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[BUENOS AIRES] Una evaluación del programa Fontar (Fondo Tecnológico Argentino), que financia proyectos de alto contenido tecnológico, mostró que las empresas beneficiarias de esos créditos aumentaron su productividad, facturación y generaron empleos durante la peor crisis económica de la historia argentina.


Mientras que entre 1997 y 2001 el sector industrial argentino redujo su facturación en un 25% promedio, un grupo de más de 100 pequeñas y medianas empresas (Pymes) que habían recibido créditos Fontar incrementó sus ingresos en un 18% respecto del resto del sector, generó más de 800 nuevos puestos de trabajo — principalmente calificados —, accedió a nuevos mercados internacionales o logró sustituir importaciones, y aumentó sus aportes al Estado.


El programa, que fue financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y el Banco Interamericano de Desarrollo, desembolsó 57,8 millones de dólares en créditos reembolsables y no reembolsables — estos últimos, destinados a los proyectos de mayor riesgo tecnológico y por el 50% del valor total del desarrollo —, con el propósito de promover la investigación y desarrollo (I+D) en el sector empresario.


Si bien el presupuesto del programa resulta modesto respecto del total invertido en I+D en el país (1.200 millones de dólares anuales), el impacto es significativo dado que concentró aproximadamente al 6% de las Pymes que ya realizaban tareas de innovación y que estaban en condiciones de incrementar las capacidades del sistema, según explicó Alberto Terneus, uno de los evaluadores del programa.


El dato suma importancia si, además, se considera que Argentina — al igual que la mayoría de los países latinoamericanos — invierte en I+D menos del 0,5% de su PBI y que la participación privada en el total del financiamiento es inferior al 20%, mientras que las compañías de países como Corea del Sur o Japón aportan cerca del 80% del financiamiento de la I+D.


Terneus además hizo hincapié en que Argentina forma parte del grupo de países con competitividad fuertemente negativa en las industrias de contenido tecnológico alto y medio-alto, lo que se refleja en su balanza comercial. En esa línea, destacó que los programas del Fontar tienen un fuerte efecto proactivo para el fomento del desarrollo tecnológico industrial.


Del informe se desprendió también que en el largo plazo, el costo económico de estas políticas para el Estado tiende a cero: “si se mide la facturación extra de las empresas con créditos Fontar respecto del resto del sector, lo recaudado en concepto del impuesto al valor agregado supera el dinero entregado por el programa”, comentó Terneus.