08/05/20

COVID-19 tendría menor virulencia a gran altitud

altiplano by gustavo zubieta
Los pobladores andinos por encima de los 2500 metros de altitud han sufrido un proceso de aclimatación pero no de adaptación a la altura. Crédito de la imagen: Cortesía de Late Bolivia para SciDev.Net.

De un vistazo

  • Científicos compararon datos del coronavirus de Tíbet, Ecuador y Bolivia con los de tierras bajas
  • Comprobaron también que una enzima que permite ingreso del virus al organismo es menor en altura
  • Sin embargo, hay poca información sobre casos de coronavirus por encima de 2.500 metros de altitud

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El elevado índice de radiación ultravioleta, la menor presión atmosférica y el bajo nivel de humedad serían factores que podrían favorecer una propagación más lenta del COVID-19 por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar, sostiene un nuevo estudio.
 
“En conjunto, estos factores pueden reducir drásticamente la capacidad de "supervivencia" del virus a gran altitud y, por lo tanto, su virulencia”, señala el artículo publicado en la revista Respiratory Physiology & Neurobiology.
 
Para llegar a esa conclusión, especialistas en medicina de altura de Australia, Bolivia, Canadá y Suiza analizaron datos epidemiológicos del COVID-19 de Tíbet, Ecuador y Bolivia, los compararon con los de tierras bajas y evaluaron aspectos ambientales y fisiológicos considerados favorables en la respuesta al virus en lugares de altura. Sin embargo, aún deben analizarse diversos factores para confirmarla.
 
Gustavo Zubieta, investigador del Instituto Pulmonar y Patología en la Altura (IPPA) y coautor del estudio, explica a SciDev.Net que en la altura, la radiación ultravioleta es extrema y sirve como esterilizador natural, y la presión atmosférica es menor que a nivel del mar, lo cual dispersa las partículas del virus, reduciendo el riesgo de contaminación.

“En la altura, la radiación ultravioleta es extrema y sirve como esterilizador natural, y la presión atmosférica es menor que a nivel del mar, lo cual dispersa las partículas del virus, reduciendo el riesgo de contaminación”.

Gustavo Zubieta, Instituto Pulmonar y Patología en la Altura, Bolivia.

Esto, sumado a los bajos niveles de humedad, permite sostener que en los lugares de altura podría haber menos casos, detalla Zubieta.
 
La investigación analizó también la Enzima Convertidora de Angiotensina 2-ECA2, un receptor humano que permite la entrada del virus al organismo, y que en altura se presenta en menor cantidad, lo cual podría significar otro factor de protección frente al virus, según los autores.
 
“El virus tiene gran afinidad con este receptor y al tener éste menor expresión en altura, se obtendría una inmunidad parcial”, explicó a SciDev.Net Natalia Zubieta, coautora de la investigación, también del IPPA.
 
Los autores indican que la virulencia del COVID-19 se reduciría también por la adaptación fisiológica de los pobladores a la altura, asociada a una mayor ventilación y una mayor oxigenación arterial y de tejidos, todo lo cual podría protegerlos del impacto severo de la infección aguda o hacer que la propagación sea más lenta.
 
Sin embargo, Marylin Aparicio, Jefa de Unidad de Cambio Climático, Ambiente y Salud del Instituto Boliviano de Biología de la Altura de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés, dijo a SciDev.Net que en Bolivia los habitantes de ciudades andinas por encima de los 2.500 m.s.n.m están “aclimatados”, no “adaptados” a la altura.

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Las particulares condiciones ambientales a gran altitud reducirían la letalidad del nuevo coronavirus según una investigación preliminar. En la foto, salar de Uyuni a 3363 metros de altitud.
Crédito de la imagen: cortesía de Late Bolivia para SciDev.Net.

 
Por lo tanto no necesariamente existiría una respuesta positiva frente al virus, opinó.
 
El hábitat de los pobladores andinos en altura no es tan antiguo como los del Himalaya, por lo que deben producir un mayor número de glóbulos rojos para compensar la falta de oxígeno (hipoxia) por existir menor presión barométrica en relación a la presión que existe a nivel del mar, precisó.
 
“Estamos en una fase evolutiva intermedia y no tenemos la fácil adaptación que tienen por ejemplo los habitantes de Nepal, que se adaptaron completamente a la altura y que tienen niveles de hemoglobina y glóbulos rojos similares a los de un habitante del nivel del mar”, añadió.
 
En este sentido, para el habitante de altura, hacer frente al coronavirus es mucho más complicado. “Si ya se requieren mecanismos de adaptación fisiológica a la altura, la presencia del virus se convierte en un factor estresante” explicó.
 
En Bolivia aún no se ha llegado al pico de la curva epidemiológica, ni se tiene el número total de casos registrados en la altura, por lo tanto, no es posible saber cuánto ha afectado el virus y si la altura es un factor atenuante.Hasta el 5 de mayo el Ministerio de Salud de Bolivia reportó 1.594 casos confirmados de COVID-19 en el país con 76 fallecidos.
 
Según Aparicio, en esta banda subtropical del planeta la radiación ultravioleta es muy alta y puede tener un efecto positivo, pero para comprobarlo, esta variable debe ser correlacionada con la baja contaminación del aire, con la temperatura ambiente y con los medios que se usan para desinfectar.
 
En relación a la enzima ECA 2, la autora menciona que para comprobar la menor interacción entre el  virus y este receptor, se requieren más estudios en humanos nativos de altura.
 
“No hay un punto concluyente en relación a los efectos positivos o no de la altura, porque los estudios están actualmente en fase preliminar”, subrayó Aparicio.
 
> Enlace al estudio completo en Respiratory Physiology & Neurobiology