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[SAN JOSE] Científicos provenientes de más de 30 países pidieron a los gobiernos de sus países una mayor inversión para el sector de la biotecnología en Latinoamérica y el Caribe, así como la creación de un marco regulador que garantice la bioseguridad y la propiedad intelectual.


La solicitud fue hecha al amparo del V Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Biotecnología Agrícola 2004 (REDBIO 2004) organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).


Al término de la reunión, finalizada el pasado viernes 25 de junio en la localidad de Boca Chica, en Santo Domingo, República Dominicana, los científicos firmaron un documento en el cual reclaman que la región pueda tener acceso y se le permita desarrollar las aplicaciones biotecnológicas ya disponibles en el mundo, en un esfuerzo por orientarlas hacia el mejoramiento sostenible de los niveles de vida de las comunidades más necesitadas de Latinoamérica.


Según manifestaron los firmantes, en Latinoamérica y el Caribe se necesita invertir en la generación de recursos humanos calificados en biotecnología, la cual es “absolutamente compatible con la agricultura orgánica y con cualquier otro tipo de tecnología que promueva la inocuidad de los alimentos y el desarrollo sostenible”.


“La biotecnología, así como las ciencias de la vida, son cosas de laboratorios, y sabemos que algunos países van más rápidamente y más fácilmente en la parte comercial que otros, por razones históricas, culturales, el entorno económico, etcétera”, subrayó el científico marroquí Albert Sasson, exsubdirector general de la UNESCO, en referencia a la necesidad de que los países menos privilegiados puedan también desarrollarse en este campo. “La biotecnología ambiental o blanca es un mercado de gran porvenir, con una aceptación social altamente positiva”, agregó.


Por su parte, el científico del Centro Internacional de la Papa de Perú, Wílliam Roca, consideró que la biotecnología se constituye en la actualidad como un instrumento de desarrollo socioeconómico, vital para garantizar oportunidades de competitividad en América Latina.


“Los topes genéticos de los cultivos y animales se elevan, los niveles de tolerancia a estrés biótico y abiótico también se mejoran, lo cual se traduce en mejores posibilidades de competir; y de hacerlos sostenibles”, indicó Roca.


Los científicos propusieron establecer un marco regulador que garantice la bioseguridad, la inocuidad de alimentos y las leyes de propiedad intelectual. Sasson explicó que la transferencia de tecnología es un hecho importante, que no se limita a la transferencia de la tecnología misma, sino también a problemas transversales como las regulaciones, plataformas comunes, leyes de propiedad intelectual, la formación de recursos humanos y la organización del debate nacional.


Dijo que el mejor ejemplo es la Unión Europea, región donde se retarda el lanzamiento de cultivos transgénicos y sus derivados, y se tratan temas como la trazabilidad y el etiquetado.

Santo Domingo convocó a más de 700 científicos y expertos de 30 países, desde el 21 hasta el 25 de junio.

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