15/07/08

Q&A: Grandes desafíos en enfermedades crónicas

Ochenta por ciento de la gente que muere de enfermedades crónicas, como cáncer, proviene del mundo en desarrollo

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

Abdallah S. Daar cuenta a SciDev.Net sobre la iniciativa Grandes desafíos en enfermedades crónicas no contagiosas.

En noviembre pasado, Abdallah S. Daar, profesor de ciencias de la salud pública de la Universidad de Toronto, y otros expertos mundiales en salud lanzaron una iniciativa que identifica 20 grandes desafíos vinculados con las enfermedades crónicas no contagiosas.

Los desafíos surgieron de un proceso de investigación que llevó dos años y que reunió las opiniones de 155 actores sociales clave alrededor del planeta. Los desafíos están agrupados según seis objetivos principales: aumentar la conciencia pública; mejorar la política económica, legal y ambiental; modificar los factores de riesgo; vincular los negocios con las comunidades; disminuir los impactos sanitarios de la pobreza y la urbanización; y reorientar los sistemas de salud. 

Aquí, Daar le detalla a Priya Shetty por qué establecer estos desafíos es crucial para impulsar la acción sobre las enfermedades crónicas no contagiosas en todo el mundo.

Tanto los Objetivos de Desarrollo de Milenio (ODM) como la iniciativa Grandes Desafíos en Salud Global, financiada por la Fundación de Bill y Melinda Gates, fueron esfuerzos masivos para estimular el progreso en el mejoramiento de la salud del mundo pobre — ¿por qué sintió usted que era necesaria una nueva iniciativa?

El programa Grandes Desafíos en Salud Global apuntó a combatir enfermedades infecciosas. Tenía detrás una energía diferente y proponía un proceso distinto. También contaba con un presupuesto de US$450 millones. El énfasis estaba simplemente sobre las necesidades del mundo en desarrollo, casi exclusivamente sobre las enfermedades infecciosas.

No había nada similar para destacar los grandes desafíos de analizar las enfermedades crónicas no contagiosas como las enfermedades cardíacas y algunos cánceres. En la actualidad, estas patologías matan a más personas alrededor del mundo que las enfermedades infecciosas. Ese es el caso en la mayoría de los países en desarrollo, así como en los desarrollados. El 80 por ciento de todas las personas que mueren por enfermedades crónicas fallece en el mundo en desarrollo.

¿Era un defecto de la iniciativa ODM el hecho de no enfrentar realmente las enfermedades crónicas?

Pienso que sí, aunque siempre existe un peligro cuando se trata de ser demasiado incluyente en cualquier empresa. Usted podría perder la credibilidad. La gente podría decir "es imposible hacer todo". En segundo lugar, la gente comienza a preguntar sobre las prioridades. En 2000, cuando se establecieron los ODM, la [escala del problema] de las enfermedades no contagiosas no fue apreciada, en particular en el mundo en desarrollo. Entonces podría haber sido difícil [para los organizadores] vender la idea.

Pero los desafíos de las enfermedades crónicas también son bastante ambiciosos.

Es verdad, pero eso no significa que cada país necesitará hacer todo de inmediato. Algunos países al principio podrían enfocarse en obtener datos epidemiológicos básicos. Otros podrían fortalecer o actualizar su infraestructura de atención de salud. Todos necesitarán comenzar con la educación de sus estudiantes de medicina y otros profesionales de salud. Así, para algunos de los desafíos identificados, las prioridades podrían variar para diferentes países en distintas etapas de desarrollo y en diferentes circunstancias.

Los principales donantes mundiales parecen tener una visión estrecha que sólo les permite ver el problema de las enfermedades infecciosas, y no el de las no contagiosas. ¿Está de acuerdo?

Sí y no. La Fundación Bill y Melinda Gates, por ejemplo, hasta ahora se ha enfocado sobre las enfermedades infecciosas porque con ellas comenzaron. También es el área donde los resultados pueden ser medidos más rápidamente en términos de reducción de morbilidad y mortalidad. Las enfermedades crónicas son una inversión a más largo plazo.   

Sin embargo, el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., el Instituto Canadiense de Investigación en Salud, el Consejo Indio de Investigación Médica – todos implicados en nuestra Sociedad Mundial de Grandes Desafíos – y otros, han financiando la investigación vinculada con enfermedades no contagiosas como el cáncer y las patologías cardíacas. Y hay también mucho dinero que se destina a la investigación de la diabetes y a las estrategias para mitigar el riesgo de enfermedades crónicas.

Se han destinado más recursos al mundo desarrollado que al mundo en desarrollo, pero entonces algunas cuestiones, a diferencia de lo que sucede con las enfermedades infecciosas, son comunes a ambos. La comida chatarra, el hábito de fumar, la falta de ejercicio, entre otros, generalmente tienen el mismo efecto en cualquier parte del mundo. Lo que puede ser diferente es cómo se interviene. Y el aumento de las intervenciones, y toda la disciplina de investigación práctica, es algo que no hemos tomado muy seriamente hasta ahora – y tenemos que hacerlo pronto.

¿Entonces cómo impulsamos la financiación de las enfermedades crónicas en los países en desarrollo?

Esta iniciativa de grandes desafíos, e informes como los de la OMS, el Banco Mundial y The Lancet, ayudan a aumentar la conciencia. Una vez que nuestro artículo fue publicado en Nature, dos de nuestros coautores (Elizabeth G. Nabel, directora del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de Estados Unidos, y Richard Smith, ex editor del British Medical Journal y ahora director de la Iniciativa Ovaciones a las Enfermedades Crónicas), consiguieron fondos para ocho nuevos centros de excelencia en enfermedades crónicas, siete de los cuales están en países en desarrollo. Esa es la clase de resultados que queremos.

En segundo lugar, la Sociedad Mundial de Grandes Desafíos que creamos alentará a quienes financian la investigación a poner más dinero en el estudio de las enfermedades no contagiosas. También nos ayuda a pensar acerca de la necesidad de aquellos en los países en desarrollo e involucrar a las agencias financiadoras del mundo en desarrollo, como los consejos de investigación médica en India y Sudáfrica. Entre otras cosas, intentamos colaborar entre nosotros para reducir la duplicación de esfuerzos, considerar proyectos conjuntos, abogar por medidas para enfrentar las enfermedades crónicas, reunir datos sobre financiación de la investigación, elaborar un informe anual, y construir desde allí. La Sociedad tiene un secretariado en la Alianza para la Salud de Oxford, un grupo de caridad del Reino Unido que combate el impacto global de las enfermedades crónicas.

Los gobiernos en el mundo en desarrollo necesitan entender la importancia de las enfermedades crónicas no contagiosas — lo que no han hecho hasta ahora. Siempre se han enfrentado a crisis de corto plazo. La semana pasada en la Asamblea General de la OMS en Ginebra, los miembros aceptaron un plan que compromete a la agencia a trabajar seriamente con el mundo en desarrollo para combatir las enfermedades crónicas no contagiosas. La Sociedad espera hacer una reunión en Ginebra en agosto para estudiar cómo construir capacidades para enfrentar estas enfermedades en el mundo en desarrollo.

¿Sucede que los generadores de políticas en el mundo en desarrollo son concientes del problema pero no saben qué hacer, o en realidad no son tan concientes como deberían?

Es una combinación. Es, en parte, tener que reaccionar a crisis agudas. También es que la comunidad de donantes que apoya los sistemas de entrega de asistencia médica no es conciente. La comunidad donante juega un papel clave en la prestación de servicios de salud en estos países, y por ende influye en los órdenes del día.

Sus recomendaciones acerca de cambiar los sistemas de salud sugieren que deberían ser más proactivos — enfocados en la prevención y en la promoción de estilos de vida saludables — en lugar de reactivos.

Definitivamente sí. En cualquier planificación lo deseable no es reaccionar ante las crisis, sino prevenir. La planificación debería tener en cuenta la carga de enfermedad en el país. Una ventaja potencial en el mundo en desarrollo consiste en que muchos países tienen sistemas de atención de salud tan pobres que para ellos podría ser más fácil construir, casi desde el principio, un sistema integrado que tenga en cuenta tanto las enfermedades contagiosas como las no contagiosas. Para los países con sistemas de salud bien establecidos, por otra parte, podría ser más difícil actualizarlo.

Uno de los desafíos es 'involucrar negocios'. ¿Eso significa a la industria farmacéutica?

En parte. Pero la industria de alimentos y bebidas es más importante en este caso. Por ejemplo, dar a los niños bebidas azucaradas y comida poco saludable con demasiada sal y grasas contribuye considerablemente a la obesidad.

En Occidente, las industrias de alimentos y bebidas reciben fuertes críticas que los presionan, por ejemplo, a cambiar la forma en que comercializan sus productos. ¿Ha pasado esto en países en desarrollo? 

No, y esto trae a colación el tema de las agencias reguladoras en esos países, y la capacidad de implementar regulaciones y directrices lo que no es tan simple. Es muy complejo. Pero usted no puede lavarse las manos y no hacer nada porque sencillamente es demasiado complejo. Nuestro artículo, por ejemplo, podría ser muy provechoso para, digamos, un ministro de la salud, que puede mirarlo y preguntar "cuáles son los puntos de entrada para mi país". Una vez identificados pueden, si lo necesitan, recurrir a expertos como los de la OMS y pedir ayuda para poner en práctica las intervenciones. También pueden acercarse a la comunidad de donantes con ideas específicas para poner en marcha.

¿Cuántas vidas podrían ser salvadas si el mundo cumple las recomendaciones de su iniciativa, y los consejos complementarios de la OMS y otros organismos?

Podríamos salvar 36 millones de vidas hacia 2015. Y esto es una estimación bastante conservadora.

Abdallah Daar es Codirector del Programa sobre Ciencias de Vida y Salud Global del Centro McLaughlin-Rotman, Red de Salud de Universidad, Universidad de Toronto, Canadá