo que en el siglo 21 aún mueran personas a consecuencia de una enfermedad para la que existe vacuna”.
 
Actualmente, en Fiocruz se realizan estudios para descubrir qué factores predisponen a las personas a tener complicaciones derivadas de la vacuna, informó Noronha.