11/11/10

Tecnología pequeña, promesa grande para la salud

Aun se desconoce la toxicidad potencial de los nanomateriales para los humanos y el ambiente Crédito de la imagen: OMS/TDR/CRUMP

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La nanotecnología para la salud no debe sufrir el mismo destino que los OGM: los peligros potenciales para la salud y el ambiente deben monitorearse y regularse desde el comienzo.

Si un campo nuevo y potencialmente peligroso de innovación tecnológica comienza a florecer en el entorno social, dos factores son esenciales, incluso si los peligros son relativamente especulativos.

El primero es una clara demostración de su valor para el bienestar individual, creando una demanda de lo que promete.

El segundo es la evidencia de que los peligros potenciales pueden ser adecuadamente monitoreados, y las regulaciones establecidas para minimizar las posibilidades de que ocurrirán efectos adversos.

En el caso de los cultivos genéticamente modificados (GM), particularmente los de Europa, se ha logrado el segundo factor. Sin embargo, los beneficios han estado lejos de ser claros para los consumidores, y los principales beneficiarios han sido corporaciones multinacionales auspiciadas por los Estados Unidos y las empresas de semillas, dando lugar a una acalorada oposición.

Por algún tiempo, la nanotecnología —el campo de los procesos y productos que operan a un nivel nano o ultra pequeño— parecía enfrentarse a un destino similar. Las incertidumbres sobre los efectos potencialmente tóxicos de los nanomateriales, tanto para el cuerpo humano como para el ambiente natural, han sido un terreno fértil para historias terroríficas muy creativas.

A diferencia de los OGM, sin embargo, los beneficios potenciales para los individuos han sido relativamente fáciles de describir. En ninguna parte esto es más cierto que con las aplicaciones de la nanotecnología en la medicina moderna, que van desde técnicas de diagnóstico más fiables hasta sistemas mejorados de distribución de medicamentos.

Aprovechando la nanotecnología

Esta semana publicamos una serie de artículos que muestran cómo los productos y procesos basados en las aplicaciones nanotecnológicas pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes viven en los países en desarrollo a través de una gama de innovaciones en el cuidado de la salud.

También tomamos en cuenta lo que estos países requieren para asegurarse de que están en condiciones de aprovechar los beneficios que la nanotecnología ofrece en el campo de la salud, así como para evitar efectos indeseables.

Un artículo de perspectiva general escrito por Priya Shetty, quien nos ayudó a seleccionar los temas que necesitábamos abordar, proporciona una sinopsis de las principales contribuciones que la nanotecnología puede hacer en este campo.

Ello incluye desde nuevas formas de diagnóstico —por ejemplo, usando sondas que pueden investigar el mal funcionamiento biológico hasta el nivel molecular— a técnicas para entrega de los medicamentos apuntando exactamente en el lugar que se requieren dentro del cuerpo humano, aumentando su efectividad y reduciendo significativamente el desperdicio de las sobredosis.

En una crónica sobre el mismo tema, Munyaradzi Makoni, periodista independiente de Sudáfrica, describe el liderazgo que su país está desempeñando al desarrollar tales procedimientos de manera que sean directamente relevantes con las necesidades de los países en desarrollo.

De manera especial, los investigadores sudafricanos han venido trabajando en nuevas formas de diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis (TB), que sigue siendo una causa importante de muerte en el continente africano.

Por ejemplo, esperan que una nueva generación de fármacos de liberación lenta contra la TB superará las dificultades actuales para asegurar el cumplimiento efectivo por parte de los pacientes que requieren seguir un estricto régimen diario de ingesta de medicamentos. Un trabajo similar en el diagnóstico de la TB se viene haciendo también en la India.

Nanosalud y países en desarrollo

Una serie de artículos de opinión de expertos en nanotecnología hace énfasis en algunas cuestiones más generales que deben abordarse si se quiere aprovechar todo el potencial de esta nueva tecnología para mejorar la salud humana.

Donald Maclurcan, del Instituto de Tecnología a Nanoescala de la Universidad de Tecnología de Sydney, sugiere que si la nanotecnología contribuye con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente aquellos relacionados con la salud, entonces no se debe ignorar el papel de los países en desarrollo en la innovación de la nanosalud.

Mohamed Abdel-Mottaleb, director del centro de nanotecnología de la Universidad del Nilo en El Cairo, Egipto, sostiene que la nanotecnología ofrece un significativo potencial para hacer frente a problemas sistémicos relacionados con la salud en los países en desarrollo, y necesita ser integrada de manera eficaz en sus planes de salud.

Guillermo Foladori, profesor de estudios del desarrollo en la Universidad Autónoma de Zacatecas, México, propone un enfoque más amplio, mostrando que la nanotecnología para la salud no debe enfocarse solamente en el tratamiento de las enfermedades, sino también en mejorar las condiciones de vida.

Por su parte, Rajender Varma, experto en tecnologías sostenibles en la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos —pero escribiendo a título personal— dice que algunos de los peligros potenciales asociados con las formas convencionales de elaborar productos de nanotecnología podrían evitarse adoptando un enfoque ambiental más amigable. Describe cómo se viene desarrollando este enfoque en la India.

Por último, Manoj Varma, del Centro para la Nanociencia e Ingeniería del Instituto Indio de Ciencias, Bangalore, sostiene que en un país en desarrollo como la India, todavía es demasiado pronto para que la industria se apresure a la comercialización de ‘aplicaciones asesinas’ basadas en la nanotecnología.

Finalmente, estos artículos se complementan con un grupo de enlaces a documentos clave y material de contexto sobre las contribuciones potenciales de la nanotecnología a la salud, con información y enlaces a organizaciones preocupadas por este tema, y con una lista de definiciones que ayudan a quienes no son expertos a encontrar su camino alrededor de este desafiante nuevo campo. 

La vigilancia es importante

Por supuesto, como lo expresan varios de estos artículos, el entusiasmo sobre la promesa que la nanotecnología ofrece al mejoramiento de la salud no debe cegar ni a los diseñadores de políticas ni al público en general, sobre los peligros potenciales que podrían, al menos en teoría, estar asociados con los nuevos productos y procesos involucrados.

Como cualquier nueva tecnología, algunos de los peligros pueden tenerse fácilmente en cuenta (como las interacciones con el material biológico a nivel celular). Otros, podrían ser inesperados, dejando espacio para escenarios de horror —como la destrucción desenfrenada de moléculas por el plástico— lo que ha llevado a pedidos de moratoria de la nanotecnología en general.

Los países en desarrollo, al igual que los desarrollados, deben estar alerta. Esto significa que necesitan construir marcos regulatorios y equipos de personas capacitadas para garantizar su cumplimiento. Estos deben ser adecuados para asegurar que la tecnología se desarrolle de forma segura, y para reducir al mínimo (aunque nunca pueda ser completamente eliminado) el riesgo para los humanos o el daño al ambiente.

Pero no hay razón para creer que, dado el suficiente compromiso político (que incluya los recursos financieros requeridos), esto no se pueda lograr. O que, si es apropiadamente monitoreada, la nanotecnología no pueda producir una revolución en el cuidado de la salud que contribuirá a mejorar sustancialmente la vida de las personas en el mundo en desarrollo.

David Dickson
Director, SciDev.Net

Este artículo forma parte de un especial sobre Nanotecnología para la salud.