23/08/13

Medios deben apoyar la ‘programación para salvar vidas’

Lifeline 2013 BBC Media Action
Crédito de la imagen: Lifeline – BBC Media Action

De un vistazo

  • BBC, pionera en programación para salvar vidas que ayuda a la gente durante desastres
  • Periodistas y organismos de socorro pueden ser reacios a que los medios sean vehículo de cooperación
  • Pero la información debe actuar en paralelo a la ayuda tradicional de respuesta humanitaria

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Los medios ¿deben intervenir en respuesta humanitaria? Kaz Janowski explica cierto tipo de ‘programación’ que puede salvar vidas.
 
Todos estamos acostumbrados a ver en los medios informes sobre desastres humanitarios, pero las emisiones de radio y televisión por lo general no son parte de los esfuerzos de socorro, con la notable excepción de la ‘programación lifeline’, desarrollada específicamente por la BBC en años recientes para ayudar a salvar vidas durante una crisis.
 
Me preguntaba cómo podía funcionar si se asume que los medios de comunicación son reacios a ir más allá de sus competencias tradicionales y darle al mundo ‘algo a cambio’ de lo que ellos informan, mientras que a los organismos de ayuda les puede preocupar la invasión de su ‘territorio’.
 
Así, en el Día Mundial Humanitario (19 de agosto), con gran interés acepté una invitación para asistir a un curso de capacitación radial de la programación para salvar vidas impartido por Media Action de la BBC, organismo sin fines de lucro que lleva a cabo trabajo humanitario y de desarrollo utilizando los medios.
 
Aquí es a la radio —‘tecnología antigua’ con frecuencia eclipsada por la televisión, la Internet y los teléfonos celulares—  a la que se le da un nuevo uso, y uno para el cual siempre ha sido muy adecuada.
 
Cómo trabaja la programación para salvar vidas
 
Desde el genocidio de Ruanda en 1994, el Servicio Mundial de la BBC ha respondido a las crisis humanitarias saliéndose de su negocio principal de noticias y programas de actualidad para entregar una programación dirigida a salvar vidas.
 
La intención de tales programas es ayudar a la gente directamente afectada por un desastre, “proporcionándole información vital con acciones concretas y prácticas de cómo ayudarse a sí mismos y dándoles una voz para expresar sus necesidades y problemas”, tal como lo señala la BBC.
 
Una programación salva vidas cuando los medios brindan información clave y no solo información sobre los sucesos. Cómo lograrlo es lo que yo y una sala llena del personal del Servicio Mundial estábamos a punto de averiguar.
 
Con anticipación, Jackie Dalton, productora senior y capacitadora de programación humanitaria de Media Action de la BBC, me había dicho que “la mayor participación de los medios alrededor de un desastre tiende a ser sobre quienes son afectados: (los medios) se enfocan en los aspectos negativos de un desastre, describen lo terrorífico que este es, dan el número de muertos y a menudo se centran en los escasos esfuerzos de los gobiernos y los organismos de socorro”.
 
La programación para salvar vidas es para la población afectada: no reemplaza a la cobertura de noticias de desastres sino trabaja a su lado. “Se le puede decir a la gente cómo obtener agua segura para beber, cuándo está llegando la ayuda, y cómo reconocer a los diferentes proveedores de ayuda”, explica Dalton.
 


Jackie Dalton – Recuerdos del terremoto de Haití, 2012 (en inglés)
 

Contrarrestar objeciones

Si bien esto tiene sentido para los periodistas y presentadores, al inicio con frecuencia se resisten a tomar parte en esta clase de programación, no queriendo ser ‘parte de la historia’ como comunicadores de la ayuda.
 
Dalton ha capacitado a periodistas en el Reino Unido y en países propensos a catástrofes, y en ambos casos la reacción inicial tiende a ser la misma. “Los periodistas suelen ser un grupo testarudo”, refiere. “Están acostumbrados a hacer las cosas de una cierta manera”.
 
Durante la capacitación, los periodistas veteranos pueden permanecer impasibles. “Al principio siempre hay bastantes periodistas sentados allí con los brazos cruzados y pensando: ‘este no es nuestro papel; ¿por qué deberíamos hacer esto?’”, me comenta. Pero al finalizar la capacitación, incluso los más reacios están a favor, después de todo —añade— “¿qué periodista o presentador no quiere servir a su audiencia?”.
 
Los periodistas y presentadores, por supuesto, están en una posición única para brindarle información a la gente. Saben cómo comunicar y tienden a hacerlo mejor que los organismos de cooperación. Tienen las plataformas y las audiencias. En otras palabras, “están en una posición de poder”, subraya Dalton.
 
Pero si ganar a los periodistas es difícil, convencer a los organismos de ayuda lo puede ser aún más. En tiempos de catástrofes, estos organismos tienden a ser suspicaces con los medios, porque les hacen preguntas incómodas y por lo general están buscando fallas en el reparto de la ayuda. Por lo tanto ¿de qué manera lemas como ‘la información es ayuda’ y ‘la comunicación es ayuda’ encaja con este sector?
 
Otra forma de ayuda
 
Tradicionalmente, la ayuda se considera asociada a la provisión de alimentos, agua, refugio y atención médica. Los capacitadores de la programación para salvar vidas argumentan que hay otra forma de ayuda, que consiste en información y comunicación.
 
Al terminar el curso yo estaba convencido de que este era el caso, por la sencilla razón de que la información para salvar vidas puede llegar rápidamente a la gente, muy por delante de la ayuda tradicional, especialmente en áreas alejadas o que se han quedado aisladas.
 
Sea que se trate de información para advertir que las aguas de una inundación pueden esconder peligros como cables de energía rotos, o que entrar a un edificio después de un terremoto no es prudente por el riesgo de las réplicas, definitivamente es posible salvar vidas.
 
Cuando mi capacitación llegó a su fin, me preguntaba si los periodistas científicos podrían hacer una contribución a la programación para salvar vidas. Existen fuertes motivos para que los medios de ciencia comuniquen acerca de las innovaciones como energía solar, dispositivos para esterilizar el agua y lámparas de gravedad, pero mensajes prácticos sobre qué hacer serían invalorables también. 
 
Con esto en mente, recordé a un colega de mis días en la BBC, el difunto Laurent Ndayihurume, productor senior de la BBC en el Servicio Mundial de Burundi, quien una vez me contó que su nombre significaba algo como ‘recolector de rocío’.
 
Dicho significado se refería al papel ancestral de su familia en la corte real, de ser los primeros en regresar en la mañana, impregnados de rocío, para informar sobre los eventos que habían tenido lugar recientemente en el reino. Me pareció una rica metáfora poética para lo que hacen los periodistas.
 
Ahora imagino un nombre similar —que signifique algo como devolver brillantes regalos de información a las comunidades en peligro— especialmente si el ‘rocío’ recogido originalmente se mancha con la sangre y la suciedad asociada con los desastres, sean naturales o provocados por el ser humano.
 
 

Jackie Dalton – Imanes y mezquitas en Bangladesh. A veces la tecnología antigua funciona mejor (en inglés)

Kaz Janowski,
Editor SciDev.Net

La versión original de este artículo se publicó en la edición Global de SciDev.Net

 
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