18/03/08

Vigilancia, vital contra resistencia a antibióticos

Flickr/feastoffools Crédito de la imagen: Virus de la influenza con hemaglutinina (azul)

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

Para frenar el aumento de la resistencia a los antibióticos se necesitan sistemas internacionales de vigilancia, dice Hajo Grundmann.

Expertos en salud pública han estado advirtiendo por más de una década que se aproxima rápidamente una ‘era post antibióticos’, en momentos en que la propagación de la resistencia a dichos medicamentos implica que las terapias antibióticas efectivas ya no actúan y la situación se deteriora a una velocidad cada vez mayor.

Pese a la escala de esta amenaza, la resistencia todavía no es seriamente considerada por muchos en el sector de la salud. Se necesita vigilancia para monitorear la propagación de la resistencia y, por lo tanto, comprender la magnitud del problema, de manera de proporcionar información crucial para el desarrollo de estrategias de contención.

El motivo principal

El principal motivo tras la emergencia y propagación de los patógenos resistentes a los antibióticos es el rápido aumento en el consumo de estos medicamentos. Esta tendencia refleja la creciente medicalización de las sociedades a nivel mundial, con la identificación de los microbios patógenos como la causa de las enfermedades infecciosas.

Los antibióticos prometen curar. Esto — junto con su facilidad de uso, la necesidad de tratamientos habitualmente cortos y, en muchas partes del mundo, su disponibilidad sin prescripción médica — tiene como resultado una demanda que cada vez se satisface más por el creciente suministro de drogas genéricas producidas en economías de mercado emergentes.

La misma escalada en el consumo ha ocurrido en el sector de la salud animal, creando preocupación sobre la transmisión de resistencia a los antibióticos a través de la cadena alimenticia. Cientos de toneladas de antibióticos que se usan cada año están propagándose desde las poblaciones microbianas mundiales que colonizan e infectan a humanos y animales de granja, lo que resulta en una evolución acelerada y en la expansión de patógenos resistentes a los fármacos.

Contacto personal

Hasta ahora, en los países desarrollados la resistencia se ha encontrado principalmente en patógenos que pueden ser transmitidos sin causar enfermedades. Éstos pueden portarse por largos períodos y pueden causar una infección sólo cuando entran en contacto con partes del cuerpo que normalmente estarían libres de colonización bacteriana, es decir, se introducirían a través de intervenciones médicas o en niños y personas con sistemas inmunes débiles.

Los problemas con los organismos resistentes se encuentran, por lo tanto, principalmente en hospitales y sanatorios donde se trata a pacientes por condiciones agudas o crónicas.

En los países en desarrollo, por otra parte, la resistencia a los antibióticos a menudo ocurre en microorganismos que se transmiten a la comunidad por el contacto persona a persona, a través de alimentos contaminados, agua no potable o por insectos. La resistencia puede significar que las personas infectadas con tales organismos no respondan a las drogas convencionales y — si no hay otras opciones de tratamiento disponibles deben depender de su sistema inmune para que éste venza la enfermedad. 

Desastres impredecibles

Un conjunto adicional de amenazas que facilitan la propagación de patógenos resistentes a los antibióticos surge de desastres impredecibles que provocan estragos en la subsistencia humana y conducen al hacinamiento, migraciones masivas, hambruna y fuentes de agua inseguras. Los conflictos dentro y entre Estados, la degradación ambiental y el cambio climático pueden promover escenarios en los cuales prosperen las enfermedades infecciosas y la resistencia a los antibióticos pase a un primer plano.

Una pandemia de influenza sería igualmente grave. Dadas las dificultades que enfrentan los hospitales para afrontar el problema de la resistencia a los antibióticos, una pandemia de gripe sería probablemente seguida por una epidemia secundaria de superinfecciones bacterianas, particularmente el SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), adquirido durante el tratamiento en hospitales abarrotados que luchan por mantener sus medidas estándar de control de las infecciones. La plausibilidad de tales consecuencias se manifestó claramente tras el tsunami en el Océano Índico en diciembre de 2004, cuando numerosos turistas heridos que fueron repatriados a hospitales europeos habían sido infectados por cepas pan-resistentes de la bacteria Acinetobacter, adquiridas durante su permanencia en hospitales de emergencia.

Tendencias llamativas

La OMS estima que los efectos de las enfermedades transmisibles en la salud global descenderán sostenidamente en los próximos 25 años. Pero esas proyecciones se basan principalmente en estimaciones de desarrollo económico, social y demográfico y en su asociación histórica con tasas de mortalidad. Estas predicciones son extrapolaciones de mejoras realizadas en los últimos 50 años, principalmente a través de intervenciones farmacológicas. Pero los pronósticos no toman en cuenta una de las tendencias más llamativas de los últimos años: el retroceso en la efectividad de los antibióticos.

Las estimaciones de salud global son uno de los instrumentos más importantes para quienes toman decisiones sobre temas de salud nacional y mundial. Pero las predicciones actuales subestiman el rol potencial de la resistencia a los antibióticos en el surgimiento y resurgimiento de enfermedades infecciosas en las próximas décadas.

El hecho de que se subestime se debe usualmente a la falta de información, lo que hace difícil generalizar el impacto de la resistencia a los antibióticos luego de un tratamiento, en la salud mundial y en los costos económicos.

Por lo tanto, se justificaría y sería oportuno impulsar la implementación de sistemas internacionales de vigilancia en la resistencia a los antibióticos. Esto podría conseguirse conectando iniciativas nacionales e internacionales ya existentes y haciendo acuerdos para la recolección e intercambio de información.  

La Organización Panamericana de la Salud, que apoya de manera exitosa la vigilancia nacional en todos los países de América Latina proporcionando estándares de control de calidad y diagnóstico, ha demostrado que esto se puede lograr en países de ingreso bajo y medio.

Un intercambio internacional de datos de vigilancia como el actualmente financiado por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades podría ser la meta final — e incluso una formidable tarea — para la OMS:

Hajo Grundmann

Hajo Grundmann es líder del proyecto Sistema Europeo de Vigilancia de Resistencia Antimicrobiana (EARSS por sus siglas en inglés) del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM) de Holanda.