18/07/08

Vacunas terapéuticas: ¿nueva esperanza para las enfermedades crónicas?

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Maryke Steffens investiga si las vacunas terapéuticas para las enfermedades no infecciosas pueden ayudar a los países en desarrollo a enfrentar las enfermedades crónicas.

El VIH/SIDA ha tenido a estrellas rutilantes del rock, entre ellas Bob Geldof y Bono, como líderes de campañas sociales. La malaria consiguió al menos glamoroso primer ministro británico Gordon Brown. Ciertamente, ambas enfermedades arruinan la vida, matan a niños y adultos, ricos y pobres. Pero ahora están siendo eclipsadas por una amenaza más mortífera para la salud. Las enfermedades no transmisibles de la vejez y aquellas causadas por una mala calidad de vida, como las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes, son las mayores asesinas del mundo en desarrollo.

Algunos científicos creen que las vacunas podrían ser parte de la solución, si bien no para impedir esas enfermedades, al menos para tratar sus efectos.

Un problema creciente

Las enfermedades crónicas no transmisibles son responsables de casi el 60 por ciento de las muertes que se producen anualmente, la mitad de las cuales son causadas por problemas cardiovasculares.

"Es un mito que las enfermedades cardiovasculares sean propias solamente de los países ricos", dice Liam Smeeth, del grupo de epidemiología de enfermedades no transmisibles de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical con sede en Londres.

Recientemente, Smeeth terminó un estudio de detección de presión arterial alta –un predecesor de accidentes cerebro-vasculares y ataques al corazón– en mas de 800 funcionarios públicos de Ghana, encontrando tendencias inquietantes. Más de un tercio estaba en riesgo de padecer problemas coronarios, comparado con el promedio de diez por ciento hallado en las regiones rurales del África occidental.

Dos tercios de las 177 millones de personas que se estima sufren diabetes –principalmente la diabetes tipo 2– viven en el mundo en desarrollo. Actualmente, más de la mitad de los nuevos casos de cáncer ocurre entre las personas que viven en los países en desarrollo. Esta cifra tiende a incrementarse a 70 por ciento para el 2020 al mismo tiempo que las muertes por enfermedades infecciosas disminuirán, permitiendo que la gente viva más. "Las enfermedades cardiovasculares y los cánceres son, esencialmente, enfermedades de gente mayor", puntualiza Smeeth.

Vida más larga, doble problema

El crecimiento de las enfermedades crónicas en las naciones en desarrollo se reduce a unos cuantos factores especialmente asociados a cambios en el estilo de vida debidos al crecimiento de la riqueza: más alcohol y cigarrillos, menos actividad física y más ingestión de grasas, sal y azúcar refinada.

Smeeth estudió a los funcionarios públicos por ser un sector que está relativamente bien en Ghana y ha adoptado el ‘estilo de vida occidental’ desde las etapas más tempranas de desarrollo del país. Son una especie de ‘grupo centinela’ de aquellos que seguirán este estilo de vida en los años venideros, explica.

El descenso de las muertes causadas por enfermedades infecciosas también ha desempeñado un papel importante, añade Smeeths. 

"La proporción de personas mayores de 65 años es todavía muy pequeña en estos momentos, aproximadamente el tres o cuatro por ciento, pero está previsto que suba alrededor del diez por ciento para 2030", señala Max Parkin, un epidemiólogo de cáncer de la Universidad de Oxford del Reino Unido. "Eso producirá un profundo impacto sobre el número de casos de cáncer y de otras enfermedades no transmisibles comunes a esta edad".

Este auge de las enfermedades crónicas ha creado un singular dilema para los países en desarrollo, según Bobby John, médico y presidente de la organización no gubernamental Global Health Advocates, de Punes, India.

"La India es un caso típico de aumento en los casos de diabetes, enfermedades coronarias y afecciones relacionadas con el consumo de tabaco, pero también de persistencia de las enfermedades infecciosas. Estamos enfrentando un doble problema, y eso es algo con lo que tendrán que lidiar países como la India ", subraya.

Las enfermedades crónicas requieren un enfoque diferente, que se concentre en la continuidad de la atención, supervisión y seguimiento en el largo plazo. Los sistemas de salud en las economías emergentes no tienen la experiencia o capacidad para manejar esta situación, señala John.

"Las enfermedades transmisibles han sido básicamente controladas a través de vacunas. Usted inmuniza a una persona y terminó su trato con ella".

Un nuevo enfoque

Sin duda, las vacunas han sido durante mucho tiempo un elemento fundamental en la lucha contra las enfermedades infecciosas. Pero últimamente ha habido ciertos comentarios respecto de un nuevo tipo de vacuna, diseñada para las enfermedades no infecciosas. Estas vacunas terapéuticas todavía se valen del sistema inmunológico para atacar la enfermedad pero, como su nombre lo sugiere, están diseñadas más para tratar que para prevenir la enfermedad.

La idea no es tan descabellada como parece. En 1999, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos clasificó las enfermedades crónicas, como la diabetes tipo uno y los melanomas, como candidatos prometedores para las vacunas, designando el desarrollo de estas vacunas como un urgente problema de salud pública.

Las empresas de biotecnología asumieron el reto y, desde entonces, varias vacunas dirigidas a los cánceres, enfermedades cardiovasculares e hipertensión han pasado las fases I y II de los ensayos clínicos.

Dos compañías, Cytos de Suiza, y Protherics del Reino Unido, están probando vacunas para la hipertensión que se encuentran en la fase II. La vacuna ha sido diseñada para estimular que el sistema inmunológico produzca anticuerpos contra la hormona angiotensina, que constriñe los vasos sanguíneos y eleva la presión arterial.

"Si se puede evitar el uso de píldoras, se evitan los problemas de la actual medicación para la hipertensión arterial", indica Andrew Health, director ejecutivo de Protherics.

Según él, la vacuna deberá ser administrada una o dos veces al año y añade que "esto es importante, especialmente para el mundo en desarrollo. Si se requiere tomar una vez al mes, entonces no es práctica".

Una vacuna contra la arteriosclerosis –acumulación de placas de colesterol en las paredes de las arterias que puede provocar un ataque al corazón o un derrame cerebral– se encuentra en la primera fase de pruebas. Desarrollada por una compañía sueca llamada Bioinvent, conjuntamente con la compañía estadounidense Genentech, la vacuna está hecha del anticuerpo humano BI-204 y diseñada para que al ser introducida en el cuerpo reconozca un tipo de colesterol (lipoproteína de baja densidad o LDL por sus siglas en inglés), que forma placas foráneas, y lo ataque. La compañía espera que la vacuna pueda prevenir ataques al corazón en pacientes con enfermedad grave de las arterias coronarias.

Estas vacunas contra las enfermedades cardíacas están todavía en sus etapas tempranas de desarrollo. Pero ya hay por lo menos dos vacunas contra los virus causantes del cáncer, dice Max Parkin, de la Universidad de Oxford: La vacuna contra la hepatitis B, que protege contra el cáncer de hígado, y la vacuna contra el virus del papiloma humano, que protege contra el cáncer cervical.

"La vacuna contra la hepatitis B tiene más de 20 años", recuerda. "Teóricamente, si todos los recién nacidos fueran vacunados contra esta enfermedad, eliminaríamos un gran porcentaje de cáncer de hígado en el mundo", añade.

Las compañías de biotecnología esperan emular estos éxitos de las vacunas contra cánceres que no tienen causas infecciosas. La compañía farmacéutica Merck está ejecutando un ensayo de fase III de una vacuna para células no pequeñas de cáncer de pulmón (el grupo más común de cánceres de pulmón), que finalizará en 2010. Esta vacuna está diseñada para inducir una reacción inmune a una molécula (MUC1) en el exterior de las células cancerosas. Los 1,300 pacientes que participan están distribuidos en todo el mundo, incluidos países en desarrollo como Brasil, China, India y México. Esta amplia gama de reclutamiento refleja el problema mundial que significa el cáncer de pulmón.

La compañía Onyvax del Reino Unido tiene una vacuna para el cáncer de próstata en la fase II de pruebas, con una participación de 80 pacientes. "Nuestro objetivo es mantener a los pacientes sin síntomas y cambiar su condición de algo que amenaza la vida, a una condición de enfermedad crónica", según Anthony Walker, director ejecutivo de Onyvax.

La vacuna en conjunto se compone de células inactivas de cáncer de próstata que cuando son inyectadas en el cuerpo deben desencadenar una respuesta inmune a la enfermedad, con lo que se espera prolongar la expectativa de vida. Walker dice que el producto requiere de muchos años más hasta que finalmente esté listo para salir al mercado, y también espera que ese mercado incluya al mundo en desarrollo.

"No hay diferencia entre una vacuna contra el cáncer y cualquier otra terapia contra esta enfermedad. Si las terapias avanzadas de cáncer están siendo comercializadas en los países en desarrollo, también puede hacerse lo propio con la vacuna", añade.

Costos competitivos

La pregunta, por supuesto, sigue siendo si alguien con una enfermedad crónica en los países en desarrollo podrá acceder a esas terapias. En muchos lugares, especialmente en los países con bajos ingresos, la respuesta es un no rotundo.

"Actualmente, el dinero va para las enfermedades infecciosas. Las enfermedades no infecciosas no cuentan con presupuesto", asevera Bobby John.

"En la India, el ministro de salud está haciendo mucha bulla en torno a la morbi-mortalidad del tabaco, pero no ha traducido eso en políticas. Sabemos que tendremos que enfrentarnos a una de las proporciones más grandes de (pacientes) diabetes del mundo, ¿y tenemos planes para eso?, No, no los tenemos porque aún estamos lidiando con las enfermedades infecciosas", añade.

También afirma que el problema es que las enfermedades crónicas no son tan glamorosas o emotivas como las enfermedades transmisibles. "Incluso ahora cuando se ve a alguien con diabetes o hipertensión, la opinión es que ‘usted escogió su camino’ o ‘vivió su vida de determinada manera’. Esta es, más o menos, la mentalidad de la salud pública cuando se habla de las enfermedades no transmisibles".

La dificultad para introducir la vacuna contra el cáncer cervical en los países en desarrollo pone de relieve algunos de los obstáculos que sobrevendrán. "Todos tratando de establecer la mejor manera de usar esta vacuna. Los costos serán un gran problema pues es extremadamente cara en estos momentos", señala Max Parkin.

Los costos prohibitivos significan que ni la vacuna contra la hepatitis B ni la del papilomavirus son usadas a gran escala en el mundo en desarrollo.

Pero Smeeth asegura que la historia muestra que los costos se pueden vencer. "Tomemos el ejemplo de los antirretrovirales para el VIH. El problema era que los países más pobres no podían pagarlos. Pero tuvieron éxito en presionar a las compañías farmacéuticas para que fabricaran esos medicamentos de tal forma que fuesen accesibles para la gente que los requería".

La capacidad es primero

Aunque la promesa de una ‘bala mágica’ para las enfermedades crónicas es tentadora, John enfatiza que el desarrollo de un sistema nacional de salud debe ir de la mano con cualquier nueva tecnología. Los sistemas de salud similares a los de la India deben adaptarse al manejo de enfermedades de largo plazo y llegar completamente a nuevos grupos de pacientes, opina.

"En los programas de vacunación de la primera infancia podría incorporarse una vacuna precoz de vida. Pero si es algo que tiene que aplicarse más tarde, actualmente no contamos con un esquema nacional de salud que impulse a las personas a hacerlo", puntualiza.

John piensa que la industria farmacéutica de la India podría jugar un papel importante en distribuir tecnología asequible, como las vacunas, al mundo en desarrollo, pero para ello se necesita abordar la innovación y no solamente la producción de medicamentos genéricos.

"Si estamos hablando de costos del cuidado de la salud, la solución está aquí y el mercado está aquí para justificar esas inversiones", indica.

Pero también dice que tanto el mundo desarrollado como los países en desarrollo deben mantener la promesa que las vacunas terapéuticas tienen en perspectiva.

"El VIH es un caso típico en el que la espera de una vacuna ha demostrado ser bastante larga y mientras tanto lo que debió hacerse no se hizo o se dejó de lado porque la promesa era ‘¡está a punto de llegar!’… y ese (riesgo) tiene que ser equilibrado", finaliza.

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