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La bacteria que causa la fiebre tifoidea puede vivir en los cálculos biliares de las personas portadoras de la enfermedad sin mostrar ningún síntoma, de acuerdo con reciente investigación.

Esto podría explicar cómo la enfermedad —que causa fiebre, dolor de cabeza, nauseas, pérdida de apetito y diarrea— continúa propagándose a pesar de no tener un reservorio en el ambiente. 

Por décadas se ha sabido que la bateria Salmonella enterica typhi se acumula en la vesícula de quienes han sufrido la fiebre tifoidea — y a veces en aquellos que nunca han tenido síntomas. 

Los antibióticos tienden a ser poco efectivos contra la infección crónica de tifoidea y un tratamiento común en estos casos es la extirpación de la vesícula. 

La investigación, publicada por científicos mexicanos y estadounidenses en Proceedings of the National Academy of Sciences el mes pasado (22 febrero) sugiere que la bacteria se acumula en ‘biofilms’ —comunidades de microorganismos— en los cálculos biliares (piedras que se forman en la vesícula, por lo general inofensivas). Esto podría explicar la razón por la cual la enfermedad persiste y se propaga. 

Los autores observaron la formación de biofilms en cálculos biliares de ratones infectados con una versión de la fiebre tifoidea y encontraron que tenían más Salmonella typhi en los tejidos de la vesícula, la bilis y la material fecal que los ratones no infectados.

Estos biofilms también se observaron en los cálculos biliares de pacientes de Ciudad de México —donde la enfermedad es muy común— a quienes les fue extirpada la vesícula. Así se encontró que ellos también eran portadores de la enfermedad.

John Gunn, profesor de virología molecular, inmunología y genética médica de la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos y uno de los autores del estudio, dijo a SciDev.Net que gran parte de la propagación de la fiebre entre humanos es causada por portadores crónicos y la eliminación de esta transmisión "podría salvar incontables vidas en todo el mundo".

El experto agregó que el siguiente paso es identificar el ‘talón de Aquiles de la bacteria’ una vez se pueda comprender cómo ellas se unen a los cálculos biliares y cómo interactúan unas con otras para formar una comunidad estable.

Gunn dijo que esto podría llevar al desarrollo de tratamientos que prevengan la formación de biofilms o eliminen los que ya se han establecido.

La OMS estima que unas 17 millones de personas se contagian de fiebre tifoidea cada año, y la enfermedad es un problema particular en regiones del mundo en desarrollo con condiciones sanitarias deficientes.

Gunn señaló que mientras el acceso al agua potable y al saneamiento sean medidas de salud pública clave en el control de la enfermedad, eliminar las infecciones crónicas “podría reducir significativamente el sufrimiento causado por la fiebre tifoidea en el mundo en desarrollo”.

Enlace al resumen en Proceedings of the National Academy of Sciences*

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