23/12/09

Urgen medidas para enfrentar desnutrición

El desafío de mejorar la nutrición en el mundo en desarrollo pasa también por reducir la pobreza global Crédito de la imagen: Flickr/kerim

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La ciencia puede ayudar a diseñar estrategias para enfrentar la desnutrición. El reto es convertir ese conocimiento en acción.

Mejorar la nutrición en el mundo en desarrollo nunca ha sido tan importante como ahora. Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), más de mil millones de personas —la sexta parte de la población mundial— tienen una dieta tan pobre que podrían estar severamente bajos de peso, tener problemas de crecimiento o carecer de las vitaminas y minerales necesarias para una buena salud (todos son aspectos de una malnutrición severa o de desnutrición).

Y a medida que la población crece y el clima local cambia, es muy probable que este número aumente.

En consecuencia, el cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio, de reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre para 2015, parece cada vez más improbable.

Los problemas nutricionales no se limitan a los países más pobres del mundo. Rápidamente los países en desarrollo se enfrentan cada vez más a la doble carga de la desnutrición y la ‘sobrenutrición’, a medida que la gente adopta dietas menos nutritivas (pero ricas en calorías) y un estilo de vida menos activo.

Los científicos a menudo han demostrado que la desnutrición —sea carencia de proteínas, deficiencia de micronutrientes o una ingesta excesiva de grasa— incrementa el riesgo de enfermedad y muerte. Ahora, cada vez es mayor la evidencia de que una nutrición pobre en las primeras etapas de vida también puede causar daño irreversible al desarrollo cerebral y afectar adversamente la productividad de los individuos más adelante, todo lo cual se traduce en pérdidas significativas de ingresos.

Pero las noticias no son del todo malas. La desnutrición en todas sus formas es totalmente prevenible. El mayor conocimiento sobre la interacción entre la desnutrición y las enfermedades ofrece una rica información acerca del cómo y cuándo, para abordar el problema de forma más eficaz. El reto consiste en llevar este conocimiento a la práctica.

Énfasis en los alimentos

Esta semana, mediante una serie de artículos de opinión y crónicas, SciDev.Net resalta la importancia de impulsar la nutrición en el mundo en desarrollo. Con ellos se exploran algunas fuerzas que actúan detrás de la desnutrición, desde la reciente crisis económica que ha privado a millones de personas de acceder a alimentos nutritivos y las enfermedades infecciosas que impiden que el cuerpo absorba nutrientes esenciales, hasta la manera en la que el cambio climático está alterando el valor nutricional de nuestros cultivos básicos.

Un artículo de fondo estima el tamaño de la desnutrición, explicando sus impactos sobre la salud de niños y adultos y pone de manifiesto algunas de las opciones disponibles para los diseñadores de políticas (Ver El reto de mejorar la nutrición: hechos y cifras).

En un artículo de opinión que lo acompaña, los investigadores de la Universidad de Harvard, Andrew Thorne-Lyman y Wafaie Fawzi, afirman que debemos concentrarnos en implementar de manera significativa las intervenciones probadas científicamente, como garantizar el acceso a micronutrientes, entre ellos la vitamina A o el zinc, pues cumplen un papel fundamental en la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas (Ver Nutrición, clave para reducir tasas de infección).

Suresh Babu, del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Públicas de Washington, reitera la necesidad de intervenciones como los suplementos alimenticios, subrayando que deben combinarse con políticas de protección social, tales como los programas de trabajo por alimentos, para salvaguardar la nutrición de las poblaciones vulnerables en tiempos de crisis económica (Ver Seguridad nutricional en la balanza).

Por su parte, Jørgen Schlundt, director del Departamento de Seguridad Alimentaria, Zoonosis y Enfermedades Transmitidas por Alimentos de la OMS, sugiere que la nutrición podría mejorarse significativamente si se aborda el problema de la seguridad alimentaria en el mundo en desarrollo (Ver Alimentos sanos, cruciales para la seguridad nutricional).

Otros recurren al uso de los nuevos descubrimientos científicos y tecnologías para informar sobre las intervenciones nutricionales. Por ejemplo, Jim Kaput, de la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos, explica cómo el campo emergente de la nutrigenómica, que estudia la interacción entre genes y nutrientes, podría ayudar potencialmente a diseñar políticas nutricionales para poblaciones específicas, haciéndolas más efectivas. Pero también advierte que es poco probable que esta reciente disciplina entregue soluciones prácticas en el corto plazo (Ver Usar la genética para enfrentar la desnutrición).

Sin embargo, requerimos urgentemente encontrar soluciones a la desnutrición. Lewis Ziska, fitopatólogo del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, explica la preocupante doble implicancia del cambio climático. Las sequías e inundaciones más frecuentes reducirán la seguridad alimentaria, mientras que el dióxido de carbono atmosférico hará que muchos cultivos básicos sean menos nutritivos.

Ziska señala que la ‘biofortificación’ de cultivos, es decir el aumento de su valor nutricional mediante la modificación genética, podría ser la única forma viable de solución a largo plazo para enfrentar esos problemas (Ver Cambio climático causa ‘hambre oculta’).

De hecho, los defensores de los OGM han prometido una revolución agrícola, que posibilitaría incluso una comida completa en un plato de yuca. Pero, tal como lo informa Carol Campbell, eso aún no se ha materializado y, según los analistas, el panorama es mucho más complicado que encender unos cuantos enchufes genéticos (Ver ¿Podrán los transgénicos ser la salvación?).

Acuerdos para la práctica

Estos artículos de opinión muestran que los investigadores varían en sus recomendaciones específicas para actuar contra la desnutrición. Sin embargo, todos están de acuerdo en que es necesaria una acción urgente. Con más de mil millones de vidas puestas en la balanza, tanto los donantes internacionales, como los gobiernos nacionales del mundo en desarrollo deben actuar de inmediato. Deben esforzarse por implementar medidas probadas que aseguren la seguridad nutricional para sus pobladores lo más pronto posible.

Pero tendrán que aceptar que los efectos de la desnutrición no serán eliminados de la noche a la mañana. Una razón es que su impacto puede ser de larga duración. Algunos estudios, por ejemplo, indican que la desnutrición antes de los dos años de edad puede causar efectos adversos sobre la salud y el desarrollo, en algunos casos extendiéndose por más de tres generaciones.

Otra razón, sin embargo, es que no hay soluciones rápidas. No obstante, las intervenciones nutricionales eficaces, como la ayuda alimentaria o gotas de vitaminas, no abordan las fuerzas que actúan detrás de la desnutrición, que con frecuencia ocultan la pobreza, la falta de educación y el cuidado de la salud, la higiene y la sanidad.

En última instancia, el reto de mejorar la nutrición en el mundo en desarrollo es también el de reducir la pobreza global.

Sian Lewis,
Editor comisionado, SciDev.Net