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El periodismo científico profesional involucra encontrar una historia atractiva, estructurar el artículo, darle vida y luego aceptar la revisiones del editor, dice Jan Lublinski.

El periodismo científico exitoso requiere más que sólo escribir sobre un tema interesante. Tiene tanto de saber vender una historia a los editores como de realmente escribirla. Es necesario planificar cómo se procederá tan pronto como sea posible, y estar dispuesto a revisar este plan cuando sea necesario.

Elección y propuesta del artículo

Antes de comprometerse con un tema, es necesario preguntarse cómo hacer una buena propuesta de la historia que se quiere contar y de qué forma ésta se acomoda al medio al cual se apunta. Distintos medios de información estarán interesados en distintos tópicos o aspectos de un debate. Para cerciorarse de que la historia les interesará, hay que fijarse en lo que ya han publicado. ¿Cómo presentan las historias?, ¿qué ángulo abordan? Esto ayudará a focalizarse y limitará la carga de trabajo.

Hay que asegurarse de saber quiénes son los lectores y tener claro por qué les interesaría la historia en cuestión. ¿Leen habitualmente sobre ciencia? Conocer a la audiencia ayuda a decidir qué explorar en profundidad y qué aspectos son menos importantes.

Se debe pensar sobre cuánto extenderse en la ciencia y los métodos empleados. A menudo lo importante son las implicancias, aunque a veces la ciencia misma es extremadamente relevante. Por ejemplo, en una historia sobre potenciales vacunas contra el SIDA se podría explicar por qué es difícil probarlas y discutir respecto de cuándo podrían estar masivamente disponibles. Por otra parte, un nuevo proyecto regional de paneles solares no requiere que se den detalles sobre los materiales empleados. Más que eso, el enfoque debiera estar en lo que significa esta tecnología para la economía local y la vida cotidiana de las personas.

Todas las historias requieren tener un ‘ángulo’ o perspectiva. Siempre hay muchas formas de narrar una historia. Por ejemplo, se podría destacar una tendencia o una controversia científica, o poner una investigación en contexto. Resumir la historia en una sola línea suele ayudar a clarificar la perspectiva que tendrá y facilita decidir qué ángulo tomar.

También debiera considerarse el tipo de artículo que se va a escribir. Si solamente se necesita presentar una noticia o ponerla en contexto, un artículo noticioso breve es el mejor formato. Si hay que narrar una historia más larga, que requiere más información y datos que la respalden, un reportaje en profundidad podría ser mejor. O si se tiene una opinión subjetiva, se puede presentar como un comentario. Buscar y leer un artículo publicado en el formato elegido ayudará a consolidar las ideas y a elaborar una estructura que se ajuste al estilo del medio de comunicación.

Si el artículo se imprimirá o si se publicará en línea también afecta la forma en que se escriba. La regla de oro es que para un texto en línea se necesita sólo la mitad de las palabras, pero más estructura.

Finalmente, es importante averiguar quién es el editor. Éste podría mostrar más entusiasmo si se sabe cuáles son sus intereses y qué ha publicado antes.

Una vez que se tiene clara la historia, hay que ‘vendérsela’ al editor. Explicarle por teléfono por qué es relevante y de actualidad, y cómo se planea abordarla, puede ser más efectivo que hacerlo por correo electrónico. Es aconsejable ofrecer un breve esquema, estar abierto a sugerencias y ponerse de acuerdo en cómo se va a proceder. Se debe permanecer en contacto, en caso de que el relato o el ángulo de la historia cambien.

El plan de investigación

Si se está escribiendo un artículo noticioso extenso o un reportaje en profundidad, hay que asegurarse de hacer una investigación y de tomarse el tiempo de estructurar y planear el artículo. Es recomendable anotar con quiénes se necesita hablar y reunirse con ellos o telefonearlos. Se debe tratar de abarcar todas las partes de la historia hablando con expertos de distintas instituciones o grupos de investigación.

Frecuentemente hablar sólo con científicos no da una visión completa. Por ejemplo, si se está escribiendo sobre el portátil de 100 dólares (una iniciativa para desarrollar computadoras baratas y versátiles para niños pobres), se puede hablar con expertos en computación, abogados, maestros y personas de organismos no gubernamentales.

La estructura del artículo

Una vez que se reúna el material en bruto, se debe hacer un listado con los datos esenciales en un orden coherente. Este boceto de la estructura ayudará a crear un primer borrador, incluso si más tarde la estructura cambia.

El inicio del artículo debe seducir al lector. Usualmente es mejor entrar directo al punto, diciendo rápidamente a los lectores qué es lo noticioso. Pero, en la etapa inicial del proceso, se debe pensar cómo podría terminar el artículo, especialmente si se está escribiendo un artículo de noticias largo o un reportaje en profundidad. Se puede optar por hacer una síntesis en una línea o señalar futuros desarrollos. Hay que tratar de sorprender o entretener a los lectores antes que dejarlos ir.

Redacción efectiva

Una historia bien escrita no es sólo una lista de datos. Debe seguir un hilo conductor claro, haciendo obvio para el lector por qué un párrafo sigue al otro. Un buen artículo de ciencia relaciona hechos y cifras aparentemente abstractos con la vida diaria e imaginación del lector. Se puede dar vida a la historia describiendo y citando personas.

Si se emplea una situación de la vida real para ilustrar un artículo hay que asegurarse de continuarla a lo largo de todo el artículo. Deberá llevar directamente a lo que se quiere informar, ayudando a mantener el interés del lector.

Las metáforas o analogías bien elegidas también pueden ayudar. Pero hay que asegurarse de usar aquellas que se relacionen con la audiencia. Por ejemplo, comparar la aceleración de un astronauta con la fuerza del campo gravitacional de la Tierra puede simplemente confundir al lector. Y llamar al código genético humano ‘el libro de la vida’ puede tener sentido sólo para quienes ya comprenden este tema.

El uso de números es especialmente complejo. Por lo general, es mejor simplificarlos. Por ejemplo, 51,3 por ciento es ‘cerca de la mitad’. En la mayoría de los casos es posible juzgar cuándo un número debe ser citado con completa precisión y cuándo puede aproximarse.

Hay que ser escéptico frente a las estadísticas, asegurándose de que se entiende lo que realmente significan y cuán certeras son (ver ‘El arte de descubrir fraudes en la ciencia’).

Revisión

¡No se debe mandar el texto al editor inmediatamente! Si es posible, hay que esperar uno o dos días. Usualmente se puede mejorar considerablemente el estilo y el contenido si el trabajo se relee más tarde y se corroboran los datos, especialmente la ortografía de nombres y términos científicos.

Hay que estar dispuesto a revisar el artículo una vez que el editor lo haya visto. Los editores tienen su propia interpretación de una historia y algunos pueden querer hacer cambios en el artículo, para lo cual podrían requerir trabajo adicional.

Publicar un artículo científico es un proceso dinámico y creativo. Sin importar cuánto tiempo se haya estado en el negocio, el proceso editorial sigue siendo un desafío. Pero mientras más experiencia se tiene, se refina el instinto para anticipar las preguntas del editor. Hay que tener en mente que esto ayuda a resolver posibles interrogantes de los lectores antes de publicar. No hay que desalentarse: las revisiones son una práctica editorial corriente.